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El efecto Mirotic

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Por Antonio Rodriguez

Foto: ACB.com

El Real Madrid gana en Siena (68-78) en uno de los choques en el que, tras su final, más satisfecho deja a jugadores y aficionados. Una remontada así, con 20 puntos de diferencia entre ambos equipos en el último cuarto, hace creer a cualquiera en sus posibilidades.

Quizás pueda ser este un punto de inflexión, y su próxima trayectoria futura sea más constante y exitosa que lo visto hasta ahora, donde un batacazo era la continuación a una victoria. Quizás sea el partido en el que nos acordaremos que Nikola Mirotic fue el héroe y el inicio del camino a su estrellato. Pero al menos, lo que he visto por primera vez esta campaña, es un equipo sin miedos, apartando las sombras de tristeza que le han ido acompañando desde Septiembre.

Aún así, pensar que ha sido el partido perfecto, sería engañarse. El que Mirotic tenga una actuación inmaculada en tiro en momentos de mucha presión o el hecho de ver a Clay Tucker en un día inspirado, no maquilla el que este equipo siga inconstante, con momentos de sonrojo, como los primeros 20 minutos de ayer, donde volvió a florecer el equipo sin garra y tristón.

A este Real Madrid hay que evaluarlo con templanza, hacer una radiografía de sus defectos, que son muchos, e intentar optimizar en lo máximo posible, las virtudes de su plantel, que también tiene otros tantos. Uno de los aspectos terriblemente negativos del equipo fue el hecho de no lanzar un solo tiro libre en toda la primera mitad. Esa es la explicación clara que el club blanco juega muy descompensado en ataque. Es grandioso ver cómo Ettore Messina utiliza las esquinas, abriendo el campo como nadie en la ACB, pero es un arma para perseverar una y otra vez en lanzamientos triples. Si el juego interior es poco consistente, existen maneras de anotar en la zona, que el Real Madrid no utiliza, y no ser tan esclavo del lanzamiento exterior.

Ante Tomic es desesperadamente blando. Sin embargo, en poste bajo, apoyado en la gracilidad de sus movimientos, anota canastas por pureza técnica y porque saca el balón desde muy arriba. Y se aprovecha, pero no todos los puntos en la pintura deben venir de ahí. Sus compañeros interiores del oficio no aportan: ni Velickovic (jugando minutos como “4”, muy perdido. Será la falta de costumbre, supongo), ni D’or Fischer, que ya ha mostrado su nulidad en ataque más que sobradamente. Está bien cuando recibe balones doblados cerca del aro. Pero apenas los tiene. Las situaciones de juego en el poste de Carlos Suarez, son insuficientes.

Y su “pick&roll” a veces es muy huérfano de recursos, por no tener contundencia en sus hombres grandes. Con lo que Prigioni, que está muy lejos de su estado de forma baskonista, se queda a medio camino de todo. Tirador seguro, no ya tan buen director.

Se vio a Sergio Rodríguez como un revulsivo en la segunda mitad en Siena. Claro que lo era. Su agresividad para atacar la canasta (punto decisivo para anotar en la pintura y crear espacios para los triples de Tucker), aunque se “comiera” algún balón, fue fundamental para cambiar un guión monocorde. Y así empezó todo. Y hay que saber valorar, y pensar que estas acciones son más decisivas por momentos, que sus deficiencias defensivas. El chico es imaginativo, agresivo en ataque y mucho mejor anotador de lo que se está viendo en Madrid. Es un tanto.

Enhorabuena a Carlos Suarez, que tosiendo tras cada jugada, se batió como un campeón, aportando lo que el equipo necesitaba a cada momento. Con Felipe fue quienes mantuvieron un umbral de intensidad alto, clave para ir con escasa desventaja al vestuario, tras una primera parte desastrosa.

Hay abanderados en intensidad a cada partido, y el resto debiera seguirles. Viendo las deficiencias del Real Madrid, este es el DNI inicial para tener el nivel de Siena en la segunda mitad, que aún no habíamos visto. Esperemos acontecimientos.

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comentarios
1 Julio, día

Yo sólo vi la primera parte. Me fui cabreado por ver esa defensa agresiva que diluye el ataque del Madrid, muy del estilo Barcelona. Leer después que remontaron me hace mantener cierta fe en este equipo.

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