Menú

Podemos y los pantuflillos

Ya conocen ustedes la historieta del cocodrilo y el escorpión. Andaba el escorpión buscando cómo cruzar un caudaloso río, cuando acertó a pasar nadando un cocodrilo.

- Cocodrilo, ¿te importaría llevarme en tu lomo hasta la otra orilla?

- Yo no soy un taxi. Además, eres un escorpión y podrías picarme.

- ¿Y por qué habría de hacer eso, cocodrilo? Sería estúpido por mi parte: si te picara, tú morirías, pero yo me ahogaría contigo. ¿Te crees que estoy loco?

Ante ese argumento, el cocodrilo, que tampoco tenía nada mejor que hacer, y que nunca despreciaba la oportunidad de mantener una buena conversación, aceptó llevar al escorpión en su lomo.

Pero cuando estaban en mitad del río, el escorpión alzó su cola y clavó al cocodrilo su aguijón tan profundamente como pudo.

- Pero... ¿pero por qué has hecho? - dijo el cocodrilo, mientras agonizaba y se hundía -. ¡Ahora moriremos los dos!

- ¡Es que está en mi naturaleza, jejeje! - contestó el escorpión con una risa sarcástica, mientras el agua lo cubría.

SI hay un partido que se ha beneficiado del favor de los medios, ése es Podemos. Si hay un líder político que ha sido mimado por los periodistas, ése es Pablo Iglesias. Podemos e Iglesias han tenido todas las oportunidades del mundo para darse a conocer en las televisiones, en los periódicos, en las radios y en los medios online. ¡Ya quisieran otros partidos y líderes políticos alternativos haber contado con la décima parte del tiempo en los medios que Podemos ha logrado!

Y no es solo la cobertura que se les ha dado, sino el trato exquisito que ha acompañado, en la mayoría de los casos, a esa cobertura. Un trato exquisito que contrasta con la actitud, mucho más distante y crítica, que los medios mantienen hacia los demás partidos alternativos.

Y al principio todo parecía ir sobre ruedas, para Podemos y para Pablo Iglesias. Pero algo ha cambiado en las últimas semanas, y de repente el partido y su líder se han revuelto contra los medios con una virulencia sorprendente y con un infantilismo más sorprendente aún.

Primero fueron las reacciones airadas ante cada cuestionamiento, y las respuestas absurdas: "¡Es machista que me pregunten ustedes por Tania!", soltó Pablo Iglesias, como si preguntar a Ana Mato por el Jaguar de su marido fuera contribuir a la guerra de los sexos.

Después fueron las acusaciones defensivas: todo periodista que pregunta por la beca de Errejón, por las subvenciones bolivarianas, por los chanchulloides de Rivas-Vaciamadrid o por los impuestos de Monedero, es un mercenario de la casta.

Luego pasamos al insulto personal, con una patética intervención de Pablo Iglesias en televisión, donde se dedicó a zaherir con muy poco estilo y con una cutre insistencia al periodista Eduardo Inda.

Y finalmente desembocamos en los insultos colectivos, cuando los asistentes a un mitin de Monedero acosaron e insultaron hace tres días a los periodistas, llamándoles "basura" y "mentirosos".

Son los medios de comunicación los que han ayudado a Pablo Iglesias y a Podemos a cruzar hasta el momento el peligroso río de opinión pública que separa la completa irrelevancia, de la posibilidad de triunfo. Son ellos los que los han llevado a líder y partido en volandas. Tan solo para ver cómo ahora, de repente, el aguijón bolivariano los apuñala con saña.

- Pero... ¿pero por qué nos picas con tu aguijón y nos insultas? - preguntan los asombrados profesionales de los medios de comunicación -. ¡Pero si lo eres todo gracias a nosotros y sin nosotros no eres nada!

- ¡Es que está en mi naturaleza, pantuflillos, jejeje! - responde Pablo Iglesias, mientras su imagen pública se hunde.

Herramientas

0
comentarios