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'Turn' con Jamie Bell, la serie de espías del siglo XVIII

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Jamie Bell en Turn

En medio de un panorama dominado totalmente por regresos de series veteranas, ha pasado totalmente desapercibido el estreno de Turn, drama histórico y de espionaje protagonizado por Jamie “yo-soy-Billy-Elliot” Bell y ambientado en la Guerra de Independencia. Se trata de una indiferencia (tanto crítica como de audiencia) hasta cierto punto injusta, en tanto sus primeros dos capítulos rayan una altura correcta. Sin gozar del indiscutible carisma de Juego de Tronos o Mad Men, esos retornos mediáticos que comentábamos, Turn es un producto sólido aquejado, eso sí, por cierto desinterés atribuible no tanto a la historia sino a todo lo que la rodea.

Basada en la novela de Alexander Rose Washington´s Spies: The Story of America´s First Spy Ring, la acción de Turn se inicia en el año 1778, cuando un modesto granjero de Long Island, Abe Woodhull (Jamie Bell) se ve obligado a tomar partido en la Guerra de la Independencia y fundar, junto a sus amigos de la infancia, un grupo de espías que lograría cambiar el curso de la propia guerra.

Series como Turn me dejan sumido en una duda incómoda. ¿Qué hubiera sido de ellas si el resultado fuera, solamente, un poco más excitante? Se trata de una impresión que últimamente se repite demasiadas veces. Por un lado, está demasiado bien hecha como para hacerla trizas, pero a la vez es imposible elevarla al Olimpo de las grandes series debido a esa falta de intensidad y pasión.

Llamadme antiguo, pero estamos ante una serie que hace quince años, cuando se estrenaron en cine (y con éxito) relatos de aventuras históricas como El Patriota o Gladiator, Turn bien podría haber supuesto un éxito cinematográfico para las carreras de Mel Gibson o Russell Crowe, las estrellas que las protagonizaron. Ambas eran, al fin y al cabo, sendas historias heroicas con bastantes dosis de drama histórico, y no al revés. Un tono similar al que adopta la presente serie, que a falta de mayores matices en futuros episodios no duda ( y bien que hace) en ponernos a los británicos como villanos de la función, y punto. Y mejor no hablo del cine de hace ya un cuarto de siglo, cuando los héroes de la gran pantalla todavía estaban interpretados por actores como Robert Redford, quien -por cierto- abordó como director esta misma época seminal en la historia de EEUU en la reciente La Conspiración.

Como las cosas son las que son, y las audiencias parecen haber desterrado esa cierta seriedad para decantarse por el despendole, en la actualidad Turn ha cobrado vida en forma de serie de lujo con Jamie Bell de protagonista, algo que no va en desmérito de la propuesta, sino que parece signo de los tiempos. Ahora, cierta ficción adulta se cultiva en la tele, no en el cine, y ya asumimos que eso no es tan horrible.

Ahí terminan los defectos de los dos primeros episodios de Turn, una serie que si por alto destaca, precisamente, es por su tratamiento cinematográfico. La música es de Marco Beltrami, a quienes los aficionados a las bandas sonoras recordamos, aunque no demasiado, por decenas de partituras más o menos correctas. Y la dirección del primer episodio, atención, ha corrido a cargo del británico Rupert Wyatt, realizador que salió de la nada con la poco menos que estupenda El origen del Planeta de los Simios y que ahora baraja diversos proyectos que podrían encumbrarle al grupo de grandes realizadores de Hollywood, si es que logra repetir esa brillantez inicial.

Gracias a Wyatt el drama y la aventura se equilibran sin quitarse espacio uno al otro, conservando un tono áspero que nunca llega a resultar extremo. A él cabe atribuirle uno de los grandes aciertos visuales de la historia, la de sumir a los protagonistas en la oscuridad más absoluta en las escenas nocturnas (al igual que en Barry Lyndon de Kubrick, la ausencia de luz eléctrica sume a las escenas en tinieblas), e imbuir de un realismo frío y sucio, más convencional pero también más dinámico, a todas aquellas que transcurren durante el día.

Todo ello sirve de soporte a lo que, en realidad, un thriller histórico en el que la paranoia post 11-S tiene más cancha de lo que parece. En los dos primeros capítulos de Turn se suceden interrogatorios, torturas, asesinatos y espionajes varios, todos ellos motivos vistos una y mil veces en series como Homeland o 24, y se indaga en los precarios métodos para cifrar y transmitir mensajes en clave con la misma intensidad que en aquellas. Son todos ellos motivos y lugares comunes del thriller de suspense más genérico, solo que esta vez trasladados a la Guerra de la Independencia con notable naturalidad y fortuna. Turn podría considerarse como el thriller de época de la última hornada de series, o al menos sus aspiraciones parecen querer seguir esa vía.

Como tantas otras series, Turn tiene calidad y un buen planteamiento, pero eso no quiere decir que tenga futuro, si realmente es necesaria una segunda temporada al margen de los diez capítulos que componen su estreno. Parece que estamos ante (otra) serie sólo aceptable, con buenas intenciones y premisas, pero que tenga aquello que nos incita a volver cada semana… eso todavía está por ver.

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comentarios
1 Hugo, día

Coincido. Resulta muy fría. Yo destacaría al oficial de dragones más que a Jaime Bell. El tratamiento de los británicos, con ser histórico provoca una extraña sensación, especialmente el que anda detrás de la posadera.

2 Juanma González, día

Pues sí. Todos necesitamos un malo, sin más. Recuerdo de nuevo al Jason Isaacs de El Patriota, menudo pieza...

3 Lars Herrentanz, día

Me gusta la ambientación "realista" y sobre todo el retrato en el primer capítulo de los "Rogers ´Rangers", uniformológicamente hablando tienen un 10.