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A la Final Four pasando por el barro

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El Real Madrid ha vuelto a la Final Four, precisamente ante el rival que le apeó en 2011 en las semifinales en Barcelona, el Maccabi de David Blatt. Será la segunda vez en tres años que el equipo europeo más laureado en el baloncesto del siglo XX vuelva al gran evento continental. Dadas las circunstancias de la evolución del equipo blanco en la última década, debería considerarse un gran éxito, aunque todos sabemos que en el club de Concha Espina este hecho probablemente se considere una obligación.

Pese a las dudas generadas en febrero y marzo por los blancos, que hicieron tambalearse para algunos incluso el proyecto de Pablo Laso, la eliminatoria ante al equipo hebreo ha pasado por la vía rápida. Ante un equipo que basa su mayor potencial en su capacidad ofensiva, los madridistas han demostrado una superioridad considerable, que sólo fue puesta en entredicho en los diez minutos iniciales del primer partido, con aquel 12-24 que hizo a más de uno recordar anteriores malas experiencias con el Maccabi de por medio.

Llegados a este punto, podría salir a colación aquel debate sobre si la apuesta de un Madrid a toda pastilla puesta en práctica por Pablo Laso sería suficiente para llegar a Londres. La respuesta debería ser que sí, pero no cabe duda que el Madrid ha adaptado su patrón de juego a la Euroliga especialmente desde que arrancó el Top 16. Laso es consciente de que, aún teniendo el juego exterior más talentoso de Europa, sin defensa no se puede llegar a ningún lado, y es obvio que los blancos han conseguido victorias (como en Atenas ante Panathinaikos o la decisiva de Tel Aviv) con un componente mucho más defensivo que ofensivo. Por tanto, y aunque a muchos nos duela, se ha demostrado que es difícilmente compatible jugar a 100 puntos y ganar la Euroliga. El Madrid ha tenido que bajar al barro para llegar hasta aquí, como por otra parte podría ser de imaginar.

Eso sí, insuflemos un poco de optimismo sobre esa apuesta valiente, que hay motivos. El Madrid ha conocido las catacumbas del baloncesto europeo, paso previo inexcusable para poder salir a la superficie. La primera parte de aquel duelo dramático en el Palacio ante el Efes nos demostró que este Real Madrid sigue siendo el equipo que más bonito juega de Europa cuando las cosas vienen de cara. De hecho, aunque la eliminatoria ante el Maccabi se haya forjado en la defensa, se ha decantado definitivamente cuando los Sergios (Llull y Rodríguez), un imperial Jaycee Carroll, Mirotic, o Rudy Fernández han sacado su interminable talento a relucir. Y en eso posiblemente nadie le gana a los blancos en la Europa de hoy día.

Quizá las dudas puedan seguir viniendo en el juego interior, ese en el que el Madrid ante rivales como el CSKA parece claramente inferior. A Hettsheimeir ya parece que no se le espera (¿Fui yo el único que vi en Zaragoza y Santiago a un jugador dominante en poste bajo y no a seis metros del aro?), y Felipe Reyes y Slaughter tiene un claro déficit físico. Por eso es tan importante el paso adelante dado por Mirza Begic que, pese a no tener unos números de relumbrón, sí ha aportado durante la eliminatoria ante el Maccabi la solidez necesaria en defensa y en determinados momentos en ataque. Si Begic sigue siendo un factor a tener en cuenta a ambos lados de la cancha, el Madrid puede creer. Aunque también es cierto, no lo olvidemos, que el Maccabi no tiene un gran pívot dominante, de esos que le hacen mucho daño a los de Laso.

Otra historia parece la de un Nikola Mirotic que en Liga Endesa suele postear más y demostrar todas sus cualidades bajo el aro, pero que tengo la sensación que en Euroliga "no se atreve" a acercarse tanto a canasta porque esas bestias pardas que copan las zonas europeas le dificultan bastante más su trabajo. Y hay pocos jugadores en el Viejo Continente con los recursos del de Podgoriça en poste bajo. Será interesante ver si se atreve un poco más poco a poco.

Así pues, no hay otro camino para ganar una Euroliga en este 2013 que empezar con una defensa sólida. Laso y sus hombres ya han demostrado poder hacerla. Pero, a partir de ahí, el enorme arsenal ofensivo del Real Madrid le permitirá jugar bazas que probablemente otros no puedan. Y si llueven los triples como en el tercer encuentro ante el Maccabi, los blancos podrán soñar con algo grande. Claro, la gran ventaja de este Real Madrid, es que difícilmente nadie podrá hacerle lo que está haciendo el Panathinaikos con Víctor Sada flotándole el tiro con hasta dos y tres metros. Ahí el Madrid podría aniquilar a los griegos, llegado el caso.

Y sí, una vez en Londres, el Madrid triunfara en Europa, habrá que reconocer que tuvo que bajar al barro para hacerlo. Pero abrirá un camino importante para los que apostamos por volver a un baloncesto más basado en el ataque, en la creación de juego, que en la defensa y la destrucción del mismo, ya que, previo paso por la defensa, sería el talento del Real Madrid lo que le llevaría a ganar finalmente.

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José M. Puertas en twitter: @josempuertas

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