El coche que ETA ha utilizado para hacer reventar 100 kilos en la Universidad de Navarra fue robado ayer en el municipio guipuzcoano de Zumaia, luego se trata de una acción un tanto a la desesperada de los terroristas para hacerse notar una vez más. Por eso y por más cosas no se comprende al ministro del Interior sus declaraciones acerca de la posible equivocación de los terroristas en su objetivo.

Podemos lanzar 100 hipótesis al aire, pero las especulaciones sobre los objetivos concretos de un atentado de ETA sólo parecen multiplicar la presencia de los terroristas. A fin de cuentas, ETA busca aterrorizar principalmente a través de asesinatos, selectivos o masivos, y una vez que carga 100 kilos en un coche que deja abandonado, sin equívocos posibles, en la Universidad de Navarra, está claro que todo le vale: que encuentren el coche o que este explosione sin causar heridos, o que cause heridos y decenas de muertos. Lo celebrarán como es uso entre ellos: a más muertos, más champán, pero la sensación que dejan los atentados aunque no produzcan víctimas es que ETA está presente cuándo y dónde quiere, y no se trata de una estrategia equivocada, porque es la que al final logra difundir el terror.

Que los terroristas causan muertos lo sabemos ya desde hace décadas igual de bien los vascos que los navarros, que el resto de los españoles. Lo de que igual se han equivocado al poner 100 kilos de explosivos en un coche bomba en el interior de un campus universitario merece, por lo menos, una rectificación. ¿O va a ponerse Rubalcaba a verificar, otra vez, las intenciones últimas de los terroristas?

Vaya desde aquí mi más profunda solidaridad con todos los heridos y sus familiares, así como con los estudiantes y todos los que forman parte de la Universidad de Navarra.