Un día vas a ver a tu padre al hospital, no es nada grave pero te das cuenta de lo viejo que está. Las arrugas surcan su rostro, le cuesta levantarse y, de pronto, parece que los años y el cansancio acumulado se le han echado encima. En realidad ya lo sabías pero no es hasta ese día, en que la enfermedad lo ha puesto de manifiesto, que te das cuenta con todas las consecuencias. Algo así nos ha pasado con el Barcelona de Xavi Pascual. Llevamos tiempo viendo como su plantilla empeora año tras año, como sus protagonistas envejecen, como su juego rácano lleva a la afición a abandonar las gradas, pero los éxitos hacían que no fuéramos conscientes. De repente, llega esa enfermedad, en forma de derrotas en la Liga Endesa, y la realidad se nos muestra en toda su extensión.

Algunos culpan a Maljkovic y su Limoges de ser el iniciador del baloncesto tostón, pero ganó la Euroliga, con aquel equipo, de la única manera posible con los jugadores que tenía. ¿alguien recuerda algún nombre de un integrante de su plantilla? Pero no es de recibo que otros equipos, plagados de estrellas, se escuden en los resultados para imitar su estilo de juego. Sinceramente, me alegro de que la propuesta de juego físico, rácano e hiperdefensivo de Pascual no esté triunfando esta temporada al mismo tiempo que lo hace la de Pablo Laso. Sí, ya se que esto es muy largo y el tiempo me puede quitar la razón. Hace mucho daño al baloncesto, y a la vista, ver jugar a un equipo con Marcelinho, Navarro, Mickeal, Lorbek o Tomic a setenta puntos, en partidos con poco más de veinte canastas en juego. Y no me vale, como digo, la excusa de los títulos. Esto no es fútbol, el Real Madrid, por poner un ejemplo, podría pasarse el año ganando uno a cero todos sus partidos que el Bernabeu seguiría lleno y las audiencias televisivas millonarias. ¿De qué te sirve en baloncesto ganar títulos si por el camino ahuyentas a tu propia parroquia?

Pero no podemos buscar la razón del bajón de este año sólo en el tipo de juego que ejecuta el Barça. Lleva haciéndolo tres años y no había pasado por una situación como la actual. Como decía al principio, los resultados no son más que la constatación del empeoramiento, a la par que envejecimiento de sus puntales, del equipo. Siempre recuerdo como al pobre Joan Plaza le fueron empeorando la plantilla en los tres años que entrenó al Real Madrid. Pues algo así, salvando las distancias, le está pasando a Pascual. Y no entiendo como, al igual que en el pasado se le alabó, apenas se está hablando de la gestión de Creus y se están cargando las tintas exclusivamente en el entrenador.

Hagamos memoria, o mejor tiremos de ACB.com.

Como pueden ver no es cosa mía. Desde la temporada 2008-2009 pocos son los cambios que se han hecho para mejor en comparación con la plantilla actual. Además, ha cambiado la configuración de esta, no solo por nombres, si no por el tipo de jugador. Los jugadores veteranos, al inicio, eran complementos de lujo como Basile, Grimau o el mismo Lakovic, que aportaban, en cada momento, lo que necesitaba su equipo. Ese fue el gran mérito de Pascual, por encima de tácticas, conseguir que todos aportarán, independientemente del tiempo que estuvieran en pista, máximizando las cualidades de cada uno. Sin embargo, ahora los jugadores más veteranos son los puntales de esta plantilla, a excepción de Jasikevicius, como Navarro y Mickeal, lastrados además por las lesiones. No hay que olvidar que este último se paso una temporada prácticamente en blanco y desde entonces, salvo excepciones puntuales, no ha vuelto a ser el mismo. Se ha fichado a jugadores válidos para equipos medios, como Wallace, Ingles o Jawai, pero que aún no han dado el salto de nivel que se les suponía. Y por otro lado los jugadores jóvenes, como Abrines, Todorovic o Rabaseda, aún no están preparados para la élite. ¿quién le habrá aconsejado a Abrines ir al Barça? ¿de cuantos minutos va a disponer en un equipo acuciado por los resultados? Y qué decir de Tomic, jugador de calidad suprema, pero con gran falta de intensidad y prácticamente nulo atrás. Es decir, totalmente opuesto a lo que tenía por costumbre Pascual en ese puesto, jugadores que se complementaban con Lorbek, de corte similar al croata.

La última derrota ante el Unicaja, aunque no es sorprendente  caer en Málaga sí lo es sumada a las seis anteriores. Para colmo, ha sido ajusticiado, podríamos decir, por uno de sus ex-jugadores que coinciden con el perfil que más está echando de menos Pascual: Fran Vázquez. También es muy preocupante la falta de tiro exterior de nuestros protagonistas, ayer 4 de 27 en triples, un 15%, y en lo que va de liga 88 de 287, un también paupérrimo 31%.

Por supuesto, con todo esto no quiero decir que crea que la posición actual del Barça sea la natural de este equipo, a pesar de todos los condicionantes expuestos. No creo que se sigan arrastrando por las canchas como han hecho contra el sorprendente Obradoiro de Moncho Fernández, pero mal harían, creo yo, en pensar que es algo coyuntural o casual y no consecuencia de una mala planificación desde hace, al menos, dos años. Para estar en la élite, por encima de romanticismos, necesitas al menos ocho jugadores de máximo nivel y, si acaso, un par de complementos y jugadores jóvenes. Miren las plantillas que han triunfado en Europa en los últimos años, mismamente la del Barça. El salto de calidad del Real Madrid no es casual: Llul, Rodriguez, Carroll, Rudy, Mirotic, Reyes y, en menor medida, Draper, Pocius, Suarez, Slaughter o Begic, son todos jugadores válidos para cualquier equipo que aspire a lo máximo en España y Europa. ¿Podemos decir lo mismo del actual Barcelona? Yo creo que no.

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Teodoro Mateos en Twitter: @tmateoso