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Que no nos rescaten, por favor



Mientras los habitantes de este país esperamos, cual voyeurs, a ver si al Presidente le dejan estimular al personal, el mercado dicta sus reglas. Stacey´s, una emblemática librería de San Francisco, ha anunciado que cierra sus puertas. Las cuentas no salen. Sí, muy triste: la tradicional empresa con 85 años de historia a cuestas no puede hacer frente a la competencia. No se han anunciado concentraciones de apoyo reclamando que el ayuntamiento pague la factura para que el "negocio" siga en marcha. Eso aquí no pasa, de momento. Y uno se pregunta por qué nunca ha comprado en esa librería pero, en cambio, se deja el sueldo en Amazon o en Borders -la competencia-...

El ejemplo no es sino uno más de los que hemos visto estos meses atrás. Empresas más o menos grandes a las que la crisis pone en evidencia -los problemas y la ineficiente gestión ya venían de atrás- y acaban liquidando a precio de saldo. Mira, algo positivo tiene la crisis: si uno es un poco espabilado se pueden encontrar verdaderas gangas en el ya de por sí competitivo mercado minorista. Las colas son de procesión madrileña, de Miércoles Santo, con el punto de mira en Levante.

En este blog, don John Wilkes nos hablaba de los beneficioso de una crisis económica cuando provoca la liquidación de las empresas débiles. El Presidente está en otra cosa. Está en salvarnos del desastre, aunque sea dando el dinero al pelotón de los torpes. Al revisar el paquete, parece que los únicos estimulados van a ser los funcionarios a los que les toque la lotería de los programas federales en los que se va a liquidar la mayor parte del rescate. "Las infraestructuras", esas impulsoras del gasto público, parece que van a quedarse como están -un 3% se dedicará a autopistas- y "la energía verde", ese camelo que diría mi idolatrado FDV, se queda con un 2%. También se nos ha amenaza con el experimento autártico del "buy American" que obligará a los voyeurs a tener que comprar un Ford y no un BMW. El que pueda, claro.

Para rescates los del Séptimo de Caballería antes de Batalla de Little Big Horn.

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comentarios
1 tolondro, día

Es más bien "gran cuerno" que pequeño el que nos están clavando. Da vértigo ver el abismo acercarse cada día a mayor velocidad. Ante la más que previsible caida, me aferro a que por mucho que lo intenten, al final la lógica y la economía (en el sentido de mejor aprovechamiento de recursos, no en el académico), se impondrán una vez más: El estado, por más intervencionismo que se arrogue, no podrá doblegar a las decisiones individuales de millones de familias e individuos. Y espero que eso pase primero en los USA, mal que pese a algunos el mejor ejemplo de ciudadanos libres e iguales. De ahí la importancia que doy a este blog, que me encanta e instruye más que el Libro Gordo de Petete. Como diría mi abuela, "gracias majos"; seguid así, que con lo que aprendo de vosotros no pierdo ni una discusión de sobremesa con los rojeras...

2 Fineas, día

El pelotón de los torpes es definitivamente el que se va a llevar la parte del león.