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Viva Venezuela y viva la libertad

El pasado 6 de diciembre se celebraron en Venezuela elecciones legislativas, con el resultado de que la oposición logró una aplastante mayoría frente al chavismo. La Mesa por la Unidad Democrática, que agrupa a todos los partidos opuestos al régimen criminal de Nicolás Maduro, logró dos tercios de la Asamblea Nacional, lo que abre la vía a la democratización del país.

Pero los problemas no están, ni mucho menos, resueltos aún. Puede que la oposición domine el poder legislativo, pero el dictador Maduro sigue teniendo el poder ejecutivo y las armas.

Parece claro, por las informaciones que llegan, que el chavismo está dividido. El gobierno cubano ya no parece dispuesto a sostener a cualquier precio a la dictadura venezolana, y por primera vez han aflorado disensiones en el seno del ejército, parte del cual habría evitado que el ala más dura del chavismo cometiera un fraude masivo con el fin de evitar la victoria de la oposición. Y el régimen chavista estaría partido, en estos momentos, entre quienes quieren atrincherarse e impedir que la nueva Asamblea Nacional democratice el país, y quienes entienden que el chavismo se ha terminado y es preciso acometer una transición política.

El sector duro lo encabezaría Diosdado Cabello, hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional. En el sector partidario de abrir el régimen estarían, al parecer, el hasta ahora Ministro de Defensa, Vladimir Padrino, así como varios ex-ministros de Maduro y diversos cargos militares marginados por el chavismo. La lucha de poder será, por tanto, doble: el sector duro del régimen deberá enfrentarse tanto al nuevo poder legislativo, como a aquellos sectores del chavismo dispuestos a pactar una salida.

¿Qué papel juega Maduro? Pues no se sabe muy bien. Probablemente esté nadando en estos momentos entre dos aguas: sabe que no puede cerrarse en banda a la posibilidad de efectuar una transición democrática, porque su régimen está muerto. Por otro lado, sabe también que no puede rendirse sin más ante estos resultados electorales, sin antes garantizarse inmunidad para él y su familia. Recordemos, por ejemplo, los cargos de narcotráfico a los que familiares suyos se enfrentan en Estados Unidos.

Si Maduro trata de boicotear a la nueva Asamblea Nacional, el régimen que le sirve de apoyo se irá cuarteando y terminará por caer de forma estrepitosa. Si Maduro permite que la nueva Asamblea Nacional tome el poder efectivo, los sectores más duros del régimen podrían dar un autogolpe y deponerle. El dictador tendrá, por tanto, que hacer equilibrios y negociar la pérdida paulatina del poder, usando a los sectores duros de su régimen como amenaza para que la oposición acepte garantizarle la inmunidad.

La oposición democrática deberá, por su parte, actuar con prudencia. El tiempo juega a su favor, y tiene que ser capaz de irse atrayendo a los sectores del chavismo más dispuestos a tirar la toalla. Solo en la medida en que sea capaz de forjar alianzas con esos sectores e ir restando apoyos al régimen, podrá ir ocupando parcelas de poder efectivo. Cualquier intento de asalto frontal a las estructuras del chavismo mientras éste siga teniendo el monopolio de los fusiles, provocaría un intento de involución y un baño de sangre.

Estamos abocados, por tanto, a unos meses de guerra de guerrillas legislativa y de negociaciones a cara de perro, en las que habrá que actuar con inteligencia. Y en las que habrá que ceder en ocasiones para conseguir avanzar algunos pasos. Será una guerra de nervios en la que Nicolás Maduro sabe que tiene las de perder, pero en la que tratará de hacer valer sus cartas y de provocar también disensiones en el seno de la oposición.

Prudencia, perseverancia y paciencia. Se ha ganado una batalla, pero aún no ha terminado la guerra. Como dijo Churchill tras la batalla de El Alamein: esto no es el fin; ni siquiera es el principio del fin, pero sí que puede ser el fin del principio.

Ahora, a trabajar unidos, con inteligencia y sensatez, para agrandar la brecha abierta en el muro de la dictadura.

Y un recuerdo por todos aquellos que se dejaron la vida luchando por el retorno de la democracia.

¡Viva Venezuela y viva la libertad!

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