Menú

Que cunda el pánico

No me parece demasiado razonable lanzar al aire proyecciones catastrofistas sobre el número de víctimas que podría llegar a cobrarse la gripe porcina, pero me parece aún menos razonable que lo hagan los responsables públicos de la Sanidad, ahora Trinidad Jiménez y ayer sus homólogos británico y australiano. ¿Qué sentido tiene hacerlo, decir que van a morir en invierno 8.000 personas a causa del virus? Obviamente, parece que estas declaraciones sólo poseen una función política: la de la prevención. Pero no la de la prevención real de la enfermedad mediante la disposición de medidas eficaces contra la gripe, sino la de la propia prevención política por parte de los gobiernos y sus ministros de Sanidad: ponerse la venda antes de la herida.

En rigor, los investigadores y médicos que tienen en su mano recomendar y aplicar las mejores fórmulas para combatir el virus son los que pueden alertar a la población de los riesgos, en coordinación con los poderes públicos, e incluso advertir a éstos de las graves consecuencias que conlleva esta gripe, para que tomen las medidas necesarias. Pero, repito, ¿tiene sentido que la ministra de Sanidad española nos arroje ahora la futura muerte de 8.000 personas? ¿Acaso lo hace para que tomemos precauciones? ¿Trata de descargar su responsabilidad en los profesionales médicos? ¿O simplemente pretende curarse en salud para que después de Navidades no sean los medios los que le echen en cara a ella, como a sus homólogos mentados, los miles de muertos a causa de la gripe?

Sinceramente, no me parece la mejor política de comunicación; ni es útil, ni informativa, ni deja mayor margen a la población que aprovisionarse de unas vacunas que aún no han sido producidas. Prevenir o, lo que es lo mismo en este caso, desarrollar una política informativa de prevención significa en el ámbito de la Sanidad informar serenamente sobre los peligros de la enfermedad y los grupos más expuestos, así como ir suministrando con transparencia y prudencia los datos relativos a la evolución y extensión de la enfermedad. Anunciar miles de muertos no es prevenir, sino asustar, y no veo qué consecuencias positivas pueda tener este mensaje. Otra cosa diferente sería que el Ministerio de Sanidad pretendiera ocultar las cifras reales de mortandad una vez que se hubieran producido. Si aquello es alarmismo, esto sería una mentira flagrante. Y de momento parece que algunos han decidido tirar por la calle de en medio.

Porque lo más inquietante es que da la impresión por sus declaraciones de que los ministros de Sanidad comienzan a ponerse en lo peor y de ahí que quieran salir a los medios desde ya mismo: "El que avisa no es traidor." Y, siendo esto alarmante, aún queda por ver si desde la Unión Europea se va a adoptar una postura común para asumir y paliar en lo posible las consecuencias de la gripe, o bien vamos a asistir a una nueva reedición del "Sálvese quien pueda" ensayado por los países miembros con ocasión de los drásticos efectos de la crisis económica. Lo que también explicaría la prisa de los ministros de Sanidad por avanzar sus predicciones: que nadie pueda decir después que en España o Inglaterra mintieron sobre un asunto tan sensible a la población a diferencia de lo que hicieron, pongamos por caso, en Francia o Portugal.

Herramientas

2
comentarios
1 Schluck, día

Suscribo totalmente su comentario que tiene muchísimo sentido común, cada vez más escaso en ministros de este gobierno. Aunque no siempre escribamos, le leemos y compartimos sus opiniones. Gracias por seguir exprándolas.

2 Arsbin, día

Pues sí, lo hace para curarse en salud y lo digo siendo de los que opinan que a los usuarios de los servicios de sanidad hay tratarles como personas mayores de edad, decirles la verdad y no ocultar nada. También ocurre a veces que con la excusa de no querer alarmar se ocultan cosas que los usuarios deberíamos saber. Y ocurre.