Con los últimos datos de paro en agosto, el Gobierno socialista no tiene cosa mejor que hacer que seguir disfrazando la pavorosa realidad económica de la Nación con buenas intenciones, como las que se le suponen al ministro del Interior, el siempre inquietante Pérez Rubalcaba, cuando decide ahora comenzar a retirar escoltas ante la presunta inminencia de otro "alto el fuego permanente". Así, si durante el verano había que acercar a decenas de etarras a cárceles vascas, ahora toca "hacer visible" el próximo paso en el desarme continuado del Estado de Derecho que ha llevado a cabo este Gobierno a lo largo de las dos últimas legislaturas.

Por si fuera poco, está en juego la aprobación de los Presupuestos, para los que Rodríguez Zapatero necesita una vez más de la poco caritativa ayuda del PNV, que pone sobre la mesa la cuestión crucial de la financiación de la Seguridad Social y otros asuntos aparejados. Lo que resulta cada vez más increíble es que desde diversas tribunas políticas y periodísticas se arguya que el apoyo del PNV al Gobierno socialista debilita a Patxi López. ¿Acaso los socialistas vascos no están dispuestos a administrar ésa y toda otra competencia transferida desde Madrid por el Gobierno de su propio partido? Encima puede imputar al PNV el tour de force con el Gobierno, la manida "crispación" que generalmente atribuye al PP, los gestos quisquillosos y demás. Finalmente, será López quien se apunte el éxito de "haber conseguido para Euskadi lo que los nacionalistas no han podido lograr en 30 años".

Y aquí paz y después gloria. Los socialistas nos hablan constantemente de "la Paz", y los nacionalistas a lo suyo, como el propio diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano, se encargaba hoy de recordarnos desde primera hora de la mañana: "No creo que el final de la violencia deba constituirse en la derrota de un proyecto político, en este caso el de la izquierda abertzale, sino en la incorporación al sistema democrático de todas las opciones políticas sin exclusión". Nazis, voceros de Al Qaeda... si caben los etarras caben muchos más en el ámbito, muy amplio desde luego, de "todas las opciones políticas sin exclusión". Lo cual es lógico conociendo al personaje, para quien 40 años de terrorismo de ETA, más que un chantaje sistemático a la sociedad vasca con cientos de muertos, miles de víctimas y decenas de miles de desplazados, en realidad han servido para impedir "abordar con solidez el conflicto político vasco que no es otro que la falta de reconocimiento de la existencia del pueblo vasco y su derecho a decidir y el encaje de este derecho en el ordenamiento jurídico".

Acabáramos: ETA contra el separatismo vasco, todo este tiempo. Tal vez por eso era necesario para unos (terroristas) y otros (representantes políticos) que los socialistas llegaran al Gobierno de España y al de la CAV: sólo así se puede vestir con las galas del pacifismo la decisión de rendir el Estado de Derecho a una organización criminal que tanto ha dificultado la secesión de España. Ya.