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Gulags y filtros de amor

Una novela acerca de las opresiones y las esclavitudes del totalitarismo político y la pasión amorosa. Sobre la libertad pesan otras cárceles y otros horrores, además del gulag. Entretenimiento sentimental para leer en el sofá y con manta. Realismo mágico entre recetas de cocina, secretos de familia y un toque de superchería ancestral, a lo Laura Esquivel, pero pasado por el frío del Báltico. 

El título, Purga, habla de la opresión totalitaria y del peso de la culpa. En esta novela de la señora Sofi Oksanen, la libertad resulta tan perseguida como la inocencia. Es una historia de expiación política y sentimental trenzada como causa y consecuencia cada una de la otra. Bajo el horror de la opresión totalitaria conocida, están los secretos crímenes y las ocultas cárceles por amor. Todo eso es lo que se purga en este relato afincado en la Estonia del siglo XX, que pespuntea por la búsqueda de los personajes de su propia libertad, del pasado al presente y vuelta al pasado, entre rusos y alemanes, guerras, revoluciones, nacionalismo, koljoses, campos de concentración, perestroika, derrumbamiento de la Unión Soviética y mafias, cuyo poder es tan atroz como el que el Estado proletario ha dejado vacante. 

En una aldea estonia, en 1992, recién recuperada la independencia, una joven llega a la casa de una anciana buscando refugio. Zara acaba de matar a uno de los hampones que la retienen desde hace un año y la explotan como prostituta. Reclutada en una mísera aldea de casas comunales en Vladivostok, bajo falsas promesas de que prosperará en el sector hotelero en Alemania, Zara, tan joven que no ha conocido los campos de concentración del comunismo, descubre el sórdido mundo de los pisos-cárceles donde las mafias encierran y esclavizan a mujeres hasta convertirlas en despojos humanos. Su llegada a la casa de la anciana Aliide Truu, en busca de refugio, no es casual. La mujer no sabe que Zara es la nieta de su única hermana, Ingel, víctima del gulag, desterrada en Vladivostok junto a su hija, la madre de Zara. Allí pasa lo que le queda de vida en silencio, sentada junto a una ventana, mirando el cielo y añorando su aldea estonia, la aldea a la que Zara acaba de llegar huyendo de los mafiosos.

El encuentro de la anciana y la joven, su convivencia en la humilde casa de campo donde la vida gira en torno a la cocina y a las recetas tradicionales de pepinillos y confituras, abre poco a poco la cámara secreta de la familia, donde se esconde una inconfesable historia de traición por amor y celos que explica la purga, el exilio y la tristeza de Ingel. Su reconstrucción por el lector salta entre el presente de Aliide y Zara (1992) y los pasados de los distintos personajes que desfilan por el relato. Todo se va perfilando en capítulos cortos, escritos con registros alternos (el diario y el relato convencional) y puntos de vista cambiantes, bajo el dominio de un narrador que lo controla todo: lo que se revela y lo que permanece oculto, lo que piensan unos y otros; un narrador muy 'siglo XIX', que ordena el material y lleva de la mano al lector a través de las puertas que dan a secretos cada vez más culpables.

La novela, en su estructura y su estrategia narrativa, prefigura una purga lenta y dolorosa, la expiación de los demonios familiares, tan opresivos como las purgas totalitarias y, en buena medida, causantes de éstas. Dentro de todo verdugo, hay un corazón que no ha sido amado, nos dice el sencillo mensaje moral de esta novela de éxito que ha ganado todos los premios de la literatura femenina y feminista en Europa. En la búsqueda de la libertad y de la felicidad personal, nos dice esta historia, siempre hay que contar con la vieja historia de Caín y Abel. 

El papel del lector en esta novela es muy sencillo o muy aburrido, según lo que cada uno pida a la literatura. Seguir los acontecimientos, familiarizarse con los personajes o sacar rápidas conclusiones sobre los dilemas morales se consigue con facilidad. Pese a saltar constantemente de un tiempo a otro, el hilo de los sucesos nunca se pierde. El narrador se encarga de presentarlo todo ordenado y limpio, sin astillas que provoquen tropiezos o digresiones. No hay preguntas incómodas a unos personajes que carecen de esquinas. El entretenimiento sentimental fluye sin mayores problemas a lo largo de las 370 páginas del libro, aunque quizá, si uno vuelve sobre lo leído, tal vez descubra que no existe: sencillamente se ha esfumado por la falta de sustancia, por la planicie moral, y por la roma sentimentalidad y los lugares comunes con que es imaginado el encuentro entre mujeres de distintas generaciones, en el que se desarrolla la vieja evidencia de que siempre hay un buen ideal para proscribir la libertad: el amor a la humanidad, el amor al hombre o la mujer de tu vida. El protagonismo de las recetas de cocina en este relato y algún que otro episodio de brujería recuerdan el realismo mágico americano femenino a lo Laura Esquivel o Isabel Allende; pasado, eso sí, por el frío del Norte.

Sofi Oksanen: Purga [Puhdistus]. Traducción de Tuula Marjatta Rissanen y Tomás González Ahola.Salamandra, 2011. 370 pp.

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