Menú

Vicente Rubio, exjefe de la Policía Municipal de Santurce, y Pablo Garraza, taxista

A las 12:30 horas del 9 de diciembre de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Santurce (Vizcaya) a VICENTE RUBIO EREÑO, militar retirado y exjefe de la Policía Municipal. La víctima se encontraba a esa hora tomando un aperitivo en la barra del Bar Zarza junto a un amigo, Juan Cruz González, obrero de 34 años y vecino de Ortuella. En ese momento, un terrorista, con la cara cubierta por una capucha, penetró en el establecimiento y empezó a disparar con una pistola prácticamente desde la puerta del local, hasta que llegó a la barra, que se encontraba al fondo del bar. Vicente Rubio resultó mortalmente herido mientras que su amigo sufrió sólo heridas leves, gracias a que al terrorista se le encasquilló la pistola.

Antes de que los propietarios del bar y de que las dos únicas personas que, junto a las víctimas, se encontraban en el local pudieran reaccionar, el pistolero de la banda salió del mismo, dándose a la fuga en un Renault 12 blanco aparcado cerca de la puerta, en el que le esperaba otro etarra al volante. El coche utilizado para cometer el atentado y huir del lugar de los hechos había sido sustraído por tres individuos armados en Bilbao momentos antes.

Cuando llegaron los primeros auxilios al Bar Zarza, Vicente Rubio Ereño había fallecido y Juan Cruz González fue trasladado al Hospital de Cruces en una ambulancia, donde se le apreció herida en el tórax.

El atentado se produjo tres días después de aprobarse la Constitución y era el quinto crimen consecutivo con las mismas características cometido por ETA en el mes de diciembre. En todos los casos, las víctimas fueron asesinadas mientras se encontraban tranquilamente tomando una consumición en un bar. Había ocurrido el 1 de diciembre en Oñate y el 5 de diciembre en San Sebastián.

Vicente Rubio era conocido por su ideología ultraderechista, que él mismo no tenía inconveniente en reconocer, y había sido amenazado de muerte por ETA por su supuesta participación en actos represivos protagonizados por Guerrilleros de Cristo Rey. Además, y según los rumores que circulaban por Santurce, uno de sus hijos, Juan de Dios Rubio, conocido como Chape, pertenecía también a los Guerrilleros. En julio de 1976 se habían producido graves incidentes en Santurce cuando, durante una manifestación pro-amnistía no autorizada, murió de un disparo Begoña Mentxaca, a la que todos llamaban Normi. En los incidentes, muy confusos, se vio a Juan de Dios Rubio con una pistola en la mano, aunque no se pudo probar fehacientemente que fuese el autor del disparo que acabó con la vida de Begoña. Las responsabilidades de aquellos actos no fueron nunca suficientemente aclaradas y Chape no llegó a ser procesado. Llamado a filas poco después de los sucesos, se domicilió fuera del País Vasco cuando terminó el servicio militar. Otros rumores, sin embargo, apuntaron directamente a Vicente Rubio como autor de esos disparos. La rumorología de la localidad vizcaína también apuntaba a que el Bar Zarza era conocido en Santurce por ser un lugar de reunión habitual de policías, guardias civiles y personas ideológicamente de derechas. En las paredes exteriores y en la puerta del local se podían leer pintadas como "Gora ETA militar" y "No entréis al Zarza, son chivatos", hechas semanas antes del atentado. Seis meses antes, el 16 de julio, Vicente había recibido una amenaza de bomba en su domicilio en Santurce, por lo que el edificio tuvo que ser desalojado, aunque posteriormente se demostró que fue una falsa alarma.

Vicente Rubio Ereño, de 60 años y natural de Baracaldo, estaba casado y tenía siete hijos, los dos mayores ya casados y el pequeño, de 7 años. Había sido suboficial del Ejército y formó parte de la División Azul. En 1969 pasó a ocupar la jefatura de la Policía Municipal de Santurce, cargo que ostentó hasta 1970. También fue miembro de la Guardia de Franco y estaba afiliado a Falange Española. Posteriormente se dedicó a otras actividades profesionales, pero cuando sufrió el atentado estaba ya jubilado. En enero de 2005, el Ayuntamiento de Baracaldo (Vizcaya) concedió a Vicente Rubio la Medalla de Oro de la Anteiglesia de Baracaldo, que fue entregada a una de sus hijas en un acto privado. De esta forma se subsanaba el error cometido con Rubio Ereño, que no fue incluido en la relación de víctimas relacionadas con la localidad a las que se les entregó esa misma medalla en diciembre de 2004.

A las diez de la noche del 9 de diciembre de 1983 el diario Egin recibió una llamada en nombre de la banda terrorista ETA en la que informaba que habían asesinado en Rentería (Guipúzcoa) al taxista retirado PABLO GARRAZA GARCÍA. Concretamente, el comunicante informaba que "habían ejecutado al famoso Chino de Rentería".

El cuerpo sin vida de la víctima –tumbado boca abajo y con un disparo detrás de la oreja izquierda con salida por la frente–, fue localizado por agentes de la Policía Municipal en torno a las 22:45 horas en un pequeño bosque junto a la carretera de Astigarraga, en las proximidades del cementerio nuevo de Rentería. Minutos antes de las doce de la noche el juez ordenó el levantamiento del cadáver.

En un comunicado enviado al día siguiente, la banda terrorista señalaba que Pablo fue secuestrado, interrogado y asesinado a continuación. En determinados ambientes se había relacionado a Pablo con asuntos de drogas, pero el asunto no fue esgrimido por la banda en el comunicado de reivindicación como justificación para el asesinato.

El mismo día que asesinaron a Pablo se produjeron otros dos atentados de la banda. El primero, en Pasajes de San Pedro, cuando a las ocho de la tarde fue tiroteado un teniente de Infantería cuando se disponía a ir al trabajo en su vehículo. El teniente se tiró al suelo y evitó que le alcanzaran los disparos. En el lugar de los hechos se recogieron seis casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum. El segundo se produjo poco después del asesinato de Pablo Garraza, cuando un convoy formado por tres vehículos de la Guardia Civil fue alcanzado por la explosión de un potente artefacto a la altura del kilómetro 27 de la autopista Bilbao-Behovia en el término municipal de Zarauz. El artefacto, formado por 20 kilos de explosivo y gruesos tornillos, fue activado a distancia al paso del convoy. Afortunadamente, no hubo heridos. El atentado sería reivindicado por ETA político-militar VIII Asamblea.

Pablo Garraza García, de 59 años de edad, era natural de Allo (Navarra). Estaba casado y su mujer, Casimira Domínguez, estaba enferma. Ejerció como taxista durante ocho años pero, tras un accidente, tuvo que dejarlo. El 10 de diciembre se celebró el funeral por Pablo Garraza en la Iglesia de San Marcos de Rentería. La iglesia estaba llena y asistieron el alcalde de la localidad, concejales del Partido Nacionalista Vasco y del PSE-PSOE. Ese mismo día, el Ayuntamiento de la localidad, sin la presencia de Herri Batasuna, condenó el asesinato de Garraza García. Pablo Garraza fue enterrado el 11 de diciembre en Allo, su localidad natal. Previamente se celebró un segundo funeral por su alma, tras el cual se formó la comitiva fúnebre hasta al cementerio, a la que se unió gran parte de los vecinos del pueblo, el alcalde y el presidente del Parlamento Foral. Al día siguiente, el Ayuntamiento de Allo condenó en una moción su asesinato.

Herramientas