Recuerdo un primero de mayo, allá por el 75 0 76, el año me baila, una gran manifestación con banderas rojas. Desde la ventana de la casa de mis padres, en Langreo, Asturias. La emoción de vivir un momento histórico, sentir la certeza de que el sistema dictatorial moría. Éramos rojos. ¿qué otra cosa podíamos ser entonces, tan jóvenes, tan crédulos?

Lo que queda de Mayo, Lucrecio, es lo que queda de la izquierda: la conciencia de su fracaso histórico, de su colosal hecatombe. En su lugar sólo queda interés,la sinecura , la impostada monotonía del cargo. La izquierda es un mito falso que lo sabe e intenta sin mucho éxito que nadie se percate. La izquierda sindical es la más afectada por este fraude, pero toda la izquierda está herida de muerte, mejor dicho, es ya un cadáver de ideología, que a pesar de estar muerta sigue respirando por la inercia que da el poder, por la fuerza de la demagogia, y por la manipulación. Manipulan los liberados sindicales a los trabajadores que no tienen, de hecho, representación, pues aquellos sólo se representan y defienden a sí mismos. Manipulan los oligarcas socialistas, sean del partido o prisaicos, por ejemplo las matanzas pasadas, futuras, propias o ajenas- de los israelíes, de USA, del necesario demonio: La izquierda y sus sacerdotes manipulan a una población dúctil y sensible a la manipulación, porque desaparecido el cristianismo sólo la religión progre les ofrece posibilidad de salvación, a bajo coste. Sólo adherirse al poco heróico pero muy gratificante y autocomplaciente discurso antiliberal, desde el salón de casa. Con la ventaja de pertenecer al hogareño rebaño protector y de tener un demonio oficialmente anatematizado al que zaherir, por ejemplo,USA, con lo que eso alivia. El primero de Mayo fraudulento es el de la propia sociedad posmoderna que va muriendo, mejor dicho, dejandose matar con tal que no le despierten de ese maravilloso sueño de ideología.Con tal que no destruyan sus mitos, que tanta seguridad moral les proporcionan, que cumplen el papel del Islam en Oriente ,o del Nacionalismo ya sabemos donde. Con tal que la verdad, concepto fascista donde los haya, no les estropee su suicidio. Queda la ridícula y tenebrosa imagen de Castro, de Chavez, de ZP, y su alianza contra la libertad. Fantoches ridículos pero temibles. Los memos suelen serlo.

Donde únicamente valdría la pena commemorar el 1º de mayo sería en Tiananmenn. La única acción de protesta a la que un sindicalista decente se debería de adherir es a la que fuera dirigida contra sus propios privilegios de funcionario agitador. La única lucha de clase que a estas alturas del siglo XXI tendría fundamento moral sería el de la desregulación mundial de los cárteles en favor de los trabajadores del tercer mundo...etc, etc. Una larga serie de proposiciones inasumibles por esta tropa de liberados que´hoy sólo se liberan a sí mismos.

Los sindicatos no creo que nacieran para destruir al Estado sino más bien con una clara vocación de formar parte de él e incluso de ser ellos el Estado. Lo que pasa es que cuando el Estado cae en manos de sus amigos progres sólo les queda actuar como una versión proletaria de los titiriteros subvencionados y como no son profesionales de la escena ofrecen un espectáculo lamentable.

El tiempo...un tema recurrente en estos tiempos precisamente, de largos, tortuosos y dífíles caminos. "La administración de los tiempos" le llaman ahora los líderes dedicados a crear nuevas realidades. Debiera ser "la administración de las burlas" Creo que los sindicatos van a resolver el problema del excedente de escoltas, ahora que todos somos felices y comemos perdices en vasquilandia. Los líderes sindicales desde luego no y la necesitan.Escolta y blindar sus sedes. Como Moratinos, cuando vaya a visitar a sus paises amigos. No te digo a los enemigos. Blindaje, otra palabra de moda entre los amantes de la paz.

Lo supimos. A costa de sacrificio, de sufrimiento también, propio y ajeno; de pérdidas, no sólo de ilusiones y certezas, más profundas; de desprenderse hasta de uno mismo, del mismo modo que el reptil deja su piel en el camino; y de sentir un vacío culpable, lo supimos. Después de haber tirado media vida por la borda, lo supimos. Sirve de consuelo pensar –como decía el otro día Federico- que al menos conocemos bien la teoría. También la ponzoña que instila el monstruo totalitario en nombre de la Humanidad, o de la famélica legión. Yo, sin embargo, prefiero quedarme entre lo positivo el hecho de compartir con personas como Lucrecio, como algunos de vosotros, esa profunda melancolía. Ahora que hemos aprendido que no es posible ninguna épica de masas. Ahora, que el tiempo, que es "materia deleznable", nos muestra que ya no hay belleza posible en un desfile proletario.