Ahora mismo, la serie que suena fuerte en los mentideros de Hollywood es Mob City. Un proyecto muy esperado que debería impulsar al olimpo a la cadena TNT y que tiene un padrino de excepción, el director de cine y guionista Frank Darabont. Porque quienes conocemos un poco al realizador de Cadena Perpetua y La Niebla (una de las mejores películas de terror de la última década, según yo mismo) sabemos que no es de los que se toman los proyectos a la ligera. Los ejecutivos de AMC, esos mismos que le echaron de The Walking Dead, también lo saben.

Darabont es de los que se toman su tiempo y el dinero necesario, un creador que pese a la apariencia más o menos usual de sus trabajos, casi siempre adscritos al puro cine de género y a cierta idea de clasicismo visual, no se pliega a todos los recursos típicos de las series o incluso del largometraje. Por eso y por algunas cosas más, la primera temporada de Mob City, que comienza este mismo miércoles en Estados Unidos, tendrá solo 6 capítulos emitidos en tres semanas. Pero lo que anticipa su tráiler mola mucho.

Mob City se inserta en la nueva estrategia de TNT para convertise en AMC, la emisora responsable de hitos como Breaking Bad y Mad Men, y competencia directa de la cadena de cable estadounidense. Es decir, tal y como expone The Hollywood Reporter, dar un salto cualitativo y erigirse definitivamente como una referencia en el entretenimiento adulto aunque ello signifique dejar algo de lado el thriller procedimental (modelo CSI, para aclararnos) que les viene caracterizando. La serie de Darabont debería contribuir a ello, o al menos aspirar a los datos de audiencia de la serie de Vince Gilligan así como a la calidad visual de la de Matthew Weiner, todo ello en una última temporada que -digámoslo claro- tampoco ha destacado excesivamente en cuanto a calidad, salvo honrosas excepciones como Masters of Sex, de la cadena Showtime. A priori, cualidades para ello parece que no le faltan a Mob City.

Como tantos relatos de serie negra, la serie sigue los pasos de unos policías y el criminal al que deben atrapar. Los primeros están encabezados por el jefe de la Policía de Los Angeles, William Parker (el inquietante Neal McDonough) y el ex marine Joe Teague (Jon Bernthal, hace tiempo eliminado del reparto de The Walking Dead). El malo en esta ocasión es el gangster judío Mickey Cohen, interpretado aquí por el desconocido Jeremy Luke, aunque también encontraremos a Bugsy Malone con los rasgos de Edward Burns. La caza a Cohen fue narrada hace bien poco en la película Gangster Squad, en la que Sean Penn hacía las veces del ambicioso Cohen.

Mob City, por cierto, está basada en una novela de Paul Buntin titulada L.A. Noir, que es el título que recibió la serie durante toda su etapa de producción, pero que tuvo que cambiarse por coincidir con el de un célebre videojuego de similar ambientación.

Pero a mí quien me interesa es Frank Darabont, uno de esos artesanos con suficientes peculiaridades y capacidad para engrosar las filas de eso que de un tiempo a esta parte algunos críticos, o al menos los que necesitan etiquetas intelectuales, han empezado a denominar “autor popular”. Y tampoco seré yo el que lo contradiga. En el caso de Darabont, su marca de fábrica podría consistir en esa ambientación de época, cierto tono y apariencia nostalgica, la comprensión mayestática del cine clásico americano… y ramalazos de violencia y gore sin igual, para añadir la consiguiente y contemporánea ración de pulp y psicosis.

Les voy a confesar lo que me encanta de Darabont, un tipo que no se calla y que recientemente tildó de sociópatas sin sentimientos a los responsables de su salida de The Walking Dead… y que de lograr algo con Mob City podría erigirse como un showrunner estrella de lo más interesante.

Reconocido como uno de los mejores guionistas de Hollywood -su labor como “script-doctor” sin acreditar debe ser ingente-, Darabont es, de postre, un director que pese a tener patinazos como The Majestic, sin duda es menos prolífico de lo que él mismo merecería. Al igual que otros cineastas también poco fecundos como Martin Campbell (Casino Royale), en el área del thriller, o el mismísimo Robert Zemeckis (un director también muy interesado en insertar cierta noción histórica en sus películas: ver Forrest Gump o El Vuelo), Darabont es, en definitiva, uno más de esa docena larga de grandes olvidados de la crítica cinematográfica actual, esa que ahora mismo está reconociendo a John Carpenter como autor verdadero… veinte años después de lo que debería.

La comparación con Carpenter es quizá un asunto personal, pero espero que nada baladí: Darabont -nacido en Francia pero de origen húngaro- se curtió también en mil guiones de fantasía y horror en la década de los ochenta, todos interesantes para quien guste del género: Pesadilla en Elm Street 3, La Mosca 2, y mi favorita: El terror no tiene forma son ejemplos de ello.

Una sensibilidad para el terror que sirve de adecuado contraste al tono dramático y humano de muchas de sus obras más reconocidas. Y es que Darabont no saltó a la fama hasta que dirigió y escribió Cadena Perpetua, adaptación de un relato de Stephen King que todavía hoy encabeza la lista de mejores películas (o al menos, favoritas) del reciente cine americano. Darabont, por cierto, ha sido quien mejor ha comprendido la naturaleza de los relatos de King en el cine, y continuó esa labor con una estela triunfal de adaptaciones que incluye títulos como La Milla Verde o la citada La Niebla, protagonizada por Thomas Jane.

Aquí tienen el tráiler de Mob City, que de terror tiene poco pero de brutalidad parece que anda sobrada (y atención al cameo de Simon Pegg).