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La otra revuelta musulmana

 

Mantengámonos fieles a nuestros principios y tratemos de evitar, una vez más, que el árbol nos impida ver el bosque, que la actualidad no nos deje comprender los cambios realmente trascendentes. Mientras el personal se felicita por el éxito de la democracia en Túnez y Egipto y siente como propia la causa de los demócratas rebeldes libios frente al déspota Gadafi propongo que fijemos la vista en lo que está ocurriendo dentro del Islam más religioso.

El pasado dos de abril dos terroristas suicidas entraron el la mezquita de Sakhi Sarwar, en la ciudad de Multán, en el Punyab paquistaní, provocando la muerte a más de cincuenta fieles y heridas a más de cien ¿Por qué terroristas islamistas realizan atentados en mezquitas? Porque el Islam es plural y para los radicales algunas de las corrientes más antiguas y prestigiosas suponen un serio obstáculo para sus fines. En concreto esta mezquita seguía la tradición sufí, una corriente espiritualista ajena a la visión islamista contemporánea, más preocupada por imponer su visión totalitaria donde los líderes religiosos controlan el conjunto de la actividad social. El sufismo es un espejo en el que los islamistas no quieren verse reflejados. El prestigio de los santones sufíes les incomoda y reaccionan de la única manera que saben: mediante la violencia. Atacan y atacarán centros sufíes para forzar su reclusión y paulatina desaparición.

¿Es algo excepcional lo que está ocurriendo en Pakistán? Tristemente no. Mientras la ola democratizadora avanza en Egipto, es un decir, los representantes de la comunidad copta reconocen que la presión contra ellos por parte de los islamistas está creciendo al tiempo que los Hermanos Musulmanes, a los que pilló por sorpresa la revuelta, están ganando en confianza y presencia pública, adaptándose con extraordinaria facilidad a la nueva situación. Eran los únicos que estaban preparados para este cambio y se nota. Pero los islamistas no sólo persiguen cristianos. En las últimas semanas más de veinte tumbas de santones sufíes han sufrido actos de violencia. En Egipto como en Pakistán el sufismo está en el objetivo de los islamistas por su prestigio social y por defender una interpretación del Islam distinta.

Las ciudades son siempre engañosas. En ellas se desarrollan comportamientos sociales poco representativos del conjunto. Los medios de comunicación tratan de seguir el pulso de Alejandría, Casablanca... pero la realidad de estos países está en el interior, en el medio rural donde vive la gran mayoría. Millones de personas condenadas al analfabetismo y la miseria, un caldo de cultivo fácil para el Islam radical. Nos fijamos en el pulso entre demócratas e islamistas, pero la tensión tiene más frentes. El Islam tradicional puede ser arcaico y elemental, pero no es necesariamente reaccionario, como es el caso de los Hermanos Musulmanes. Estamos ante una guerra de ideas y el teatro de operaciones es tan grande, diverso y disperso que resulta difícil seguir el curso de las operaciones.

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comentarios
1 DasBoot, día

Tengo serios problemas de islamofobia, pero me gustaría que saliesen de su edad media. Necesitan un renacimiento o ilustracion.