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Dispérsense

Hola. Hoy va de dispersión. Lo disperso como tema y como punto de vista para contar una historia. Lo bueno de no tener lectores es que hablas de lo que te da la gana. El público esclaviza lo suyo, no crean.

A mí me gusta mucho cuando Federico ––lo llamo así, pese a que sólo lo he tratado dos veces en mi vida, porque es como todo el mundo lo trata, lo abraza y lo estrecha contra el pecho–– se pone a hablar de libros y descansa de políticos. Lo hacía a veces, en verano, en su blog. Le daba la venada y comentaba sus últimas lecturas de Dickens o de Stifter, un tío al que no he leído, ni creo que lo haga, después de saber que su Verano tardío es "implacable, sólida y minuciosamente plúmbeo".

Hay lectores capaces de contagiar la experiencia lectora incluso cuando ponen un libro a caer de un burro. Nabokov en sus clases de Cornell sobre La metamorfosis, El Quijote y Alicia, era uno, según reflejan los apuntes de uno de sus alumnos más aventajados, John Updike. El señor Sergio Pitol es otro que tal baila. Y Augusto Monterroso, ni te digo. Una vez le oí hablar en la Biblioteca Nacional sobre los cuentos más tristes del mundo. Parecía un niño, mostrando orgulloso las tripas del juguete nuevo que acaba de desmontar. Nunca olvidaré esa conferencia junto a su esposa, la señora Bárbara Jacobs.

En realidad, todo artesano del idioma ha sido antes un lector enorme, ecléctico y retorcido, aunque parezca, como el autor de Movimiento perpetuo, que nunca ha roto un plato. Federico, por lo poco que se muestra y le dejan mostrarse en esa faceta, es uno de ellos. Pero cuando se zafa del comentario contingente hacia una región más suya, el público le recuerda sus obligaciones como azote de la corrupción. Empieza por un chasquido de impaciencia en un comentario en el blog, y acaba con el respetable pataleando y pidiendo que vuelva a correr la sangre. El público es reacio a la dispersión. Lleva fatal los cambios de registro.

El lunes, por ejemplo, dieron en La 2 Lost in traslation, de Sofía Coppola, una peli dispersa donde las haya. No la había visto hasta ahora, a pesar del prestigio que la rodea.

Seguramente ya lo saben: un actor cincuentón en plena cuesta abajo de su carrera (Bill Murray) llega a Tokio para grabar un anuncio de una marca de wiskhy. En el hotel de la cadena Hyatt, todo es lujo asiático, pero también se nota más que en ningún otro sitio la soledad frente a la mega-urbe, contemplada desde la habitación en lo alto de un imponente rascacielos. Allí conoce a una joven de Nueva York (Scarlett Johanson), que acompaña a su marido, fotógrafo de moda, en un viaje de trabajo en el que parece que no hace demasiado caso a su esposa. La chica, licenciada en Filosofía en Yale y lectora de Evelyn Waugh, parece estar en crisis, al igual que el actor, pero nunca acabamos de enterarnos del todo por qué, en uno y otro caso. El hecho es que flirtean, van a discotecas ultra-modernas, él canta en un karaoke More than this de Roxy Music y ella lo mira con ojitos, se fuman un peta, ella usa peluca de color malva como un personaje de manga, recorren salas inmensas llenas de video-juegos de última generación, se mezclan en la muchedumbre bajo una lluvia de luces de anuncios e imágenes proyectadas en pantallas de plasma gigantes que recuerdan la ciudad de Blade Runner, se tumban en la cama a intercambiarse cuatro lugares comunes sobre la crisis de los 50, la crisis de los 20 y lo perdidos que andamos a cualquier edad, siempre en transición hacia ningún lugar en concreto. De ahí, lo del "lost" y lo de "translation" del título. ¿Lo pillan?

El caso es que, pese a toda esta dispersión sobre superficies luminosas y deslizantes, sin nada debajo, la peli funciona a pedir de boca como elección del punto de vista sobre la realidad que se quiere representar.

El artista hace exactamente eso, al ponerse a escribir. De hecho, es una de sus elecciones más arriesgadas: el punto de vista desde el que va a representar un mundo que, para resultar creíble, debe acabar fundando su propia lógica.

En toda verdad artística, por delirante y dispersa que nos parezca, hay coherencia. Incluso en poemas tan aparentemente herméticos como Trilce, de Vallejo, o Muerte sin fin, de Gorostiza, el código de lo extraño acaba mostrando una arquitectura perfectamente natural a través de imágenes que se repiten a su propio ritmo y derivan a otras imágenes. Ya sé que estoy muy rayado últimamente con las ideas de "verdad", "mentira", "realismo" e "imaginación", y que en el programa no hablo de otra cosa. Pero es que las mentiras que cuentan los políticos, los periodistas y los amantes en la vida real son de tan mala calidad, que la única escapatoria para los tiempos de plomo que se avecinan es exigir la verdad más pura a los libros.

Lo disperso puede ser el mejor punto de vista para representar el hecho de que ya no estamos en un punto fijo de la realidad ni miramos a un sólo sitio. Un mismo perfil de Facebook está lleno de declaraciones de afición a la música clásica y el pop, la pintura y la gastronomía, el golf y las matemáticas. Somos la primera generación que tiene la suerte de no tener que elegir, aunque el precio de poder dominarlo todo, como el personaje de El Aleph de Borges, sea el vértigo y, al fin y a la postre, el vacío, la superficialidad y la melancolía.

Sabemos que la chica estudió a los clásicos en Yale y ha leído Retorno a Brideshead, pero el punto de vista no puede detenerse a profundizar en estos detalles, si de verdad quiere abarcar una realidad giratoria y caleidoscópica en la que coexisten la biblioteca y el tren de alta velocidad sobre campos magnéticos; Evelyn Waugh y las máquinas tragaperras de un centro comercial en Tokio.

Ellen Glasgow, de la que comentamos La casa resguardada en el programa, prescribe la máxima concentración en un tema y en un objeto poético. Y alguien como Lezama Lima, que apenas salió de su casa en la calle Trocadero de La Habana, dijo que si alguien se pasa la tarde mirando un punto fijo de la pared de su habitación, puede ser considerado, con justicia, un lunático; pero alguien que pasa toda la vida contemplando ese mismo punto es un genio.

Me pregunto si la concentración es hoy un recurso eficaz, capaz de producir tanta verdad como en la época de Ellen Glasgow y en la de Lezama Lima. Yo creo que el público sigue pidiéndole a sus genios, de alguna forma, que miren un solo punto de la pared y los esclavizan para que no se dispersen.

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comentarios
1 kabardin, día

Hay un momento en que la concentración genera distorsión,es el momento en que deja de ser herramienta para convertirse en puerta,en grieta por la que si se es capaz se puede acceder al otro lado,pero también desde la que se puede colar lo que allí mora. La dispersión y su ausencia o el miedo controlado alejan o acercan la falla. Pero todo esto sin un anclaje firme,sin armadura ni dirección, es un muy mal negocio. A la pregunta de Mario Noya de hace unos días,¿acudiría Pérez-Reverte?,su obra lo merece y, escuchar a alguien con el cuajo suficiente como para ciscarse en las muelas de los “honorables”mangantes que nos chupan la sangre, no cura pero reconforta.

2 kabardin, día

Y ya que está uno pidiendo,Eslava Galán tiene mucho que enseñarnos a todos.

3 rmlf, día

Lo siento, me he perdido. ¿Confusión, irrealidad y formas de mirar? Saludos cordiales.

4 Mienmano, día

La dispersión es el futuro, nos guste o no. En los viejos tiempos comíamos la fruta de la temporada, porque no había otra cosa: el tiempo de las fresas, el tiempo de las naranjas, el tiempo de cerezas. En noviembre, castañas; en navidad, besugo al horno. Ahora recorremos las interminables galerías de los centros comerciales y nos perdemos entre la fruta exótica traída por avión, pero también entre congelados y precocinados que sólo parecen comida de verdad. Una imagen de este nuevo horizonte tecnológico que conlleva poderosos efectos económicos, sociales, pero también culturales y, para los que nos queremos cultos, tienen consecuencias existenciales, profundamente íntimas. A veinte centímetros de este teclado tengo almacenados, en un disco duro, más libros de los que tendré tiempo de leer en lo que me queda de vida. Y ya mi biblioteca era demasiado extensa. ¿Debo renunciar a releer viejos amigos?; acuciado por el adagio de la "ars longa vita brevis" y por la premura, ¿debo establecer criterios de selección estrictos, altamente restrictivos, guiarme sólo de recomendaciones confiables, y renunciar a la búsqueda propia, al experimento, al ensayo, al error, a la libertad de equivocarme y de perder el tiempo? (sigue)

5 Mienmano, día

(viene del comentario anterior) Y lo mismo se puede decir de otras formas culturales, la música, el cine, las buenas series de televisión. Yo juzgaba que el shock del futuro que invocaba Alvin Toffler no sacudiría mis cimientos porque confiaba en mi capacidad para estar al día en lo meramente técnico. Pero la sobreabundancia de oferta en lo cultural amenaza convertirse en un tsunami que nos arrastre, y veo que cada vez más, por ejemplo en Internet, la gente no busca acceso a más, sino a menos, a refugiarse en una burbuja virtual feliz donde encontrase siempre con modestas variaciones de las mismas cosas. Y, con respecto a tu ejemplo de Federico, con el que disfruto especialmente cuando adopta el registro erudito y relajado de sus programas de televisión, puedo entender que muchos de sus innumerables seguidores de la radio se turben cuando se sale del registro de confrontación y defensa de valores que yo soy el primero en elogiar y por el cual no voy a sentir muchas dudas si se me obliga a elegir entre él y la Conferencia Episcopal. Porque para esos muchos, también la floreciente comunidad de oyentes que ha surgido estos años en torno a la COPE es una burbuja selectiva como las que antes mencioné. Han erigido, merecidamente, a Federico en líder, y abandonarse a un liderazgo relaja, da seguridad ante las asechanzas y la complejidad creciente de este mundo.

6 matmat, día

Víctor me gusta tu entrada de hoy. Dispersión y concentración … quien pudiera disponer de dosis equilibradas de ambas en la vida!. Dispersión en las aficiones y también en la vidilla interior, lanzarse a conocer un algo nuevo un sábado por la tarde, interesarse de verdad por las distintas cosas que nos rodean y en las que siempre encontramos gentes y situaciones diferentes de las que aprender o con las que aprender. … Y la dosis correcta de concentración, que no de re-concentración, en todo aquello que realmente nos gusta, en lo que pretendemos alcanzar cierto nivel, desarrollarnos con hondura. Para mí la concentración profesional es algo que se acaba volviendo necesario si no se quiere abarcar mucho pero no apretar na! Nos concentramos en aquello por lo que de alguna forma nos hemos sentido atraídos, y cuanto más nos acercamos más sabemos y más queremos saber ¡y más nos concentramos!. Supongo que los “genios” también andan sometidos entre el equilibrio dispersión concentración. Federico es un tipo genial, la cabeza más clara y mejor formada de nuestro panorama actual, tiene capacidad para desarrollar muchos registros distintos y de hecho así lo hace, pero es único en la crítica política. No hay ningún periodista que vea nuestra realidad con tanta claridad como él, no hay nadie que sea capaz de despertar conciencias del letargo como él, no hay ningún otro capaz de ponernos ante nuestra realidad como él … por eso unos le necesitamos mientras otros le tienen envidia babeante. Si Federico no arrastrara toda una corriente de opinión tras de sí a nadie le importaría un pimiento lo que dice ni como lo dice. Le odian pero les encantaría tenerle domesticado a su lado … esos sí que están enfermizamente dispersos. Mientras tanto Federico haga lo que haga está concentrado: verdad y libertad.

7 rmlf, día

Como ejemplo de dispersión os recomiendo la última película de Nicolas Cage “Mensajes del Futuro” Eso es ir al cine para salir borracho de dispersión Como aquel anuncio sobre neumáticos: ”La fuerza sin control no sirve de nada” Saludos.

8 kabardin, día

Siguiendo con el cine: Es exclusividad de los autores con talento decir mucho con muy poco. De los vivos,Clint Eastwood es el mejor. En su “Gran Torino”,Walt Kowalsky está demasiado asqueado como para querer ganar a la enfermedad,sabe que:siempre quedará la Patria,pero el resto se hunde sin remedio. Además ella ya se ha ido. Sin esperarlo impacta contra algo que es tan verdad como su perr-a o su coche,la tradición encarnada en sus nuevos vecinos,las chispas que la violencia del choque genera iluminan realmente, y el sr.Kowalsky se gana la gran oportunidad,el primer premio,la posibilidad de marcharse a lo grande,como hacen los hombres valientes y como Dios manda.

9 kabardin, día

Es una Golden Retreaver hembra,eso es una p-erra aunque el sistema de LD no lo reconozca.

10 deluxe, día

Un post cojonudo.

11 vikinga, día

A mi me encanta cuando la gente se dispersa, suelo encontrarla más divertida e interesante si te deja ver lo que se esconde tras la concentración. Otras veces me decepciona. No es el caso de Federico, de hecho me cae muy bien por habernos dejado conocerlo, aunque sea un poco, disperso. Cuando se concentra en las miserias políticas actuales no es tan interesante.