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¿Vendió Zougham las tarjetas del 11-M?

Con respecto a la noticia que hoy publica El Mundo, ya he comentado el tema en numerosas ocasiones anteriores, pero merece la pena hacer un resumen de la cuestión.

1) Según la versión oficial, en los trenes se usaron bombas con móviles, los cuales incorporaban una tarjeta telefónica. El lote de tarjetas se vendió en el comercio propiedad de Jamal Zougham y la sentencia del 11-M considera hecho probado que fue Zougham quien suministró esas tarjetas. Ese hecho, y el insostenible testimonio de dos testigos oculares rumanas que dicen que le vieron en los trenes, son lo que ha llevado a Zougham a la cárcel como único condenado por colocar bombas en los trenes.

2) Sin embargo, aún aceptando esa versión oficial, la historia de la venta de las tarjetas hace aguas por todas partes:

  • En primer lugar, es absurdo que un terrorista "venda" a sus compañeros de comando un lote de tarjetas. ¿Zougham estaba dispuesto a poner bombas, pero no a poner de gratis las tarjetas telefónicas para fabricarlas?
  • En segundo lugar, ¿qué sentido tiene que el jefe del comando terrorista se pase por la tienda (¡dos veces, según consta en el sumario!) a por las tarjetas que le suministra otro miembro del comando terrorista? ¿No se podía hacer entrega de las tarjetas de las bombas de manera un poquito más discreta, en cualquiera de las reuniones que tuvieran para preparar el atentado?
  • Pero además, es que en el sumario consta que quien hizo esa venta fue un empleado de Zougham, no Zougham. Pero el juez Bermúdez ni siquiera llamó a declarar a quien en el sumario había realizado esa afirmación.

3) Desde el punto de vista de la defensa jurídica de Zougham, probablemente sea correcto el agarrarse a estas circunstancias para denunciar la incoherencia de la versión oficial en este punto y solicitar que ese anule esa falsa "prueba" contra Zougham: sin cuestionar el conjunto de la versión oficial, se pide simplemente que se anule una parte especialmente escandalosa de la misma.

4) Sin embargo, y aunque la defensa de Zougham no quiera entrar en eso, la cosa va, en realidad, mucho más allá. Zougham no pudo vender las tarjetas telefónicas usadas en las bombas, por la sencilla razón de que en las bombas de los trenes no se usaron móviles, ni tarjetas teléfonicas.

Como ya escribí en otra ocasión:

¿Por qué suponemos que en las bombas de los trenes había "tarjetas"? ¿Acaso porque en la mochila de Vallecas había una tarjeta telefónica? ¿Pero no está suficientemente claro ya, a estas alturas, que la mochila de Vallecas es más falsa que una moneda de 3 euros? Era una mochila que aparece en comisaría 18 horas después del 11M, que nadie vio en los trenes, que estaba preparada para no explotar y, lo fundamental: era una mochila llena de metralla, mientras que en las autopsias de los muertos del 11M no había metralla terrorista.

En suma: las bombas de los trenes NO PUDIERON SER como la mochila de Vallecas. La mochila de Vallecas es una prueba falsa, una prueba colocada. Por tanto, de la misma forma que el que la mochila de Vallecas llevara Goma2-ECO NO IMPLICA que las bombas de los trenes llevaran Goma2-ECO, el hecho de que en la mochila de Vallecas hubiera teléfono y tarjeta NO IMPLICA que las bombas de los trenes tuvieran teléfono y tarjeta. De hecho, como ya demostró Casimiro García Abadillo, todo lo del teléfono programado a las 7:40 es una completa filfa, un montaje.

Entonces, lo de que en la tienda de Zougham se vendieron unas tarjetas a El Chino no es más que un cuento chino. Ni las vendió Zougham, ni las vendió ninguno de sus empleados.

La inocencia de Zougham NO se deduce de que él no vendiera las tarjetas utilizadas en las bombas, sino que la inocencia de Zougham se deduce del hecho de que las bombas de los trenes NO UTILIZABAN tarjetas.

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