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Todo el mundo quiere ser 'Hung (Superdotado)'

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El pasado mes de diciembre, HBO canceló un paquete de series secundarias entre las que se encontraba Hung (Superdotado) y Bored to death, comentada aquí. La serie protagonizada por un excelente Thomas Jane es (era) una interesante comedia dramática sobre las vicisitudes de Ray Drecker, un entrenador de instituto que decide aprovecharse de su habilidad con las mujeres -y de su enorme miembro viril- para salvar sus dificultades económicas y familiares. Dicho de otro modo, comienza a ejercer de puto bajo el patrocinio de Tanya (Jane Adams), una angustiada poetisa de cuarenta años y encerrada en un horario de oficina y que ejercerá de chulo con no pocas dificultades…

Sin duda, Hung nunca estuvo entre las producciones punteras de HBO (vuelvan a cantar con nosotros: no es televisión, es HBO…), y aquí es obligado referirse a las ínclitas Juego de Tronos o Boardwalk Empire como buques insignias de la cadena. Pero tampoco lo pretendía. Es cierto que su tono entre ácido y leve, explícito en el sexo y sentimental en el fondo, acababa resultando un tanto indefinido y demasiado discreto, voluntariamente menor. Al final todo redundaba en un dramedy realista pero amable, muy en la línea de esa productiva veta del cine independiente americano que ahora encabeza el estupendo Alexander Payne, firmante de A propósito de Schmidt  o Los descendientes, y que de manera nada casual, ejerce de productor ejecutivo de Hung.

Pero la serie te acaba ganando por sus excelentes interpretaciones (Thomas Jane podría ser la versión trabajadora del Don Draper de Jon Hamm) y lo compacto de su trama, ajena a violentos puntos de giro o sorpresas innecesarias, que convierten la pieza en un ejemplo más de excelente narrativa por parte de HBO. Y lo más importante de todo: sus tres temporadas, de diez capítulos cada una, pasan en un suspiro y se alzan como uno de los mejores reflejos de la recesión económica en EEUU jamás presentados en una pantalla.

Porque al margen de la picardía de su punto de partida –y las numerosas y a menudo divertidas escenas de sexo que adornan la serie- Hung se erige como un inesperado retrato de la desesperación del ciudadano medio ahogado por las deudas, plasmada con sentido del humor y del drama, pero sin afectaciones innecesarias. Dicho de otro modo, que esto no es Fernando León de Aranoa ni tampoco la sobrevalorada y para siempre olvidada Precious. La serie creada por Dmitry Lipkin y Colette Burson, y avalada por el realizador de Los descendientes y Entre copas, Alexander Payne, (que también dirigió el capítulo piloto), es un ejemplo más del gusto de este realizador por los personajes en plena crisis de la mediana edad, un tanto patéticos y tristes, por mucho que el Ray Drecker que interpreta el atractivo Thomas Jane siempre acabe encontrando la solución a sus problemas… casi siempre escondida entre sus piernas.

En este sentido, ya desde su introducción, al ritmo del pegadizo tema I’ll be your man de The Black Keys, la serie resulta sumamente expresiva. En ella, Thomas Jane recorre diversas postales del paisaje urbano de Detroit mientras se va desprendiendo de la ropa, para sorpresa de los peatones que se cruzan con él. Por el camino, asistimos a un desfile de lugares representativos como el distrito financiero del centro de la devaluada Detroit, calles preñadas de restaurantes y ejecutivos, para pasar inmediatamente después a fábricas de automóviles abandonadas, solitarios vecindarios del extrarradio y pacíficas comunidades rurales, hasta llegar a la casa en el lago de Ray, nuestro protagonista, chamuscada hasta el tejado debido a un cortocircuito que se produce en el primer capítulo.

La progresiva degradación de ese entorno urbano refleja la decadencia de la antaño vigorosa y emblemática ciudad del automóvil, ahora convertida en un patético reflejo de lo que es la industria del país. Hung apunta desde el principio las intenciones de sus responsables: trazar un doble juego entre los enredos sexuales y sentimentales de Ray, al fin y al cabo un obrero de la clase media-baja que se desnuda física y emocionalmente ante nosotros , mientras en el fondo se va conformando poco a poco el retrato de unos Estados Unidos en recesión económica.

En este sentido, la serie representa las frustraciones del momento actual sin necesidad de que ninguno de sus personajes verbalice en exceso su desgracia, para aburrimiento del espectador. La reconstrucción de la casa del protagonista, un tesoro familiar ahora arrasado por el fuego, y que culmina en la tercera temporada de la serie, no deja de ser otro símbolo más de la situación del país (y un ejemplo más de que la alegoría utilizada por Clint Eastwood en Sin Perdón ha dado para mucho). Y qué decir del propio Ray, antes un apuesto atleta con un trabajo estable como entrenador de instituto (y que por tanto podría ser considerado un modelo de moral y de conducta para el estadounidense medio, se ve obligado a recurrir a la picaresca y a sus recursos más íntimos y dudosos para prosperar, tras haber fracasado en todos los aspectos de su vida, incluyendo su matrimonio.

Adiós sueño americano adiós

Tan interesante como esto, y la transformación, que no destrucción, del icono del triunfador americano que representa Ray  (antaño un atleta de prometedor futuro), es el negocio de consuelo sexual que montan éste y la eternamente angustiada Tanya, y que no deja de ser una alegoría de los postulados del libre mercado y una alabanza al emprendedor empresarial y sexual en tiempos de crisis. Dejando de lado la dudosa moral y legalidad de la actividad de prostituto de Ray, que sirve a la serie para ironizar sobre los modelos de conducta tradicionales en Estados Unidos, Hung acaba resultando un emotivo elogio al individuo libre que recurre al trabajo y a su ingenio personal para prosperar dignamente… avances para los que se sirve, aquí más que nunca, de sus ‘propios’ instrumentos. Así, si en la primera temporada Ray y Tania se ven sorprendidos y desbordados con la demanda oculta de su negocio, en la segunda se ven obligados a incorporar un nuevo socio, la manipuladora y ninfómana Lenora (Rebecca Creskoff). En la última tanda y como es lógico, la pareja formaliza su empresa comprando un local, y se enfrenta a la inesperada competencia de Lenora, que decide utilizar a un prostituto más joven que Ray para robarles las clientas a la pareja. El sueño americano muerde el polvo y resurge… aunque esta vez en la realidad.

Sexo HBO

Como toda producción HBO, Hung (Superdotado) aparece adornada por numerosas escenas sexuales, casi siempre de naturaleza humorística, interpretadas con una notable valentía por su protagonista, Thomas Jane. El intérprete de La niebla de Stephen King, Deep blue sea y El Castigador nunca ha visto su estrellato confirmado en el cine y parece condenado a protagonizar productos de serie B. No obstante, en Hung ha demostrado que es capaz de exprimir su registro de galán con una versatilidad bastante aceptable, obteniendo tres nominaciones consecutivas al Globo de Oro en la categoría al mejor actor, y una al Satellite por su papel.

Hung, como decíamos al principio, nunca llega a cuajar, a dejarnos boquiabiertos. Existen excelentes secundarios, como es el caso de Gregg Henry, que hace tiempo fue uno de los actores recurrentes de Brian De Palma, o la olvidada Anne Heche, capaz de humanizar un personaje que al principio es demasiado caricaturesco. Burson y Lipkin profundizan en las relaciones de Ray con sus hijos, su exesposa y Tanya (me resulta especialmente emotiva la relación de amistad que acaba uniéndoles) en los márgenes del melodrama edulcorado, el drama social y la comedia salvaje, extrayendo oro de muchas situaciones íntimas y familiares con notable sutileza. Pero falta ese toque final de genio, irreverencia y sentido del humor que eleve la propuesta al Olimpo. No obstante, que Hung no sea un buque insignia no la hace merecedora del menosprecio de nadie, y más teniendo en cuenta que incluso Boardwalk Empire puede flojear en su segunda temporada.  Su reflexión sobre las rarezas y desgracias del individuo común, el carisma de Thomas Jane y la creciente apuesta por la comedia que se realizó en su tercera y última temporada la hacen cada vez más disfrutable según avanza, y bien valen un paseo por los aledaños de Detroit. Una serie con encanto.

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comentarios
1 walt, día

todo perfecto menos por un pequeño detalle... Mad Men no es HBO. una lástima perder esta serie, era un buen relleno para el verano

2 Ou Xe, día

Una primera temporada excelente. Mucho más dura, honesta y entretenida que Juego de Tronos, Espartaco y todos esos melodramas del porno que ahora son moda.

3 Mx4220, día

"Ou Xe" discrepo totalmente de tu comentario, para mi gusto personal Juego de Tronos es una de las mejores adaptaciones que se han hecho de la literatura fantástica. No pongo en duda que a ti te entretenga mas esta serie, pero creo que en lo de ser mas o menos honesta una que otra es como si compararas una caja de lechugas con un semáforo Ósea no tiene el mas mínimo sentido... Creo que las dos son igual de honestas o deshonestas que un paraguas o una lata de judías.

4 Mx4220, día

Estoy Totalmente de acuerdo contigo Ebs, no se porque tiene que menospreciar una serie para elogiar a otra, no lo entiendo. A mi Juego de tronos me parece una de las mejores series jamás hechas y una adaptación de los libros magistral y no por ello digo que "hung" me parezca aburrida o que simplemente no me llega a enganchar, creo que el comentario despectivo a Juego de tronos sobra.