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Shatyagraha

Si preguntamos a alguien con qué concepto asocia a Ghandi, probablemente nos diga que con los de "resistencia pacífica" o "desobediencia civil". Si a Ghandi se le conoce por algo es, precisamente, por haber echado a los ingleses de la India recurriendo a formas no violentas de confrontación, que terminaron por hacer imposible la pervivencia del régimen colonial.

Sin embargo, no son esos los conceptos que Ghandi usaba para describir su movimiento. Ghandi no hablaba de "desobediencia civil" ni de "resistencia pacífica", sino que utilizaba otro concepto diferente: shatyagraha, un neologismo sánscrito inventado por el propio Ghandi en 1906 y que se podría traducir por "insistencia en la verdad".

Si piensan en el concepto verán que está extraordinariamente bien elegido, porque de la "insistencia en la verdad" se deduce necesariamente la resistencia o la desobediencia ante los actos de injusticia. Como también se deduce de la "insistencia en la verdad" que no puede combatirse una injusticia con otra de signo contrario. La desobediencia civil y la resistencia pacífica son, por tanto, consecuencias naturales del shatyagraha. El shatyagraha representa el fin último, que no es otro que el triunfo de la verdad, mientras que la "resistencia pacífica" o la "desobediencia civil" son solo medios para conseguir ese fin.

La resistencia, en el shatygraha, es una obligación. Una obligación, además, que no puede ser pasiva, sino activa; insistir en la verdad implica hacerlo activamente. Y esa resistencia no puede nunca ser violenta, porque toda forma de violencia implica ir contra la verdad fundamental de que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos y de que ninguna injusticia es tolerable como medio para conseguir un fin bueno.

Analizando esos conceptos y sus distinciones, uno entiende por qué el movimiento de Ghandi (o el de Martin Luther King, también influido por el shatyagraha) estaban forzosamente destinados a triunfar. ¿Cómo puedes detener a un movimiento dispuesto a insistir en la verdad cuanto haga falta?

Aunque tampoco vamos a ser ingenuos a estas alturas del siglo: los movimientos inspirados en el shatyagraha tienen posibilidades reales de triunfo en las democracias liberales, en las que la capacidad represora del estado está autolimitada. O en las dictaduras en fase terminal. Por el contrario, "insistir en la verdad" en la Plaza de Tiananmen es mucho más complicado mientras el poder esté dispuesto a enviarte un regimiento de tanques.

El concepto de shatyagraha también explica por qué determinados movimientos no triunfan nunca o tienen menos posibilidades de triunfar. El shatyagraha deriva su potencia de la fuerza moral que la verdad otorga. Cuando los movimientos no están basados en la verdad, no buscan la verdad, la fuerza se pierde. Porque nadie que no esté animado por una fuerza moral puede arrastrar a otros en número suficiente como para enfrentarse a las consecuencias de la desobediencia civil o la resistencia pacífica.

Tomemos, por ejemplo, el movimiento separatista catalán, tan dado a compararse a sí mismo con el movimiento de derechos civiles de los negros americanos. El separatismo catalán es un movimiento basado en la mentira, que lucha contra una opresión inexistente y tan solo proporciona la excusa para que algunos puedan robar a placer, envueltos en la bandera. El fin último no es la insistencia en la verdad, sino la perpetuación de la mentira. Es natural, por tanto, que nadie esté dispuesto, entre los líderes de ese movimiento, a llevar a sus últimas consecuencias la resistencia pacífica o la desobediencia civil.

Por ejemplo, ¿habría un Ghandi descargado en los voluntarios de a pie de su movimiento, ante un tribunal, la responsabilidad de un acto de desobediencia a las autoridades inglesas? Resulta impensable. Pero eso fue lo que Artur Mas y otros altos cargos de la Generalidad hicieron con el referéndum ilegal, pretendiendo eludir las consecuencias de sus actos. Y la razón es la ausencia de shatyagraha. Quien no busca la verdad, sino el propio beneficio, evitará como pueda las consecuencias indeseables de cualquier lucha. Quien insiste en la verdad, por el contrario, acepta de antemano las desventajas personales que sus acciones puedan llevar aparejadas.

Otro requisito del shatyagraha es la unidad de acción entre todos los órdenes de tu existencia. El shatyagraha no es solo una guía de acción política, sino una filosofía de vida, porque la insistencia en la verdad no es parcelable. No puedes ser sincero en unos aspectos e insincero en otros. No puedes perseguir, por ejemplo, la independencia y aprovechar, mientras tanto, para embolsarte un 3% en comisiones de obra pública. Quien demuestra no insistir en la verdad en ciertas ocasiones no puede convencer a otros de que persigue la verdad en ninguna. Quien es un ladrón, carece de la fuerza moral necesaria para convencer a ningún pueblo de que viene a liberarle de supuestas o reales opresiones.

El separatismo catalán no triunfará nunca. Y no lo hará por la misma razón que el movimiento de independencia de la India sí triunfó: shatyagraha.

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