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Poner tu dinero donde está tu boca

El idioma inglés tiene una frase hecha, bastante descriptiva, para indicar el grado de compromiso que las personas tienen con algo: "To put your money where your mouth is". La traducción literal sería "poner tu dinero donde está tu boca".

Resulta muy fácil decir, por ejemplo, que las Olimpiadas serían un gran negocio para el país, pero si invitas a quien diga eso a arriesgar su propio dinero, creando una empresa privada que gestione las Olimpiadas, por supuesto que la respuesta será negativa. Porque las Olimpiadas no son, en realidad, ningún negocio.

Resulta muy fácil decir que un cierto sector, como por ejemplo el del cine, es estratégico para el país. Pero si invitas a quien dice eso a poner en marcha una cuestación privada a fondo perdido para producir películas, te contestará que no, que es el Estado quien tiene que poner la pasta. O sea, que tenemos que pagar las películas entre todos, nos guste o no el cine.

Resulta muy fácil, en fin, tirar de dinero público para perseguir tal o cual objetivo político o para promover tal o cual causa social. Pero cuando fuerzas a la gente a pagar el tema de su propio bolsillo, el entusiasmo disminuye con una pasmosa rapidez.

Aunque está pasando relativamente desapercibida en el resto de España, en los colegios de Baleares se está viviendo desde el lunes una huelga indefinida de profesores. Se trata de una huelga claramente política, promovida por el sindicato nacionalista de docentes y secundada por el resto de sindicatos. Se intenta, con esa huelga, boicotear la norma aprobada por el gobierno autónomo, que acaba por fin con la inmersión obligatoria en catalán. Se trata, en definitiva, de seguir impidiendo que los niños puedan estudiar en castellano.

Pero ese intento de boicot por parte de los nacionalistas está resultando ser un clamoroso fracaso. Es verdad que están creando a los niños y a los padres muchos problemas en este inicio de curso, pero el seguimiento de la huelga demuestra que los sectores radicales del profesorado son solo una minoría. Ruidosa, pero minoría.

En concreto, el seguimiento de la huelga ha sido el siguiente, según las cifras oficiales facilitadas por los centros, a partir de las cuales se elaboran las nóminas del mes:

Día 1…22% de huelguistas

Día 2…21% de huelguistas

Día 3…17% de huelguistas

Día 4…14% de huelguistas

Día 5…12% de huelguistas

Es decir, ni siquiera uno de cada cuatro docentes decidió sumarse a la huelga. Y, de los que se sumaron, la mitad ha ido descolgándose a lo largo de la primera semana.

Y hay una buena razón para ello: cada día de inasistencia al trabajo le cuesta a cada huelguista unos 100 euros, que se le descuentan del salario. Con lo cual, muchos docentes, visto que el gobierno balear de José Ramón Bauzá no cede y que la consejera Joana María Camps está dispuesta a poner en práctica las nuevas normas de tratamiento de lenguas, han empezado a tentarse el bolsillo y a abandonar una huelga que ha demostrado ser un bluf. Y han empezado a buscar fórmulas alternativas para hacer huelga encubierta sin que les cueste dinero, como por ejemplo pedir que los padres no lleven a los niños al colegio, para así seguir cobrando, pero sin dar clase.

Hay mucho funcionario docente, indigno del nombre de profesor, dispuesto en todo momento a vulnerar los derechos de los alumnos castellanohablantes. Pero eso sí: solo si quien paga el atropello somos encima los demás, es decir, solo si no les cuesta dinero de su propio bolsillo. Huelga política contra la libertad lingüística sí, pero cobrando lo mismo a fin de mes. Pero en el momento en que empiezas a descontar de la nómina cada día de ausencia del trabajo, la cosa cambia.

Como ven ustedes, no todo el mundo está dispuesto a poner su dinero donde está su boca.

Lo cual indica, por cierto, cuál sería el modo correcto de enfrentarse al problema del nacionalismo en toda España. Si en España estamos sometidos a una perpetua tensión nacionalista es porque ser nacionalista sale gratis, cuando no se convierte en un lucrativo negocio. En el mismo momento en que dejáramos de financiar a quienes vulneran nuestros derechos, en el mismo momento en que los nacionalistas tuvieran que pagar de su propio bolsillo sus afanes totalitarios, se acababa el problema en una semana.

Felicidades al gobierno de Baleares por decidirse a resistir el pulso... y por ganarlo.

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