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Homenaje a las víctimas mortales de ETA

Mañana iniciamos en Libertad Digital un homenaje a las víctimas mortales de la barbarie etarra, en lo que pretende ser un recuerdo no sólo de los asesinados, también de sus familiares, compañeros y amigos. Porque mantenemos entre nuestros principios la defensa de las víctimas del terrorismo, la defensa de su Memoria, Dignidad y Justicia.

Nos sentimos en deuda con las víctimas del terrorismo y creemos que bajo ningún concepto la conveniencia política o cualquier otro tipo de interés puede ponerse por encima de aquellos que, en definitiva, murieron por todos nosotros. Porque todos somos víctimas del terrorismo y, potencialmente, todos podemos ser víctimas de un atentado terrorista.

Con motivo del décimo aniversario del nacimiento de Libertad Digital, Francisco José Alcaraz escribió un artículo, El periódico de las víctimas del terrorismo, en el que podíamos leer, entre otras cosas, que "la existencia de Libertad Digital ha supuesto uno de los pocos altavoces que este colectivo ha tenido para seguir reivindicando la memoria, la dignidad y la justicia. Es por eso por lo que nunca podremos agradecer bastante a Libertad Digital su solidaridad, su implicación y su resistencia a la imposición de un proceso de negociación con los asesinos de ETA (...) Las víctimas del terrorismo, que somos todos los españoles en su conjunto, siempre hemos tenido un espacio en Libertad Digital, estuviéramos de actualidad o no (...) Para Libertad Digital, las víctimas del terrorismo siempre hemos estado y seguimos estando de actualidad".

En unos momentos en los que se anuncia, una vez más, la posibilidad del fin de la banda asesina, cuando los rumores sobre un comunicado definitivo son cada vez más insistentes, nos ha parecido importante realizar este homenaje diario. Y decimos "diario" porque apenas hay un día en el calendario en el que no vayamos a tener que recordar a una víctima de ETA.

Cada día nuestros lectores podrán encontrar una breve semblanza de aquellas personas que murieron asesinadas por ETA y, cuando ha sido posible, información sobre el calvario personal de sus familiares, amigos y compañeros, así como sobre la situación judicial en la que se encuentra cada caso.

El criterio utilizado para la elaboración del calendario ha sido el de la fecha real de la muerte de cada una de las víctimas, que no siempre coincide con la del atentado. En muchos casos las víctimas han muerto días, meses, incluso años después de los atentados, lo que ha supuesto para ellos y sus familiares un dolor y un sufrimiento añadido al ya de por sí inmenso dolor que supone la pérdida de un ser querido. El mismo criterio hemos utilizado para los casos de secuestros que terminaron, desgraciadamente, con el asesinato de aquellos a los que previamente los terroristas habían privado de libertad. Por otra parte, hemos utilizado básicamente el listado de víctimas del Ministerio del Interior. Es un criterio quizás restrictivo, y que nos puede llevar a cometer alguna injusticia, pero es el único fiable.

En muchos casos ha sido difícil encontrar datos, más difícil cuanto más atrás en el tiempo hemos tenido que remontarnos. La información la hemos obtenido, esencialmente, de las hemerotecas de los periódicos y agencias de noticias, y de webs como la de la Guardia Civil, especialmente castigada por la violencia etarra. También nos han sido de gran provecho el monumental Vidas rotas, de Rogelio Alonso, Florencio Domínguez y Marcos García Rey, muy especialmente para los datos sobre la situación judicial de cada uno de los casos; Todas las víctimas del terrorismo, de Kepa Pérez, y Víctimas del Terrorismo, 1968-2004, de Belén Pulgar.

Como decíamos al principio, también queremos que sea un homenaje a los familiares de los asesinados, a los cientos de viudas, huérfanos, padres, hermanos, compañeros, amigos... que vieron cómo sus vidas quedaron truncadas por la muerte de sus seres queridos. Animamos a todos ellos a que se pongan en contacto con nosotros y dejen constancia de su testimonio en victimaseta@libertaddigital.com.

Queremos que las víctimas siempre encuentren un lugar donde poder hacer oír su voz. No olvidamos. No podemos olvidar lo inolvidable.

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