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La isla bonita

Perdonen que titule este post con el nombre de una de las canciones más horteras de Madonna (que ya es elevarse en el grado de horterismo) pero es que me viene que ni pintado para hablar de la isla de Ibiza, una pequeña joya que, pese a la gran fama que la precede, consiguió sorprenderme.

Recordarán ustedes, queridos lectores, que hablamos por aquí hace unas semanas de la capital de la isla y de su sorprendente y poco conocido patrimonio. Hoy les hablaré de lo que conocí del resto de Ibiza, que no fue todo lo que me gustaría pero sí lo suficiente para darme cuenta que estaba en una de las islas más hermosas del mediterráneo.

Para los que vamos por primera vez a Ibiza empieza a sorprendernos incluso antes de aterrizar: por los ventanucos del avión vemos la pequeña isla, montañosa a su escala y sorprendentemente verde. No con el verde profundo e intenso de Asturias, claro, pero sí con un hermoso y soleado color de pino y de bosque mediterráneo que cubre prácticamente todo lo que no sean carreteras, calas y grandes mansiones.

A partir de ahí no dejaremos de encontrar maravillas inesperadas, como una arquitectura popular que parece lo mejor del minimalismo del siglo XX, a pesar de remontarse en algunos casos al XVIII. Dicen que Le Corbusier visitó Ibiza y estudió sus casas, construidas estancia a estancia (dos ahora, otra dentro de unos años, otra más al nacer otro hijo...) y extrajo de ellas ideas para su concepción modular de la arquitectura. No sé hasta qué punto es cierto pero, si no lo es, merecería serlo, como decía aquel.

Iglesias y hippies

Las blancas iglesias que encontramos aquí y allá también son encantadoras. Fortificadas en su día por si había moros en la costa (literalmente, la expresión se refería a los ataques de los piratas berberiscos, muy habituales en la isla) son pequeñas, blancas, sencillas y encantadoras en su pobreza.

Algunas como la de Puig Misa están en lo alto de la colina, ofreciendo una vista maravillosa sobre el paisaje y las casas desperdigadas. Con grandes porches encalados y pequeños cementerios resultan lugares tranquilos y románticos, a miles de kilómetros de la modernez y el ruido que, sin embargo, quedan tan cerca.

Una modernez que en algunos casos ya no se sabe muy bien si lo es, como en el mercadillo hippy de Las Dalias, un clásico de la isla que nos lleva de vuelta a los sesenta o los setenta, cuando la isla era una meca de música, espiritualidad de aquella manera, erotismo de aquella otra y "melenudeces" varias.

No se tomen a la ligera lo del viaje en el tiempo que algo de eso hay: muchos de los vendedores del lugar tiene sus canas y sus arrugas como testimonios (más o menos) vivientes de que ellos ya estaban allí entonces

Y, por supuesto, el mar

Hay en Ibiza playas en las que el bosque de pinos llega al borde mismo de la arena, sin más edificios que uno o dos pequeños chiringuitos o algún que otro hostal. También las hay encajonadas entre espectaculares acantilados de piedra y arena rojiza, o con casetas de pescadores que guardan sus barquitas casi dentro del agua.

Por supuesto, estas playas son una de las cosas que han hecho de la isla un destino famoso en todo el mundo, pero hasta que no las conocemos no nos damos cuenta de lo paradisíacas que son, de su belleza tranquila que las convierte en lugares en los que hasta el menos playero (un servidor, por ejemplo) pasaría en ellas el máximo tiempo posible.

A eso también contribuye, lógicamente, un clima templado por el propio mar que nos regala días de doradísimo sol y agradable temperatura incluso a las mismas puertas del invierno: a mediados de diciembre el termómetro no bajaba de los veinte grados hasta que entraba la noche, y con poco más que una chaquetilla de lana se sobrellevaba entonces el presunto frío nocturno.

Antes de que caigan las temperaturas los valientes se acercan al oeste de la isla, a playas tan hermosas como Cala Conta, en la que pueden darse un último baño prácticamente todo el año, aprovechando los rayos de un sol que parece allí más dorado que en otros lugares.

Pero dejen que les cuente casi un secreto: si quieren ver la mejor puesta de sol marchen un poco más al sur, hasta Cap Blanc. Allí, desde los altísimos acantilados y frente al coloso Es Vedrá, un peñón de 300 metros varado cerca de la costa con aspecto de iceberg, disfrutará, si las nubes lo permiten, de una de las medias horas más hermosas de su vida, en un silencio sólo roto por el batir de las olas, unas decenas de metros bajo sus pies.

Y NO SE PIERDAN NUESTRA GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS DE IBIZA

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comentarios
1 Kufisto, día

Hola Carmelo. He pensado lo mismo que tú, "vaya una horterada", pero creo que la Ciccione se refería a las Canarias cuando hacía como que cantaba aquello. Esta historia habla de la otra Ibiza, de la que (¡para qué nos vamos a engañar!) la puso en el mapa de lo "in" a nivel mundial: http://elblogdekufisto.blogspot.com/2010/09/va-ser-mejor-que-no.html Magníficas fotografías Carmelo, como siempre. Saludos.

2 Duran, día

Normalmente lo de "la isla bonita" se usa para referirse a la isla de La Palma, en las Canarias. Pero bueno, supongo que también podría aplicársele a Ibiza.

3 Alexis, día

Cierto, Magníficas fotografías, pero hasta que no se ve amanecer con el Teide al fondo, o una maravillosa noche estrellada en la canaria isla de La Palma es difícil otorgar el título de "Isla Bonita" a otra que no sea la "original".

4 Eusebio, día

Parece que le has tocado la fibra a los canariones!!! que tienen razón. A parte de esto, Ibiza es la isla desconocida. La primera vez que estuve, fui con los amigotes de fiesta, pero me di cuenta que tenía algo más que lo que nos venden los pocholos de turno. Y, efectivamente, desde que conocí a mi mujer procuramos ir todos los años una semanita de calitas, mercadillos hippies, pueblecitos costeros y no tan costeros y por la noche por el puerto de Ibiza de copas (ahora con un niño pocas). Si me pongo a decir sitios chulos no paro (calas, chiringuitos, restaurantes, copas tempranas, tardías y mañaneras, tiendas, monumentos, puertos, etc). Recomendable no ir en agosto, caro y masificado. Saludos.

5 Mike, día

Así es. La Isla Bonita es la Isla de La Palma. Yo viví allá y vi los amaneceres desde la avenida, con el Teide a lo lejos. No conozco Ibiza, pero recomiendo encarecidamente visitar La Palma.

6 Carmelo Jordá, día

Hola a todos, Como siempre, gracias por leer y opinar. Efectivamente, había olvidado que "la isla bonita" siempre fue La Palma, olvido que me puede costar la vida como se entere un familiar que vivió años allí. Prometo que en cuanto pueda conoceré La Palma (entienda esto el Cabildo como que estoy de lo más dispuesto a que me inviten :-) escribiré el correspondiente artículo con su galería para compensar. Un saludo, Carmelo

7 nacho, día

Efectivamente "La Isla Bonita" es la isla de La Palma, pero ¿no puede tener cada uno su isla bonita? Para Carmelo, es Ibiza!!! http://lamoradadelviajero.wordpress.com/

8 yang, día

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