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Vox y la máquina del tiempo

Les invito a subir a mi máquina del tiempo. Vamos a retroceder cinco semanas, para situarnos un mes antes de las elecciones andaluzas. ¿Recuerdan los argumentos que se esgrimían para intentar evitar que se votara a Vox? Básicamente, se decía que Vox dividía el voto de la derecha y que votar a la formación liderada por Santiago Abascal era tirar el voto a la basura, porque no conseguiría ningún diputado.

Con respecto al primer argumento, el de la división del voto, lo que pasó al final es que el centro derecha cosechó el pasado domingo su mejor resultado electoral de toda la historia: la suma de PP, Ciudadanos y Vox logró 1.810.000 votos, 400.000 más que los que PP y Ciudadanos habían logrado tres años antes. Nunca el centro derecha había logrado tantos votos en Andalucía. Nunca hasta ahora había descendido la izquierda por debajo del 50% de los votos. Cuando existe un hueco de mercado en el campo de la política, la aparición de una nueva opción electoral no divide, sino que multiplica los votos.

Por lo que se refiere al segundo argumento, el de la utilidad del voto, Vox rebasó con creces los umbrales para obtener escaño en todas las provincias andaluzas. En Almería, Cádiz, Málaga y Sevilla consiguió, incluso, un segundo escaño. Así que ningún voto a Vox fue inútil. De hecho, la suma de escaños de PP y Ciudadanos es inferior a la suma de PSOE y Podemos, así que son los 12 escaños de Vox los que han permitido completar una mayoría absoluta de centro derecha.

Así pues, ni Vox dividía el voto, sino todo lo contrario, ni los votos a esa formación eran inútiles, sino que son los que han permitido acabar con cuatro décadas de régimen socialista andaluz.

Volvamos a subir en nuestra máquina del tiempo. Vamos a suponer que Vox no se hubiera presentado en Andalucía y vamos a viajar unos meses hacia el futuro, hasta situarnos en mayo de 2019. Si Vox hubiera estado ausente en las elecciones andaluzas:

- el PSOE habría revalidado gobierno en esa comunidad con Podemos o con Ciudadanos;

- los cargos municipales o autonómicos del PSOE concurrirían a las elecciones respectivas en mayo sin ver amenazados sus sillones, porque Vox estaría aun por eclosionar

- en consecuencia, Pedro Sánchez no sentiría ninguna presión interna hasta después de esas elecciones de mayo, con lo que habría aprovechado el tiempo entre las andaluzas y las municipales para seguir blanqueando a los partidos separatistas y seguir tratando de interferir con la marcha de la Justicia.

- Vox se presentaría a esas elecciones autonómicas y europeas y, quizá, en algunos grandes municipios. Y su eclosión (junto con todas sus consecuencias) habría tenido lugar en mayo, en vez de ahora.

- Todo lo cual permitiría a Sánchez atornillarse en la Moncloa hasta el final de la legislatura o, como mínimo, hasta el otoño de 2019.

Lo que ha hecho el éxito de Vox en Andalucía es, por tanto, adelantar el calendario seis meses. Es decir: lo que estaba previsto que pasara en mayo del año que viene, ha pasado de repente ahora. Pillando a todo el mundo con el pie cambiado.

De repente, los barones autonómicos y los alcaldes del PSOE se encuentran con que la irrupción de Vox puede barrerlos a todos en las municipales y autonómicas.

De repente, Pedro Sánchez se encuentra con que toda una legión de cargos de su partido mira hacia él buscando explicaciones por la derrota y exigiéndole que haga algo para evitar una debacle en mayo.

De repente, Pedro Sánchez ya no tiene las manos libres para seguir blanqueando el separatismo, porque cada nuevo gesto llevaría aparejado un incremento en la sangría de votos socialista.

De repente, la duda pasa a ser si Sánchez convocará elecciones en marzo o lo hará en mayo.

De repente, todos los planes que algunos habían trazado para seguir ahondando en la división de España se han ido al garete.

Y ahora Vox dispone de seis meses para afrontar las elecciones municipales, autonómicas y europeas habiendo consolidado su presencia en las instituciones, en vez de enfrentarse a la cita electoral partiendo de la nada. Lo cual permite augurar que será espectacular su crecimiento.

El futuro de España ha cambiado el pasado domingo. Ha cambiado enormemente y para mejor. Y todo gracias a dos cosas: gracias a la decisión de Vox de asumir el riesgo de presentarse a estas autonómicas y gracias al voto de los electores andaluces.

Recuerden este episodio cuando alguien les diga que no tenemos capacidad de cambiar las cosas. Por supuesto que podemos cambiarlas, con nuestras acciones y con nuestro voto.

Tan solo hace falta tener voluntad de hacerlo.

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