Cada 16 de octubre durante los últimos cinco años, un nombre ha venido a nuestras mentes: Andrés Montes nos dejó tal día como ese hace ya la friolera de un lustro, ahí es nada. Montes no fue una voz cualquiera, fue la voz que devolvió la pasión por la NBA en España a varias generaciones, volviendo a enganchar a la canasta americana a unos cuantos desencantados tras los gloriosos años 80.

Ciertamente podía no ser el mejor narrador en lo que a conocimiento del juego, e incluso de los jugadores se refiere, pero no cabe duda que su capacidad para mantenerte enganchado a un partido de liga regular a las 4 de la madrugada a Canal Plus mientras debatían sobre queso azul, salmones noruegos, o tortugas gigantes con su inseparable Antoni Daimiel, le hacían especial. Su más que particular modo de narración creó una escuela que hoy muchos intentan imitar, con el mote como herramienta llevado hasta el extremo más absurdo, y pesado en ocasiones, en muchos locutores deportivos del momento, que tratan de seguir, con escaso acierto, la estela de alguien que marcó época como pocos con un micrófono delante. Alguien capaz de modificar la forma de hablar de la gente, universalizando términos como "jugón" o tantos otros que desde entonces forman ya parte del lenguaje cotidiano.

Andrés no era sólo un narrador de baloncesto. Muchos recordarán su etapa final en La Sexta, poniendo voz a la liga española, recordando sus años en Antena 3 Radio cuando hizo famoso por ejemplo aquello de "¡Buenas tardes me llamo Milinko Pantic!" cada vez que el serbio del Atlético se disponía a chutar una falta. Dejó tanto recuerdo, que incluso alguno se atrevió a imaginar cómo habría narrado algún gol tras su muerte, como por ejemplo el de Carlos Puyol en la semifinal del Mundial de Sudáfrica en 2010 (previa conversación sobre sandías, por ejemplo). Pone la piel de gallina sólo pensarlo...

Y es que no es posible olvidar una voz ligada a tantos y tantos recuerdos del universo del deporte, y a tantos buenos momentos. Como aquellos instantes finales del gran Michael Jordan sobre una cancha de baloncesto (obviemos su etapa en los Washington Wizards), en el Delta Center de Utah, que todavía recordamos como si fuera ayer.

Nos dejó casi de la mejor forma posible. Su último trabajo para La Sexta fue aquel Eurobasket de Polonia de 2009, en el que España consiguió alzarse con el oro Europeo por primera vez en su historia, algo que se reeditaría en 2011 en Lituania. En su despedida del por entonces canal de Mediapro, Montes, emocionado, y acompañado por su trío en comentaristas en aquel torneo, Juanma Iturriaga, José Calderón y Epi, decía adiós a la caja tonta, que con él desde luego podía ser tonta pero nunca fue aburrida. Nadie podíamos pensar que apenas mes y medio después, el bueno de Andrés aparecería muerto en su domicilio. Aquel día nos dimos cuenta de que había nacido un mito, una leyenda en la narración deportiva en España, al que hoy seguimos, y durante mucho tiempo será así, echando mucho de menos. Porque la vida sin él es un poco menos maravillosa.

Allá donde estés, gracias por todo, Andrés.