Partituras Olímpicas (I): Testigos en Greensboro
Durante el verano de 2012, Antonio Rodríguez publicará en www.tirandoafallar.com una entrega semanal relacionada con la historia de los Juegos Olímpicos, ante la inminente llegada de la esperada cita en Londres’2012. Poco a poco, nos irá acercando a personajes estelares y situaciones particulares que se dieron alrededor de esta gran cita que han llenado páginas doradas de la historia de nuestro deporte.
PARTITURAS OLÍMPICAS. CAPÍTULO I: Testigos en Greensboro.
Aíto García Reneses hacía su primer acercamiento a Estados Unidos aquel verano de 1984. Si tenía costumbre de vivir in situ los Juegos Olímpicos, como ya hizo con los de Moscú cuatro años atrás, para nada iba a perderse los que tenían como escenario el marco californiano de Los Angeles.
Aquella primera aproximación fue en Greensboro, capital de North Carolina, durante el mes de Julio. Y allí se encontraba Antonio Díaz Miguel, que tras conseguir la clasificación semanas antes con la Selección Española en el Preolímpico de París, logrando el mejor juego al que jamás llegó la nuestro equipo nacional, acompañaba a su amigo Bob Knight, seleccionador estadounidense, como observador e ilustre invitado en el proceso de trials y selección de los 12 definitivos que posteriormente jugarían en casa, a un deporte creado en casa y con la presión de llevarse el oro como único fin.
Bob Knight estuvo en Paris viendo las evoluciones de los europeos en el Preolímpico, aterrizando junto a Bill Walton como celebridades desde el otro lado del Atlántico. Knight visionó, apuntó, volvió a visionar y se estudió las evoluciones de todos y cada uno de las evoluciones de los jugadores europeos que se habían clasificado para la fase angelina: Francia, Alemania y por supuesto, España. Yugoslavia e Italia, como finalistas olímpicos en Moscú, se saltaron tal convocatoria volando directamente a los Juegos, y la Unión Soviética, por ese boomerang de ida y vuelta en el que se convirtió el boicot político, no participó, para enfado del propio Knight, con los que buscaba la venganza de la afrenta de Munich’72 cometida sobre su gran amigo, el entrenador Henry Iba, en aquella cita.
“Nos dio un paquete inmenso de apuntes de todos y cada uno de los jugadores rivales que nos íbamos a encontrar” recordaba Alvin Robertson, escolta titular de aquel equipo USA, en su visita a Toledo para impartir un clinic en 1992, del que el que suscribe, fue testigo. “Conocíamos todas las armas y todos los peligros a los que nos íbamos a enfrentar. Los tuvimos que estudiar y aplicar”.
A España, según la prestigiosa publicación “Sports Illustrated”, en un número especial previo a los Juegos que editó, la consideraban algo así como los Denver Nuggets de la época: selección extremadamente rápida cuyas transiciones, todas, eran equiparables en rapidez a contragolpes.
Aíto se reunió con Díaz Miguel en un partido de preparación de los estadounidenses, frente a un combinado NBA con jugadores, algunos estrellas, que formaban equipos como sparring a estos chicos universitarios (no olvidar que la selección USA del momento estaba formada por exclusivamente jugadores de la NCAA. Eso sí, algunos de ellos ya elegidos en el draft aquel verano). Y Aíto le confesaba cierta exageración a Díaz Miguel por sus comentarios, elevando la calidad de aquel equipo a una categoría estelar. “Antonio, no pueden ser para tanto. Son muy jóvenes y deben ser muy inexpertos. Aunque sean muy buenos, por algún lado se les podrá hacer daño. Llegando a un final igualado, eso se debe acusar”. Aíto reconoce que tenía en mente la bisoñez de la última Selección USA de dos años atrás, que quedó medalla de plata en el Mundobasket de Colombia, arrodillándose a la URSS en la final y tras haber perdido frente a España en la fase previa.
El orden y la disciplina en ataque, el extra pass, la presión defensiva a toda cancha, la capacidad atlética de aquellos chavales, dejó totalmente mudo a Aíto. Michael Jordan anotó 25 puntos y capturó 8 rebotes, mientras que Steve Alford se fue a los 15 puntos y 6 asistencias, para acabar derrotando al combinado NBA por 96-85.
“Y recuerdo que Michael Jordan hizo una jugada en una entrada canasta, con una filigrana tan increíble que yo, que soy frío viendo partidos, estuve como dos minutos aplaudiendo la jugada. Jamás había visto nada igual”. Díaz Miguel lo miró, esperando una respuesta.
Aquel combinado que llevó Bobby Knight a los Juegos de Los Angeles, estaba compuesto por: Steve Alford (Indiana), Leon Wood (Cal State Fullerton), Pat Ewing (Georgetown), Vern Fleming (Georgia), Alvin Robertson (Arkansas), Michael Jordan (North Carolina), Jon Koncak (Southern Methodist), Wayman Tisdale (Oklahoma), Chris Mullin (St. John’s), Joe Kleine (Arkansas), Sam Perkins (North Carolina) y Jeff Turner (Vanderbilt).
El promedio de puntos de diferencia que sacaron a sus rivales en los 8 partidos de competición olímpica, fue de 32 puntos.
Antonio Rodríguez en Twitter: @tonystorygnba