Del vino y rosas a la amarga frustración
Temporada 2007/2008. Dos jugadores de la NBA estaban hartos de la mala situación por la que pasaban Memphis Grizzlies y Los Ángeles Lakers, sus respectivas franquicias. Ambos exigían cambios rotundos como condición sine qua non para no emprender un nuevo rumbo en otro equipo. Uno no podía soportar ni que Memphis tropezara siempre con la misma piedra (la primera ronda de los Playoffs) ni la dinámica perdedora en la que se habían introducido los de Tennessee últimamente. El otro era incapaz de asimilar la vida en unos Lakers perdedores e impotentes, en los que él parecía el único exponente de una época en la que el anillo era un objetivo realista. Ninguno de los dos hombres podía imaginar que su vida cambiaría de golpe y porrazo gracias a su encuentro.
1 de febrero de 2008. Saltaba a la palestra una de las noticias deportivas del año. Pau Gasol, el mejor jugador español de baloncesto, abandonaba Memphis tras 6 temporadas y media vistiendo la camiseta de los ‘osos’. Su destino no podía ser más ilusionante: Los Ángeles Lakers, una de las franquicias más laureadas de la NBA. Gasol llegaba a los dominios del glamour y del famoseo, del ‘ShowTime’ de Magic Johnson y compañía y, sobre todo, de Kobe Bryant. El número 8 de los angelinos había sido de la partida en 3 de los 14 campeonatos conquistados por los Lakers (ahora son 16), pero su felicidad era efímera. Kobe aún quería atesorar más gloria sobre sus espaldas, fuera en Los Ángeles o en otro lugar. Tipos como Smush Parker, Chris Mihm o Kwame Brown no iban a ayudarle demasiado en su empeño. Por eso, la estrella de los Lakers recibió con gran entusiasmo el fichaje de Pau Gasol. Bryant necesitaba a alguien que pudiera hacer las veces de escudero en su cruzada hacia nuevos títulos y el ala-pívot español cumplía el perfil.
A partir de entonces, los Lakers desempolvaron del baúl de los recuerdos su otrora apabullante aura invencible.
EL VINO Y LAS ROSAS
Cuando Pau Gasol hizo las maletas rumbo a Hollywood, los Lakers marchaban en quinta posición de la Conferencia Oeste (28 victorias y 16 derrotas). Al término de la temporada regular, los chicos de Phil Jackson poseían el tercer mejor balance de la NBA tras Detroit y Boston. Los Playoffs no supusieron ninguna traba para los de amarillo y púrpura, que se plantaron en las Finales tras ganar 12 de sus 15 encuentros en rondas anteriores. Los Lakers no llegaban a las series por el anillo desde 2004. Kobe Bryant estaba de dulce aquella temporada (primer y único MVP de su carrera hasta la fecha), pero el maná tenía otro nombre: Pau Gasol.
Sin embargo, el enorme salto de calidad de los Lakers no fue suficiente para hacerse con un trofeo Larry O’Brien que llevaba grabado el nombre ‘Boston Celtics’ desde el inicio del curso. El tridente Allen-Pierce-Garnett fue fundamental para que los orgullosos verdes se llevaran la victoria por 4-2 ante el eterno rival, que siempre fue a remolque de los Celtics en aquellas Finales. Fue entonces cuando Pau Gasol recibió sus primeras críticas como ‘laker’, ya que algunos aficionados y periodistas le tildaron de ‘soft’ (blando) por su defensa sobre Kevin Garnett. A pesar de todo, los primeros meses del español en LA no pudieron ser más satisfactorios: tan buenos números como en Memphis y un subcampeonato NBA cuando nadie daba un duro por los Lakers… hasta la llegada de Gasol.
Las cosas fueron in crescendo la temporada siguiente. El equipo volvió a liderar la Conferencia Oeste en temporada regular y tan sólo sufrió ante Houston Rockets (4-3) en el camino hacia sus segundas Finales consecutivas. Allí no se encontraron ni a Cleveland Cavaliers ni a Boston Celtics, sino a los Orlando Magic de Dwight Howard. La magia del parque temático de Disney en Florida no imbuyó a los locales, sino a los visitantes Lakers, que arrasaron (4-1) para llevarse el campeonato. Kobe Bryant y Pau Gasol formaron una formidable pareja de baile, resarciéndose el segundo de antiguas recriminaciones gracias a un excelente marcaje a Howard. La relación entre el mayor de los Gasol y la franquicia angelina era lo suficientemente buena como para ampliar el contrato del 16 por tres años más meses después.
La historia se repitió en el curso 2009/2010. Aunque la franquicia de amarillo y púrpura bajó un tanto sus prestaciones en Regular Season, los Playoffs volvieron a ser un paseo hasta las Finales. Celtics y Lakers se reencontraron dos años después en la lucha por el anillo. La igualdad y las alternancias marcaron tanto las series que se necesitó un séptimo partido para conocer al campeón. Fue entonces cuando el Staples Center de Los Ángeles asistió a una auténtica exhibición de pundonor y talento por parte de Pau Gasol. El ala-pívot español galvanizó a los Lakers llevándoles a la victoria final por 83-79 tras ir perdiendo por 13 puntos. 19 puntos, 18 rebotes y 2 tapones de Gasol fueron claves para la consecución de su segundo título consecutivo, que lo fue también para LA. Aquellos que le criticaron en la anterior final ante los Celtics reclamaron para Pau el MVP de las Finales, que acabó siendo paraKobe Bryant. Las peticiones de reconocimiento hacia el español no eran desacertadas, ya que cuajó la mejor postemporada de su carrera en los Lakers: 19.6 puntos, 11.1 rebotes y 3.5 asistencias de promedio.
La relación entre Pau Gasol y los Lakers era idílica. Todo había ido a la perfección desde el fichaje del jugador español, que había devuelto la grandeza y el prestigio al equipo de amarillo y púrpura. Sin embargo, las vacas gordas no tardarían demasiado en flaquear.
LA AMARGA FRUSTRACIÓN
Mayo de 2011. Dallas Mavericks, futuro campeón de la NBA, eliminó a Los Ángeles Lakers en semifinales de la Conferencia Oeste por un rotundo 4-0. El último partido (hasta la fecha) de Phil Jackson como entrenador pasó a un segundo plano. Cuando se buscaron culpables para explicar el fracaso, muchas miradas se volvieron hacia la misma persona: Pau Gasol. La buena temporada del español fue pasto del olvido demasiado pronto. Nadie recordó que Pau tuvo que asumir el liderazgo de los Lakers en numerosas ocasiones debido a los problemas físicos de Kobe Bryant. También quedó muy lejana en el tiempo la irregularidad ‘laker’ a lo largo de la Regular Season y el sufrimiento con que se eliminó a New Orleans en primera ronda de Playoffs. Lo fácil era cargar a Gasol con las culpas del ‘threepeat’ fallido y volver a colocarle la etiqueta de ‘blando’ al ser el encargado de defender a un pletórico DirkNowitzki. El calvario del ala-pívot natural de SantBoi de Llobregat comenzó entonces. Nada sería lo mismo.
El oro en el Eurobasket de Lituania aportó un soplo de positivismo a un Pau Gasol a quien le tocó afrontar una temporada más corta debido al cierre patronal de la NBA. El español regresó a Los Ángeles con energías renovadas y afán de volver a ganarse la confianza de franquicia y aficionados. Cuando todo parecía marchar sobre ruedas, la estancia de Pau en los Lakers volvió a tambalearse. Un traspaso a Houston Rockets detenido por la NBA marcaría su temporada y le haría permanecer en alerta inalterada. El equipo no cuajó una mala temporada regular, pero fracasó de nuevo en semifinales de conferencia ante los potentes Thunder de Oklahoma (4-1). A pesar de todo, la profesionalidad de Gasol se mantuvo intachable, aunque el ‘feeling’ entre jugador y franquicia siguió en caída libre. La puerta de salida de los Lakers quedó entreabierta.
La situación ha empeorado esta temporada, aunque tampoco se puede decir que sea un buen curso ni para Pau Gasol ni para los Lakers. El decepcionante juego de una plantilla llamada a pelear con los mejores ha afectado a todos, en especial al español. Un importante bajón de rendimiento, las discrepancias con el técnico Mike D’Antoni, las lesiones y su incompatibilidad en la pintura con Dwight Howard son algunas causas del “annushorribilis” de Pau. A todo esto hay que añadir la rumorología continua de traspasos que incluyen al 16 en nómina, un engorro que le acompaña desde mayo de 2011.
Pau Gasol ha tenido tiempo para reflexionar largo y tendido sobre su situación en los Lakers, ya que estuvo de baja entre 6 y 8 semanas por una lesión en el pie derecho. El quinto aniversario de la llegada a Hollywood tiene lugar en el peor momento del español como integrante de la franquicia originaria de Minneapolis. Nada queda ya del vino y las rosas iniciales: la frustración, amarga y cruel, predomina en estos momentos. El equipo de amarillo y púrpura se devanea entre el octavo puesto de la Conferencia Oeste (último que da acceso a Playoffs) y las vacaciones anticipadas: un triunfo parcial o el más absoluto de los fracasos. Entretanto, Pau vuelve a ser el ‘4’ titular del equipo y parece en mejor forma que antes de su baja. Sin embargo, el liderazgo acaparador de Kobe Bryant cuando la cuerda se tensa demasiado hace imposible explotar al máximo la combinación con el español, que tan bien funcionó en el pasado.
Antes o después, el matrimonio entre Los Ángeles Lakers y Gasol, que tantas alegrías ha dado a esta franquicia (aunque no se reconozcan suficientemente sus méritos), llegará a su fin. Que te quiten lo bailado cuando llegue el divorcio, Pau.
Artículo publicado en el número 13 de la revista Quality Sport.
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Millán Cámara en Twitter: @millancb y @whereah