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Profesión de fe

Hola. Creo en Patricia Highsmith sobre todas las cosas, porque:

1. No juzga, jamás toma partido por sus personajes. Su objetividad es un buril de hielo. Este vacío moral se vuelve intolerable para el lector, quien, a medida que avanza el relato, se descubre simpatizando con el asesino.

2. En su mundo, el mal está dado. No hay un proceso de la pureza a la corrupción. Desde el arranque de This sweet sickness, el personaje está poseído por La Situación.

3. Cualquiera puede ser un maniaco. Con P.H., di adiós a hampones de infancia difícil en el barrio, psicópatas torturados por un trauma edípico. Ripley da el salto, de estafador de poca monta a asesino perfecto, sin que medie una educación en el mal. David Kelsey, el obseso de This sweet sickness, es un cotizado ingeniero. La inestable prota del Diario de Edith es un ama de casa de pasteles de manzana y decoración pegajosa.

4. Sus personajes tratan de convivir con la anomalía, intentan denodadamente sobrellevarla. El choque es inexorable y sus consecuencias, devastadoras.

5. La lógica del mal se despliega, implacable. En P.H. no hay finales con sorpresa, al modo de los relatos de E.A. Poe. En P.H. sucede lo que tenía que suceder desde la primera línea. Sabemos que avanzamos al abismo por el camino más corto y, no obstante, no podemos dejar de avanzar.

6. En los relatos de P.H., la imaginación no despista, ni distrae, sino que acelera la lógica de la corrupción. David Kelsey imagina ser William Neumeister, lleva una doble vida, con su doble registro bancario, su doble residencia, su doble dieta,... No importa. Más dura será la caída.

7. En P.H., el mundo interior, los secretos, la intimidad, nunca son fortaleza contra lo inevitable. Todo lo contrario: llevan el desastre en volandas.

8. Su estilo es directo, conciso, objetivo, frío, austero. Basta de florituras. P.H. no se anda por las ramas. Va directo a lo que importa de la mente y las situaciones.

9. Tiene un don especial para crear tensión desde el título de sus relatos: Pájaros a punto de levantar el vuelo, Extraños en un tren, Despacio, despacio, a merced del viento, Ese dulce mal,...

10. A pesar de algunas horribles traducciones (This sweet sickness  identifica el "mal" como "enfermedad", no como categoría moral, algo que en el título de la versión española no queda claro), la fuerza de su fogonazo en los recovecos más oscuros del alma humana resiste cualquier atropello.

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comentarios
1 Oswald, día

Confieso que fui incapaz de terminar "El talento de Mr. Ripley". Una cosa es ser frío y austero y otra insulso y aburrido. Es la diferencia entre el gran Arthur Schnitzler (por ejemplo) y la Highsmith. En mi humilde opinión, claro.