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50 años, 10 momentos (y II)

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Puedes leer aquí la primera parte de "50 años, 10 momentos" 

6. The Shrug

3 de junio de 1992. Primer encuentro de las Finales de la NBA entre Chicago Bulls y Portland Trail Blazers en el Chicago Stadium. Los pupilos de Phil Jackson sufrieron para derrotar a Knicks y Cavaliers (el hueso duro lo fueron en mayor medida los de Nueva York) en semifinales y final del Este. Por otro lado, Clyde Drexler y sus chicos arrasaron en el Oeste, perdiendo tan sólo 4 partidos en sus enfrentamientos con Los Ángeles Lakers, Phoenix Suns y Utah Jazz. Los pronósticos eran harto complicados de realizar.

Los primeros minutos del encuentro fueron de dominio visitante, con un 5-0 de inicio. Chicago no tardó mucho en entrar en calor, pero Portland siguió por delante gracias a su acierto ofensivo. Fue entonces cuando Michael Jordan dijo “basta”. El 23 era todo un experto en plasmar sus emociones en hechos sobre la cancha. Así lo hizo, aunque en esta ocasión el milagro se produjo gracias al acierto inaudito de Jordan en terreno baldío para él: la línea de 7’25.

Debió ser un auténtico espectáculo para la vista: MJ anotando una y otra vez desde el triple (así hasta 6 veces) ante la atónita mirada de compañeros y rivales. Lo mejor llegó a la conclusión del show. Tras anotar el sexto lanzamiento, Jordan miró a Magic Johnson, que se encontraba comentando el partido en la zona de prensa, y le dedicó un gesto memorable de incredulidad. Ni el propio Michael comprendía lo que estaba sucediendo: 35 puntos, con seis triples incluidos (récord de las Finales en una primera parte). Todo sin apenas despeinarse.

Los Bulls vencieron por 122-89 esa noche y conquistaron su segundo campeonato consecutivo unos días después. Jordan concluyó el encuentro con 39 puntos tras haber lanzado únicamente 4 veces (con 2 aciertos) en la segunda parte. No volvió a intentarlo desde la línea de tres puntos, con la que inició y concluyó idilio en el mismo día.

 

 

7. I’m back (Double Nickel)

Michael Jordan estaba en la cúspide. Lo había logrado todo: tres campeonatos con los Bulls, su segundo oro olímpico (Barcelona ’92) y múltiples distinciones individuales. Era el mejor y lo sabía. Sin embargo, el amor de MJ por el baloncesto decayó súbitamente. El juego de la canasta y la pelota esférica y naranja ya no le atrapaba como antes. El asesinato de su padre, hombre fundamental para él en lo personal y en lo deportivo, empeoró aún más la situación. Michael tomó una decisión trágica, pero necesaria: era el momento de retirarse.

Los recuerdos de infancia del 23 le llevaron a cambiar las Air Jordan y el parquet por las zapatillas de clavos y la hierba: jugaría al béisbol. James se lo agradeció desde allí arriba. Sin embargo, el experimento del otrora escolta en las ligas menores tan sólo duró una temporada y media. A Chicago no le iba demasiado bien sin el concurso de Jordan y los caminos de franquicia y jugador volvieron a cruzarse en el curso 1994/95. El jugador que había maravillado a todo el planeta anunció su regreso a la NBA con un escueto comunicado de prensa. La nota únicamente decía: “I’m back” (“Estoy de vuelta”).

29 de marzo de 1995. Madison Square Garden de Nueva York. Chicago Bulls-New York Knicks, clásico del baloncesto NBA de los 90, en temporada regular. Jordan se había vuelto a vestir de corto hacía relativamente pocos partidos. Ahora su número era el 45, al igual que en el béisbol (su inseparable 23 no tardaría mucho en ser descolgado del techo del United Center de Chicago). Michael no estaba jugando demasiado bien y requería de un partido de altos vuelos para lucirse. Aquél lo era, así que no desaprovechó la oportunidad.

Jordan concluyó el primer cuarto del encuentro con 20 puntos (9/11 en el tiro). Ya no era tan incisivo penetrando hacia la zona, pero su tiro desde media distancia seguía siendo letal. Así se explican los 55 puntos que Mike consiguió esa noche. Los Knicks plantearon batalla hasta el final. Todos esperaban un ‘buzzer-beater’ de la estrella de los Bulls, pero el guión sufrió un cambio de roles a última hora. Bill Wennington (a pase de Jordan) fue el autor de la canasta que otorgó el triunfo a domicilio de Chicago.

¿Seguro que Spike Lee seguía pensando que el motivo por el que Jordan era el mejor radicaba en sus zapatillas?

 

 

8. The Flu Game

No había dormido en más de 36 horas… Pizza de pepperoni, antiácidos, somníferos, laxantes, quién sabe cuántos cafés y Gator Lode en el cuerpo. Michael debería haber ido al hospital, pero él es como es y es difícil comprender la intensidad de su fuerza de voluntad”. George Koehler, amigo y acompañante de Michael Jordan.

11 de junio de 1997. Quinto partido de las Finales NBA entre Chicago Bulls y Utah Jazz en el Delta Center de Salt Lake City. El equipo local igualó las series tras un 0-2 inicial de Chicago, que llegó a sus segundas Finales consecutivas tras el regreso de Jordan (el cuarto anillo llegó en 1996 ante Seattle). Michael sufrió una fuerte gripe vírica horas antes del trascendental encuentro. A pesar de lo débil que se encontraba, el 23 de los Bulls decidió saltar a la cancha. Su hambre de victoria, una vez más, fue lo primero.

Las cosas no empezaron nada bien para Chicago, que asistió a un recital de los Jazz en los primeros minutos (9-23). Scottie Pippen mantuvo a flote al equipo en aquellos momentos tan complicados. Jordan cogió el testigo en el segundo cuarto, anotando 17 puntos que impidieron que los Jazz se escaparan definitivamente en el marcador. MJ no podía más y así se lo hizo saber a Phil Jackson, a quien, aun así, se le hizo imposible dar a Jordan tanto descanso como necesitaba.

Se llegó a los minutos finales con todo por decidir. Michael, inoperativo en el tercer periodo, reapareció en el último acto para rematar la faena. Un triple suyo a falta de 25 segundos para la conclusión fue clave para la victoria de Chicago (90-88). Los Bulls certificarían su quinto anillo en siete temporadas en el sexto encuentro de las Finales. La imagen de un Jordan exhausto (38 puntos) abrazado a su eterno escudero, Pippen, pasó a la historia.

A courageous, classic performance by the flu-ridden Michael Jordan”.Marv Albert, comentarista deportivo.

 

 

9. The Last Dance

14 de junio de 1998. Sexto encuentro de las segundas Finales consecutivas que disputaron Chicago Bulls y Utah Jazz. Las últimas Finales de Jordan, Pippen, Rodman, Kukoc y Stockton, entre otros. El rumor se barruntó durante toda la temporada 1997/98: aquél era el último año de Michael Jordan en la NBA (y lo fue si pasamos por alto la parte apócrifa de su carrera: el segundo regreso, esta vez para jugar con Washington Wizards). Los Bulls estuvieron de nuevo a la altura de las expectativas de su líder y llegaron a las Finales dispuestos a cerrar su segundo ‘threepeat’. Sabían que Utah (en especial John Stockton y Karl Malone) no era un rival nada sencillo. Así lo demostraron venciendo en el quinto encuentro de las series por el título, cuando todos les daban por derrotados tras tres victorias consecutivas de Chicago. Los Jazz tenían en sus manos mandar las Finales a un séptimo partido. Lo tuvieron muy presente.

La suerte no pareció estar del lado de los Bulls. Ni Ron Harper ni Scottie Pippen se encontraron en buenas condiciones físicas durante el encuentro (Pippen vio la primera parte desde el vestuario debido a su maltrecha espalda). Utah tomó la delantera desde el principio y Jordan y Kukoc mantuvieron a Chicago en liza, con Dennis Rodman liderando la defensa. MJ estaba prevenido: podía permanecer en cancha durante la totalidad de los 48 minutos si Phil Jackson lo creía conveniente.

Últimos 42 segundos. John Stockton anotó un triple que puso un 83-86 favorable a Utah en el electrónico. Jordan no tardó en responder su osadía en la canasta contraria. 85-86. Stockton se la pasó a Malone, que esperaba su oportunidad en la zona. No pudo degustar el balón. Jordan se lo quitó de las manos de inmediato. El principio del fin para los Jazz comenzó entonces.

Michael trotó tranquilo hacia la canasta ajena. Protegió la pelota mientras la botaba, con Bryon Russell delante. Comenzó la penetración hacia la zona. Russell le siguió, pero cuando quiso darse cuenta allí no había nadie. Jordan le engañó de forma cruel con una finta brillante. Estaba solo. Era su momento. No podía fallar y no lo hizo. 87-86. Los Jazz tuvieron cinco segundos para anotar, pero el triple a la desesperada de Stockton no entró. Ese tiro no podía, no debía ser. Jordan tenía que marcharse con un final de película y así fue.

Sexto anillo de campeón con Chicago Bulls y sexto MVP de las Finales. Glorioso cierre para una era, último baile magistral tantas veces soñado. El vuelo número 23 despegó hacia la leyenda para no regresar jamás aquel día.

10. 69 points

Volvemos atrás en el tiempo para cerrar este recorrido. 28 de marzo de 1990, Cleveland. Chicago se enfrentó a los Cavaliers en temporada regular. El equipo local se encontraba entre los últimos clasificados de la NBA debido a sus problemas con las lesiones y los Bulls tampoco pasaban por un buen momento. Cuatro derrotas consecutivas en una gira por el Oeste habían hecho saltar las alarmas en Illinois. Daba igual. Jordan ejercería de salvador en los momentos de flaqueza. Daría buena muestra de ello ante una de sus víctimas preferidas.

Aquella noche los Cavs llevaron a los Bulls a una prórroga. Quizá la victoria hubiese sido para ellos en otras circunstancias. Sin embargo, la fortuna quiso que el escolta de 1'98 metros de altura más famoso del mundo cuajara su mejor actuación individual histórica en ese partido. No hubo nada que hacer ante los 69 puntos (25/27 de acierto) de un Michael Jordan en estado de gracia. Lo único que cabía hacer era mirar y aplaudir para los adentros. Está claro que el pobre Craig Ehlo, al que le caían por todos los lados cuando jugaba contra Jordan, debía ser gafe.

La nota curiosa de partidos como éste, en los que el 23 dominaba a placer, eran las disculpas que Mike pedía a uno de los asistentes de los Bulls, Tex Winter. MJ tenía remordimientos por hacer caso omiso de los sistemas una vez sí y otra también y así se lo hacía saber a los técnicos de los Bulls.

 

Bonustrack

¿Que no puedo meter un tiro libre con los ojos cerrados, Mutombo? Ahora verás”.

 

 

 

¡Bienvenido, MisterJordan!

 

Jordan altruista

 

 Y COMO COLOFÓNLas 50 mejores jugadas de Jordan

 

Puedes leer aquí la primera parte de "50 años, 10 momentos"

 

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Millan Cámara en Twitter: @millancb y @whereah

(Fuente: Michael Jordan, el Rey del juego. Máximo José Tobías).        

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