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Lecciones del 8-M

¿Por qué permitimos que unos farsantes se adueñen de ese día, que nos pertenece a todos?

Este año, el muro del feminismo progre que había ido levantándose a lo largo de la última década, se ha resquebrajado. La irrupción de Vox en el panorama electoral y su negativa a sumarse al coro de farsantes que ha secuestrado el movimiento feminista, ha obligado al Partido Popular a desmarcarse también de las convocatorias oficiales, con lo que el 8M ha perdido el aura de supuesta unidad que lo caracterizó en años pasados. Es verdad que PSOE y Podemos también secuestraron las movilizaciones en años anteriores, pero eso no impidió que Ciudadanos y PP se sumaran, aguantando incluso los insultos y desprecios. Este año, solo Ciudadanos ha querido seguir legitimando con su presencia ese 8-M anticapitalista y manipulado, aunque eso sí, dejando claro su rechazo al manifiesto.

Bien está que Vox o el PP dejen de acudir a manifestaciones que en nada ayudan a luchar por la igualdad de las mujeres y que solo buscan la propaganda política y la confrontación. Bien está que Ciudadanos se desmarque del manifiesto, aunque siga legitimando, sin tener por qué, unas manifestaciones que reivindican lo que se enumera en ese manifiesto.

Pero todo eso no es suficiente. Desmarcarse de una farsa es positivo, pero los partidos del centro y la derecha siguen yendo a rebufo de quienes, desde la progresía, se han apoderado del 8-M.

Porque el 8 de marzo no pertenece a Podemos, ni al PSOE, ni a sus organizaciones satélites y chiringuitos subvencionados. El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer y pertenece a todo aquel que lo quiera celebrar. Y si PSOE y Podemos lo transforman en un aquelarre, lo correcto es no solo desmarcarse, sino celebrarlo de otra manera.

Si Podemos y el PSOE convocan las manifestaciones del 8M con manifiestos que desnaturalizan el Día Internacional de la Mujer, transformándolo en un ejercicio de propaganda de la ideología de género, lo correcto es no solo no acudir, sino convocar otras manifestaciones paralelas, con un manifiesto que sí reivindique la lucha por los derechos de la mujer.

¿Por qué permitimos que unos farsantes se adueñen de ese día, que nos pertenece a todos?

Me gustaría invitar a los partidos que no están dispuestos a usar el Día Internacional de la Mujer para sus propios fines políticos, a que comenzaran a trabajar ya mismo para preparar el 8-M del próximo año, en el que los españoles deberíamos salir a la calle para reivindicar, nosotros sí, la igualdad de derechos de las mujeres.

Porque lo cierto es que, aunque en España las mujeres tienen los mismos derechos legales que un hombre, España es una excepción, no la norma.

Lo cierto es que, aunque España es uno de los mejores países del mundo para nacer mujer, en otros muchos lugares del planeta la mujer sigue estando sometida a todo tipo de opresiones.

Lo cierto es que, aunque España es uno de los países con menor tasa de asesinatos de mujeres y de agresiones sexuales, en casi todo el resto del mundo las tasas de violencia contra la mujer siguen siendo altísimas.

¿Hay derecho a que unos hipócritas, a que unos farsantes, a que unos personajes sin escrúpulos, que han hecho del falso feminismo su negocio, secuestren el Día Internacional de la Mujer? ¿Hay derecho a que dejemos a esos farsantes desviar la atención de los verdaderos problemas que sufren las mujeres en todo el mundo? ¿Hay derecho a que les permitamos apropiarse de un día de reivindicación que nos pertenece a todos?

Les invito a todos ustedes, y en especial al PP, a Ciudadanos y a Vox, a empezar a trabajar en la convocatoria de nuestros propios actos para el 8M del próximo año. Unos actos que deberían servir para visibilizar los problemas, las injusticias y los abusos que las mujeres sufren en tantos lugares.

El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, que hay países donde la esposa sigue estando sometida a su marido en muchos aspectos legales.

El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, que hay estados donde todavía se obliga a la mujer a ir con la cabeza tapada.

El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, que hay zonas de nuestro planeta donde las tasas de violencia sexual contra las mujeres son treinta veces más altas que en nuestro país.

El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, que hay lugares donde las mujeres no pueden acceder a educación, porque ésta está reservada a los niños varones.

El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, la mutilación genital de niñas, que continúa practicándose en muchos lugares de África Central.

El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, que hay países donde la mujer no puede conducir, o donde no puede asistir a eventos deportivos, o donde no tiene acceso a sistemas anticonceptivos básicos, o donde no cuenta con un pozo de agua cercano para lavarse y tiene que andar horas para llevar agua a su familia.

El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, la política de aborto selectivo de niñas que se sigue practicando todavía hoy en muchos sitios.

El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, la utilización de las amenazas o las agresiones sexuales como herramienta de tortura contra opositoras políticas.

¡El próximo 8M, deberíamos salir a la calle para denunciar, desde España, tantas cosas, tantas injusticias concretas que se comete, aún hoy, contra las mujeres!

Ya está bien de dejar que los farsantes y los aprovechados desperdicien un día que debería servir, en todo el mundo, para visibilizar y combatir las injusticias que las mujeres padecen en todo el mundo.

Si alguien quiere empezar a preparar un 8M para luchar de verdad, el año que viene, por los derechos de las mujeres, cuenten conmigo. A una manifestación para defender la igualdad de las mujeres sí que asistiría encantado.

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