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Giro hacia el radicalismo en Perú

 

El peor de los escenarios se ha hecho realidad. Los dos candidatos más extremos se enfrentarán por la presidencia de Perú el próximo mes de junio. Todos los comentarios apuntan en la misma dirección, subrayar el contraste entre años de bonanza económica y trasformación social con un comportamiento electoral que parece ajeno a todo ello. En realidad la experiencia nos muestra que los procesos de cambio no suelen ser lineales, sino zigzagueantes. Es verdad que las mejoras son visibles, tan cierto como que no han llegado a todos, porque el desarrollo sigue el principio de la lluvia fina y requiere de tiempo para calar. Hay sectores que confían en que Humala les incorpore al reparto de bienestar, como los hay también que temen la llegada de los populistas y piensan que el clan Fujimori es la mejor garantía de orden.

El resultado de la primera vuelta no es sólo la consecuencia de tensiones sociales. Hay dos hechos importantes que conviene tener en cuenta. El primero es que las opciones moderadas se han dispersado, cuando a la vista de las amenazas liberticidas hubiera sido más sensato pactar una candidatura conjunta. El segundo es que las campañas electorales cuentan ¡y de qué manera! Los vencedores no lo son por casualidad. Han trabajado más y mejor la campaña y la ciudadanía lo ha valorado.

El futuro está por escribir. Humala hizo en el pasado tanta gala de amistad con Chávez como interés está poniendo ahora en vincularse con Lula. Lula y Chávez son dirigentes de la izquierda latinoamericana, pero sus diferencias son mayúsculas por mucho que ambos traten de disimularlas ¿Cómo gobernaría Humala? Lo mejor sería no tener que comprobarlo, pero si es listo sacará conclusiones de la ruina de Venezuela y del éxito de la experiencia brasileña. ¿Cómo lo haría Fujimori? Seguro que alguna lección habrá extraído también de la biografía de su padre.

La opinión moderada tiene que decidir a quién votar y los candidatos deberán asumir compromisos importantes para atraerse esos votos. Se inicia un período de política en estado puro, donde las grandes formaciones tiene que tratar de conformar una nueva mayoría que, en cualquiera de los casos, será compleja e inestable.

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comentarios
1 Erbilyos, día

Lo más probable es que Keiko Fujimori se alce con el triunfo. Humala podrá tener acérrimos partidarios entre determinados sectores de la población, pero también provoca mucho rechazo. Keiko tiene toda la pinta de ser una política inepta y sinvergüenza, niña de papá; por indeseable que sea, resulta menos alarmante que el candidato del etnocacerismo, el nacionalsocialismo peruano. En esta campaña electoral se ha presentado con las maneras de un lobo vestido de cordero. No hay que fiarse.

2 MOHICANA, día

"Hummm...mala" se va a poner la cosa en Perú! Muy objetivo su análisis, Don Florentino, de todas formas pienso que si la opinión moderada quiere sobrevivir tendrá que decantarse por Keiko Fujimori porque, en el peor de los supuestos, será menos dificil desalojarla a ella (del poder) que al Humala, este se enquistará como todos sus mentores letrinoamericanos, si su indumentaria pasada lo delataba el cambio de la misma lo sigue delatando. Y sobre la Keiko permítame otro apunte, un paralelismo que se me ocurre: tiene en su contra ser la hija de Fujimori, pero -salvando distancias y obvia diferencia de cargos a disputar- ¿ por qué en nuestro país no se cuestiona que el hijo del exterminador de Paracuellos aspire al rectorado de una institución donde se supone que se forman los futuros gestores de una sociedad? ya se que son escenarios muy diferentes pero el nivel de escrupulosidad de ambos electorados es el mismo.