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Otra humillación pactada

Como saben ustedes, en los últimos días el PNV ha levantado ampollas en buena parte de la opinión pública, al criticar sin ningún tipo de ambages las operaciones policiales contra el entorno de ETA. Ayer, el PNV dio un paso más en ese papel de comparsa de Bildu.

Después de que la Audiencia Nacional prohibiera la marcha proetarra de hoy sábado, PNV y Sortu anunciaron inmediatamente que asumían ellos la convocatoria, con lo que hoy volveremos a asistir a un nuevo episodio de humillación a las víctimas del terrorismo, que se suma a la fotografía de la sangre que pudimos contemplar el fin de semana pasado en Durango.

Pero no se equivoquen ustedes al valorar lo que hace el PNV. Permítanme, para poder juzgar con pleno conocimiento de causa, que les recuerde unos cuantos datos:

Anteriormente a la elección de Urkullu y de Rajoy como lehendakari y como presidente de gobierno, respectivamente, ambos personajes ya tenían una relación intensa. De hecho, mantuvieron una serie de seis encuentros secretos entre finales de 2010 y octubre de 2011, en la recta final de la última legislatura de Zapatero, para tratar del proceso de negociación con ETA.

En diciembre de 2012, tras las elecciones vascas de octubre, se producía la investidura de Iñigo Urkullu como nuevo presidente autonómico, investidura que el PP facilitaba con su abstención.

El 30 de enero de 2013 tenía lugar la primera reunión institucional entre Rajoy y Urkullu. En esa reunión - en la que hubo, según las informaciones posteriores, una gran sintonía entre ambos interlocutores - se habló del cupo vasco y de la situación económica, pero también se abrió, según el presidente del PNV, un "canal de comunicación personal" para hablar de política penitenciaria y del proceso de negociación. Aunque, dijo Urkullu, "todo se hablará con discreción".

Y, efectivamente, con discreción continuaron hablando, en otras dos reuniones secretas celebradas el 10 de abril y el 15 de julio de 2013. Reuniones que se comunicaron a la prensa solo después de haber tenido lugar y en las que se volvió a negociar sobre las cuentas vascas y sobre la cuestión de los presos etarras.

Dos meses después de la segunda de esas reuniones secretas, en septiembre de 2013, Idoia Zenarruzabeitia, la que fuera número dos del lehendakari Juan José Ibarreche, fue nombrada por el gobierno de Rajoy para integrar la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia, el organismo teóricamente encargado de velar por la unidad de mercado pero que, en la práctica, no es más que un mecanismo más de control de la economía por parte de nuestra clase política.

El 19 de noviembre de 2013, el PP volvía a regalar al PNV presencia en las instituciones españolas, al meter a los nacionalistas catalanes y vascos en el vergonzoso reparto de los puestos del Consejo General del Poder Judicial.

En diciembre de 2013, PP, PSOE y PNV llegaban a un acuerdo en torno a los presupuestos vascos, que permitía superar en el parlamento autonómico los primeros trámites de aprobación.

Como ven ustedes, la relación entre PP y PNV, entre Rajoy y Urkullu, ha sido intensa (y muy fructífera para el PNV) desde antes incluso de llegar Rajoy a la Moncloa. De hecho, PP y PNV están desarrollando, tanto en el Parlamento nacional como en el autonómico, un auténtico pacto de legislatura, incluso aunque la mayoría absoluta del PP lo haría innecesario para Rajoy.

A la vista de todo esto, díganme: ¿alguno de ustedes se cree que el partido de Urkullu se prestaría a convocar la marcha de humillación a las víctimas de hoy sin haberlo acordado previamente con el gobierno de Rajoy?

O si quieren, se lo pregunto de otro modo: ¿alguno de ustedes cree que el gobierno de Rajoy va a tomar alguna represalia contra ese partido, el PNV, que ha convocado con Sortu la marcha proetarra de hoy?

O mejor aún, se lo pregunto de una tercera manera: teniendo en cuenta que Rajoy tiene mayoría absoluta, ¿ustedes piensan que el hecho de que regale puestos al PNV en el Consejo General del Poder Judicial o la Comisión de Mercados y Competencia, y el hecho de que haya desmantelado el PP vasco, se debe simplemente a que Rajoy es tontito?

Malo, lo es un rato, pero de tontito Rajoy no tiene un pelo. La Hoja de Ruta sigue su curso, y para ello hace falta repartirse los papeles. Y en eso están Rajoy, Rubalcaba y Urkullu: en una sangrienta y humillante obra de teatro en la que se escarnece a las víctimas de ETA y a todos los ciudadanos en el escenario, mientras que el dinero de la recaudación se lo llevan los asesinos de casi un millar de españoles.

A medida que nos vayamos acercando a las elecciones europeas, los actores irán elevando el tono de voz en ese escenario, gritándose unos a otros cada vez más fuerte. Pero no se engañen ustedes: todos ellos pertenecen a la misma compañía teatral.

Por cierto: ¿se han fijado ustedes en cómo se ha producido el relevo en la carrera perpetua de desafío constitucional, y en cómo se ha rebajado la presión en el tema catalán, al mismo tiempo que se incrementaba en el tema vasco? El caso es seguir manteniendo la presión sobre los españoles, para que no se les ocurra levantar cabeza. En septiembre de este año, volveremos a asistir a otro relevo, al calor de la Diada y como preparación de las elecciones catalanas que tendrán lugar en noviembre.

A menos, claro está, que acabemos con esta farsa y nos deshagamos de todos estos titiriteros en las próximas elecciones europeas, haciéndoles saber con nitidez lo que pensamos de sus dotes interpretativas. Y del guión que han decidido representar.

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