¿Ha vuelto el gran Calde?
Por José M. Puertas
Me está callando la boca. Lo admito. Y bien que me alegro. Allá por primeros de noviembre, coincidiendo con el inicio de la temporada NBA, comenté en Tirando a Fallar mis dudas sobre si volveríamos a ver la mejor versión de José Manuel Calderón, el base extremeño de los Toronto Raptors y al que tanto echamos de menos este verano en Turquía (especialmente Ricky Rubio, cosas de la vida).
Los motivos, para mí, resultaban evidentes: especialmente los problemas físicos constantes en un jugador marcado durante toda su carrera por la mala suerte con las lesiones. Recordemos que se perdió el Mundial Junior de Lisboa, la gran final de los Juegos de Pekín, y el Eurobasket de Polonia, o que fue operado de apendicitis en plenos play offs de la ACB, haciendo que su participación con el TAU ante el Real Madrid fuera efímera, y posiblemente decisiva, en la victoria final de los blancos, con el recordado triple de Alberto Herreros. Además, durante el pasado Mundobasket de Turquía, en una entrevista en la que tuve el honor de colaborar, junto a Miki Borges, con mi buen amigo Fran Fermoso de Digital Plus, el técnico de los Raptors, Jay Triano dejó claro que el físico del bueno de Jose no siempre le permitía imponer el ritmo que él quería. Malditas lesiones musculares. Sin embargo, Triano dejó una frase para la esperanza, que pensé que no era más que el típico formalismo ante la prensa española: "Si Jose está bien, éste es su equipo".
Pero yo estaba perdiendo la esperanza. Pese a la lesión durante la preparación del Mundial, no parecía que el momento de juego de "Calde" fuera el mejor. Ricky estaba jugando mejor que él, era evidente. Y su última temporada NBA, había sido claramente peor que las anteriores, sobre todo que la 2008-09, cuando disputó casi 35 minutos de media por partido, y alcanzó esa tremenda estadística de un 98´1% desde el tiro libre, además de promediar casi 13 puntos y 9 asistencias y quedarse a las puertas de All-Star. El pasado ejercicio, sin embargo, aunque sus números fueron peores (10´3 puntos y 5´9 asistencias), lo peor fueron las sensaciones. En esa casa de locos que fue Toronto, donde Chris Bosh buscaba su lucimiento personal para dar el salto a un gran equipo, como finalmente se produjo, hay que reconocer que Jose tampoco estuvo a su mejor nivel. Lesiones de por medio, la falta de confianza parecía mermar su rendimiento. Baste decir no alcanzó ni el 80% de los tiros libres, acción del juego puramente psicológica. Además, su letal lanzamiento tras bote perdía eficacia, así como sus entradas a canasta imparables, a buen seguro debido al miedo a nuevas lesiones musculares.
Y así llegamos, tras el varapalo de perderse el Mundial, a esta temporada. Bosh sale de Canadá, y los Raptors piensan en poco más que hacer una temporada digna. Jose empieza como suplente, alternando minutos con Jarret Jack pero no jugando en ningún partido más de 27 minutos. Los números de Calde no son nada espectaculares, y yo empiezo a pensar en que, por desgracia, iba a tener razón en mi presentimiento. Pero la confianza del "Coach" Triano seguía latente, y para muestra, el 20 de noviembre se produce la noticia que iba a cambiar el rumbo de la temporada para el de Villanueva de la Serena: Jarret Jack es traspasado a Hornets en un traspaso múltiple, y Jose Calderón vuelve a ser el base titular y referente de los Raptors de Toronto.
A partir de ahí, el "Junior de Oro" promedia, en los once partidos que ha jugado (se ha perdido cinco por una lesión en el pie), 12´8 puntos y 8´8 asistencias. Su equipo ha ganado 5 partidos y está a apenas un partido de los puestos de play off, que cierra ahora mismo Philadelphia 76ers. La confianza ha vuelto a la Dehesa Calderón, con cuatro partidos ya con 12 o más asistencias, y nueve de los once superando los 10 puntos. Muy por encima de los treinta minutos por partido. Cifras verdaderamente similares a las de la temporada 2008-09. ¿Estamos asistiendo a la vuelta del gran José Manuel Calderón?
Por el bien de todos, Jose, y especialmente por el tuyo, que eres el que más lo merece, continúa, por favor, callándome esa bocaza que tengo.