En octubre de 1835 se produce la Revolución de Texas, al sublevarse ese territorio, hasta entonces mexicano, contra el gobierno del general Antonio López de Santa Anna. El conflicto, atizado por Estados Unidos con vistas a anexionarse Texas, duró solo unos meses. En abril de 1836, Texas lograría la independencia tras la batalla de San Jacinto, integrándose en Estados Unidos nueve años más tarde.

El episodio más famoso de aquella Revolución de Texas es el asedio de El Alamo. Puede que no parezca mucho comparado con algunos episodios de resistencia heroica de nuestra propia Historia (Sagunto, Numancia, Zaragoza, Gerona...), pero unos 200 voluntarios resistieron en la misión tejana de El Alamo un asedio de trece días por parte de un ejército mexicano de 1500 hombres.

Todos los defensores murieron combatiendo, entre ellos el famoso explorador David Crocket. Tan solo media docena de tejanos se rindieron, aunque fueron fusilados. Solo se perdonó la vida a las mujeres, los niños y los esclavos negros.

La misión de El Alamo es la atracción turística más importante de Texas y una de las más populares de Estados Unidos. Más de 4 millones de personas visitan cada año la misión, donde se encuentra el museo dedicado a uno de los episodios históricos más conocidos y simbólicos de la Historia americana.

En el curriculum de secundaria de las escuelas de Texas se enseña a los niños ese hecho histórico, enmarcándolo dentro de la etapa de formación de los Estados Unidos. En concreto, el curriculum señala que se enseñará a los niños "el asedio de El Alamo y la historia de todos los heroicos defensores que allí se dejaron la vida".

Pues bien, el comité asesor encargado de revisar el curriculum de secundaria en Texas, compuesto por un centenar de profesores e historiadores, ha aprobado un informe recomendando eliminar del curriculum la referencia a "la historia de todos los heroicos defensores que allí se dejaron la vida". Y la razón que han dado para ello es que lo de "heroico" es una palabra "carga de valoraciones".

La recomendación del comité ha desatado una pequeña tormenta política en Texas. El gobernador del estado, y otras figuras prominentes de la arena política, han levantado la voz contra lo que consideran una nueva vuelta de tuerca de los partidarios de lo políticamente correcto y han animado a los ciudadanos a expresar su protesta antes de que la recomendación pase a ser definitiva.

Como pueden ver Vds., la progresía políticamente correcta no es patrimonio exclusivo de España. De hecho, el ambiente es mucho más asfixiante en Estados Unidos que aquí. Se trata de reescribir el pasado, eliminando cualquier referencia a la propia identidad y cualquier símbolo que pueda establecer vínculos entre el individuo y la Nación. Cuando se dice que se quiere eliminar la referencia a lo heroico de los defensores de El Alamo porque lo de "heroico" está cargado de valoraciones, lo que se está diciendo es que no se quiere ESA valoración en concreto. Si una línea del curriculum de secundaria hablara de la "vergonzosa esclavitud", nunca se eliminaría la palabra vergonzosa, por mucho que también encierre una valoración. Lo que no se quiere son valoraciones positivas de la propia Historia.

Y la razón de que la progresía, aquí y allí, pretenda eliminar cualquier referencia positiva al propio pasado tiene su explicación, acudiendo a las técnicas, bien estudiadas, del lavado de cerebro. El lavado de cerebro exige que el individuo rompa amarras con su propio yo, con su vida anterior. Debe rechazar lo que era antes, si se quiere poder programarlo para que acepte la nueva identidad que el controlador le proporciona.

No se trata de meras tonterías de gente que se aburre. Son una auténtica secta. Y la secta necesita, para captar nuevos adeptos, que el individuo renuncie a su yo. Y esa renuncia empieza por anular la imagen que el individuo tiene de sí mismo, haciéndole rechazar todo aquello que alguna vez fue. Todo aquello que le haga sentirse orgulloso de sí mismo.