La batalla de Auburn Hills
Parece mentira, pero el pasado Lunes se cumplieron 8 años de ésto.
Era un 19 de Noviembre de 2004. Acababa de comenzar la temporada 2004-05. Las dos franquicias que se enfrentaban en ese encuentro, los locales Detroit Pistons y los visitantes Indiana Pacers, fueron el año anterior los dos mejores equipos de la Conferencia Este. Su serie de Final de Conferencia será recordada siempre por ser una de las más toscas y aburridas de la historia de la NBA, cosa que tampoco extrañaba en exceso sabiendo el juego que realizaban ambos conjuntos. Ni siquiera se podría decir que la dureza que por momentos se apropiaba de la eliminatoria sorprendiera lo más mínimo.
Los números hablaban por sí solos y, salvo que la memoria me falle, fue la serie con menor anotación y peor porcentaje de tiro de la historia de la Liga hasta la fecha (y probablemente continúe siéndolo). Para quien quiera ver más datos, aquí se pueden consultar esas “meritorias” estadísticas.
omo es sabido fueron los Pistons, y contra todo pronóstico, los que consiguieron llegar a la Final y eliminar a unos Pacers que partían como claros favoritos, pues no obstante consiguieron el mejor récord de la Liga en esa Temporada Regular 2003-04 (61-21).
De cara a la campaña 2004-05 que acababa de comenzar los de Indianapolis se habían hecho con Stephen Jackson (un jugador mucho más del estilo del Carlisle de esa época) procedente de Atlanta Hawks a cambio de Al Harrington. Más músculo y más defensa para esa plantilla que aspiraba, de nuevo, a llegar como mínimo a lo más alto del Este. Pero claro, al incorporar a Jackson también añadieron a otro tipo al que los cables se le cruzan con mucha más frecuencia de la deseada. Y, por desgracia para ellos, eso les acabó pasando factura.
Así pues se llegaba al encuentro, la primera vez en que ambos se verían las caras después de esa serie de Play-Offs, con muchas cuentas pendientes del curso anterior, demasiadas para lo que hubiera sido recomendable. Si a esto se le suma la cantidad de jugadores que, como diría Montes, serían miembros destacados del Consejo de Administración de “Cortocircuitos SA” (especialmente por parte de Indiana), el resultado no podía ser bueno.
Después de un partido en el que los visitantes iban ganando cómodamente, a Artest (como se ve en el vídeo) no se le ocurrió otra cosa que hacerle una falta bastante dura, e incomprensible teniendo en cuenta la situación, a un Ben Wallace que no estaba en su mejor momento emocionalmente hablando. “Big Ben” venía de perderse los dos últimos enfrentamientos de los Pistons, disputados el 11 y el 13 de Noviembre contra Nuggets y Jazz respectivamente, debido al fallecimiento de su hermano Sam. Como comentó más tarde Stephen Jackson, cuando a él le tocó defenderlo durante el choque no lo hizo con especial dureza por esa circunstancia, pero Artest no siguió precisamente ese ejemplo y a partir de ahí se desencadenó todo.
Tras la famosa pelea los Pacers quedaron en cuadro, pues fueron los que más se vieron castigados por las sanciones que David Stern impuso tras revisar los altercados. A saber: Ron Artest fue suspendido para el resto de la temporada (73 partidos de Regular Season y 13 que su equipo acabó disputando en los Play-Offs), en la que sin duda fue la mayor sanción impuesta a un jugador de la Liga por un acto de esta índole; a Stephen Jackson le cayeron 30; Jermaine O’Neal tuvo algo de suerte y su castigo inicial de 25 partidos fue reducido a 15 tras la apelación que presentó la NBPA (la única que llegó a buen puerto); e incluso dos lesionados que estaban en el banquillo vestidos de calle, Anthony Johnson y Reggie Miller, fueron también suspendidos con 5 y 1 respectivamente.
A los jugadores locales, exceptuando los 6 con los que fue suspendido Ben Wallace (quien inició la “tangana” tras la inexplicable falta de Artest), apenas les cayeron sanciones relevantes: 1 partido para Chauncey Billups, Elden Campbell y Derrick Coleman, todos ellos, y al igual que Miller, por abandonar el banquillo al iniciarse la pelea.
Pero las sanciones no quedaron ahí. Varios integrantes del conjunto visitante, a la sazón Artest, Jackson, O’Neal, Johnson y el rookie David Harrison (quien, curiosamente, no fue suspendido por encuentro alguno) fueron multados y condenados a un año de libertad condicional y 60 horas de trabajos para la comunidad (excepto en los casos de Anthony Johnson, cuya cifra ascendió a 100 horas, y David Harrison, cuya duración no fue especificada). Además, todos ellos deberían asistir a una especie de terapia para “canalizar” la ira y el estrés.
Los Pacers tendrían que afrontar así un mínimo de un mes sin los tres que acabarían siendo máximos anotadores del equipo al final de la campaña (si contamos los promedios de Artest, que en los 7 partidos en los que participó hizo unos extraordinarios 24.6 puntos, 6.4 rebotes, 3.1 asistencias y 1.7 robos, con un 49.6% de acierto en tiros de campo). Si a esto le añadimos la nada desdeñable cantidad de lesiones que sufrieron, comenzando por Reggie Miller (quien acabaría como quinto anotador de los de Indianapolis en ese año y que tras ese 19 de Noviembre todavía debía estar un par de semanas más de baja a causa de una fractura en su mano izquierda) y siguiendo porJermaine O’Neal (quien se perdería otros 23 partidos antes de los Play-Offs por una lesión en su hombro derecho), Jamaal Tinsley (apenas jugó 40 ese año, volviendo además una vez comenzados los PO) y el eterno lesionado Jonathan Bender (sólo pudo participar en el mismo número de encuentros que Artest), no resulta extraño que acabaran entrando casi de milagro en las eliminatorias por el título (como sextos del Este y un récord de 44-38).
Allí consiguieron doblegar a los Celtics en Primera Ronda tras una dura serie a 7 partidos para cruzarse de nuevo con los Pistons, esta vez en Semifinales de Conferencia. Mismos equipos y mismo resultado que un año antes: 4-2 para los de Michigan. Concluía así una temporada para olvidar para los de Carlisle.
Y al poco de comenzar la 2005-06 todo volvió a tambalearse. Con Reggie Miller ya retirado, el bloque que tanto llegó a prometer durante gran parte del 2004 terminaría por romperse tras pedir Artest el traspaso en la primera semana de Diciembre. Lógicamente esto no sentó nada bien a sus compañeros, especialmente a Jackson, quien según admitió más tarde se sintió “traicionado” porque entró en la pelea para “defender” a Artest (ya que, en palabras suyas, un compañero de equipo ha de estar ahí siempre para ayudar a otro compañero, sea la situación que sea) y salió de allí con una sanción de 30 partidos y unas pérdidas económicas de unos $3 millones.
El 25 de Enero se consumó el traspaso del polémico jugador a los Sacramento Kings a cambio de Pedja Stojakovic y los de Indiana no hicieron más que empeorar sus registros a partir de entonces. 41-41 al finalizar la Regular Season y derrota por 4-2 contra los Nets en Primera Ronda. Y el año siguiente fue aún peor, terminando con un registro de 35-47 y no alcanzando siquiera los PO. Esa 2006-07 fue la última campaña en la que Rick Carlisle ostentó el cargo de entrenador jefe, ya que sería despedido al finalizar la misma.
El resto de jugadores importantes de aquella rotación no “durarían” mucho más en el conjunto que dirigía desde los despachos Larry Bird: Stephen Jackson abandonó rumbo a los Warriors en Enero de ese 2007, Jermaine O’Neal haría lo mismo en el verano de 2008 y Jamaal Tinsley sería cortado un año después tras pasarse toda la temporada 2008-09 suspendido por el equipo tras numerosos actos de indisciplina. Y con él se iba el último integrante que quedaba de aquella plantilla que fue protagonista de uno de los peores episodios de la historia de la NBA (si no el peor).
Como confesaron varios jugadores tras lo que en EEUU se conoce desde hace tiempo como “The Pacers-Pistons Brawl”, nadie podía imaginarse el daño que todos esos altercados hicieron a la franquicia del estado de Indiana. El curso previo se quedaron a las puertas de la Final de la NBA después de conseguir el mejor balance de victorias/derrotas en Temporada Regular de toda la Liga y, aunque fue un palo para ellos, se habían reforzado bien y habían comenzado la 2004-05 dispuestos no sólo a repetir, sino a mejorar esos registros. Podría gustar o no su juego (a mí particularmente me resultaba una castaña infumable), pero sabían perfectamente cómo hacerlo y tenían los mimbres adecuados para ello. Eran un bloque muy sólido al que sólo unos Pistons con Larry Brown en el banquillo y un Rasheed Wallace llegado a mitad de Febrero fueron capaces de aupar de la Final (curiosamente con un estilo de juego bastante similar al suyo) y, quién sabe, si del anillo en esa ya pasada 2003-04.
Y una vez que recuperaron todos sus efectivos de cara a la 2005-06 nada volvió a ser igual. Probablemente esa amarga sensación de que se les había escapado una oportunidad casi irrepetible por una “tontería” (la locura de algunos, mejor dicho) estuvo presente durante el resto del tiempo que esos jugadores siguieron compartiendo vestuario. Además el eterno capitán, Reggie Miller, ya no estaba con ellos. Esa unidad y determinación que mostraron en meses anteriores desapareció, y la posterior salida de Ron Artest no hizo más que seguir añadiendo más profundidad a ese hoyo que cavaron, y en el cual fueron cayendo estos Indiana Pacers, aquel infausto 19 de Noviembre de 2004.
Pablo Lorente en Twitter: @_Matasanos_
Es el problema de tener jugadores que estarian mejor en una pandilla callejera que en la NBA.
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