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Homenajes a los procesados durante el "proceso"

La consejería de Interior del Gobierno Vasco controlada por Javier Balza ha autorizado el homenaje a Arnaldo Otegi en Elgoibar, siempre y cuando no se den entre los asistentes “conductas de enaltecimiento de organizaciones ilegales o terroristas”, lo que nos lleva de inmediato a la fábula del escorpión y la rana si recordamos que Otegi fue condenado precisamente por enaltecimiento del terrorismo y por ello va a ser asimismo festejado entre sus camaradas batasunos.

Porque todos estos homenajes no tienen otro sentido que hacer ver a la sociedad que ETA cuida de los suyos, que los recibe en el seno de la “patria vasca” como héroes que vuelven a casa después de haber sido injustamente condenados por “el Estado represor español”, en este caso por un delito de enaltecimiento del terrorismo que, desde el punto de vista de los que homenajearán al otrora pistolero etarra, no es sino la burda excusa que puso en su día el Gobierno socialista para “silenciar” al portavoz de Batasuna.

De hecho, Otegi se enfrenta a una causa pendiente de mayor entidad que la que ha dado con sus huesos en la cárcel durante año y medio, debido a su vinculación a la ilegalizada Batasuna como dirigente y portavoz, que el propio ministro del Interior ha calificado como “especialmente complicada” con su habitual cinismo. Porque conviene recordar al ministro del Interior que dos de sus compañeros de partido, Patxi López y Rodolfo Ares, tienen a su vez, junto al lehendakari Ibarretxe, una causa “especialmente complicada” también, precisamente por reunirse con Arnaldo Otegi como portavoz oficial de Batasuna en el tiempo en que el juez Baltasar Garzón decidió suspender su propio auto sobre la organización terrorista para no obstaculizar el “proceso de paz”.

Pero al igual que De Juana, Otegi ya está en la calle y piensa marchar a Italia, después de recibir su homenaje en Elgoibar, para lo que ya cuenta con el permiso de la Audiencia Nacional, tan indulgente con el batasuno como delicada a la hora de interrogar al asesino múltiple acerca de sus palabras en su correspondiente homenaje. Así que tampoco se preocupe mucho Balza si Otegi, en un momento de exaltación, grita aquello de “Jo ta ke irabazi arte!”, que los entendidos siempre podrán traducirlo como un grito de aliento al equipo local de fútbol y así todo el mundo se ahorra las molestias de la represión, comenzando por el Ejecutivo y acabando por el Gobierno Vasco. Cosas del proceso de negociación para el que, por cierto, Ibarretxe ya daba por “quemado” a Otegi… en 1999.

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