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'The Following': Kevin Bacon entre 'Scream' y Allan Poe

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Hace tiempo que las series (y la cinematografía en general) han dado por sentado que en el género de los serial killers está todo inventado. Con la salvedad del soplo de aire fresco que supuso Dexter Morgan, parece que los creadores han renunciado a la innovación en este campo, centrándose más en abordar historias ya contadas con algún tipo de variación. Bien, es aceptable. Para sangre fresca en papel ya tenemos a Chuck Palahniuk ó Dan Welles; ó a sus nada descartables adaptaciones en pantalla.

Por eso no sorprende que ante el primer episodio de The Following, la nueva serie de FOX, todos salgamos comentando lo mismo: “No inventa nada nuevo”, lo cual no es necesariamente negativo, pero conviene ir prevenido. Quien aterrice en la serie con ganas de hallar otra vuelta de tuerca el género de la mente criminal, que se abstenga. A los demás, algo les contamos.

La historia arranca años después de que Ryan Hardy (Kevin Bacon) haya encarcelado a Joe Carrol (James Purefoy), un atractivísimo profesor universitario que asesinó sádicamente a una decena de jovencitas alumnas de Universidad, inspirado por los relatos de Edgar Allan Poe. Las imágenes de las muchachas sin ojos satisfacerán a los más morbosos, aunque él afirme que está creando arte. Bacon interpreta aquí el típico esquema de agente del FBI echado a perder: alcohólico, autodestructivo y obsesionado con el serial killer que atrapó. Pero con marcapasos. Vamos, que no se atisba mucho más futuro para él que el de acabar en un callejón agarrado al frasco, o desnucado en la bañera tras una fantástica melopea. Pero no

Porque nuestro potente asesino no está haciendo talleres de macramé en la cárcel, sino que perpetra una venganza por todo lo alto. (¿O hay algún serial killer al que le guste dejar su trabajo a medias?). Con paciencia e internet, Purefoy se ha ido convirtiendo en una especia de mesías killer, con una amplísima y poderosa red de seguidores dispuestos a derramar toda la sangre que a su líder le apetezca. Por tanto, Kevin Bacon se enfrenta a un problema mucho mayor que el de meter entre rejas a un chalado: frenar la influencia que éste tiene entre su legión de psicópatas, y evitar que continúen las muertes. Pero claro, los miembros de la secta no portan ningún luminoso identificativo.

Hasta aquí el argumento que vertebrará la serie y que se esboza en el primer capítulo, sin perder de vista que The Following es una de esas series en las que hace falta un par de capítulos más para formarse una opinión definitiva. De entrada, su arranque es potente, entretenido y moderadamente intrigante. Pero sobre todo, deja muy claro quién es su papá: Kevin Williamson. El creador de la saga Scream introduce todos sus elementos distintivos en The Following, comenzando por su cuidado sistema de susto-sustito-sustazo y del ya-se-yo-lo-que-va-a-pasar y el posterior ah-pues-no. Por supuesto, todas las jovencitas asesinadas son potenciales modelos de Victoria Secret y no hay un sólo secundario que no esté cañón. ¿No habíamos dicho ya que era obra de Williamson?.

La impronta del americano se refleja también en cosas bastante más molestas, especialmente en una: el casi nulo carisma del protagonista. O el carisma-forzado, podríamos decir. Lo hizo en Scream, en Dawson Crece y también en The Following. Si Neve Campbell les parecía un pan sin sal, por ahí van los tiros. Nuestro detective es un rosario de convenciones del género, que luce gesto avinagrado y modos de atormentado al que se le ha ido la mano con los antidepresivos. La trayectora de Kevin Bacon me indica que no es cosa suya, y que más o menos hace lo que puede con el personaje de un héroe que no da para más. Afortunadamente tiene un contrapunto fantástico en el killer Carroll, al que Purefoy no sólo añade su atractivo físico, sino un demesurado poder de seducción mental. Hacer al malvado más interesante también es marca de la casa.

Como he dicho, me reservo el dictamen definitivo hasta ver un poco más de qué va la cosa, que puede tomar dos caminos muy distintos con desiguales resultados. Si The Following se conforma con ser un thriller procedimental al uso, me bajaré del barco. No tengo ganas de más capítulos con esquemas cerrados e idénticos, en el que tras la muerte de una manceba inocente, Bacon se rompa los cuernos tratando de averiguar qué personaje es el seguidor encubierto de la secta de Carroll que ha seguido sus sangrientas instrucciones. No más bucles al estilo Alcatraz, por favor.

Pero si Williamson apuesta por la variante imprevisible, ahí me tendrá, porque la serie tiene argumentos para ello. Es oscura, sangrienta y tiene ritmo. De ser así puede que el meollo comience a interesarme como una serie entretenida, que garantiza algún que otro bote en el sofá.

The Following se estrenó en EEUU este lunes, y en España puede verse a partir del próximo lunes 29 de enero en el canal TNT, a las 22:15. 

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comentarios
1 Aquiles Piesligeros, día

Pues tiene pinta de tontería repetida mil veces. ¡Pobre Poe!

2 Aitor, día

Bueno, mientras nos decidimos si esta serie vale la pena, lo que es yo, me vuelvo a ver DEADWOOD, serie que nunca me cansaré de elogiar.

3 cotelo, día

Vi el episodio piloto aunque no soy fan de este genero la encontré super buena y te atrapa del comienzo ojala se mantenga