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Larga vida a Sánchez e Iglesias

En mi editorial de ayer, intenté explicar por qué los resultados de las elecciones del pasado domingo constituyen una excelente noticia para los españoles, ya que eliminan la posibilidad de que se puedan abordar cambios constitucionales.

Hoy, siguiendo con mi patológico optimismo, permítanme explicarles una de las posibles "ventajas" que tendría un eventual gobierno PSOE-Podemos.

¿Recuerdan Vds. el acceso al poder de Alexis Tsipras, el dirigente de Syriza, ese partido griego equivalente a Podemos? ¡Sí, hombre! Me refiero a ese dirigente al que Pablo Iglesias llamaba "Mi amigo Alexis" hasta que su amigo Alexis se rindió a la troika y a la ortodoxia financiera.

Cuando Tsipras llegó al poder, lo hizo con la promesa de que plantaría cara a Alemania, a Bruselas y al Fondo Monetario Internacional. Llegó a organizar, incluso, un referéndum para que el pueblo griego dijera "No" a los ajustes. Y el pueblo griego dijo "No". Alexis Tsipras ganó su prometido referéndum. Y a continuación, lo que hizo fue mandar a paseo a su ministro de Hacienda, el incómodo Varoufakis, y aceptar todos los recortes que la troika le impuso, en contra de lo que el pueblo griego había votado.

Y los recortes se implementaron sin que las calles ardieran y sin que hubiera visibles convulsiones sociales. Porque cuando quien implementa los recortes son los mismos que tocan el trombón del populismo, la contestación en las calles desaparece.

No hubo manifestaciones importantes de protesta, porque quien podía convocarlas era, precisamente, quien estaba en el gobierno implementando los recortes. ¿Cómo vas a convocar manifestaciones contra los recortes que tú mismo estás aplicando? ¿Cómo vas a convocar a las masas contra ti mismo?

Estos días, desde que se anunciara el acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, la bolsa española ha caído, nuestra prima de riesgo ha subido y los medios económicos informan de que las empresas han acelerado los ajustes y han paralizado contrataciones y nuevos proyectos, a la espera de ver cómo influye en el marco regulatorio la entrada de Podemos en el gobierno. En particular, preocupan los cambios que puedan introducirse en la legislación laboral.

Todo ello significa que la coalición entre PSOE y Podemos puede agravar todavía más la crisis que ya nos acecha como consecuencia de la coyuntura internacional. Y eso implica, a su vez, que el futuro gobierno de España tendrá que hacer frente a la crisis implementando una serie de ajustes aun más duros de lo previsto. Ajustes que, por supuesto, tendrán que ser negociados con Bruselas.

Y aquí viene lo gracioso: la entrada de Podemos en el gobierno tiene, como consecuencia inmediata, convertir a Podemos en cómplice de los recortes e imposibilitar que Pablo Iglesias pueda articular en la calle una respuesta a los ajustes que Bruselas y la crisis impongan. ¿Cómo vas a convocar manifestaciones contra los recortes que tú mismo estás aplicando? ¿Cómo vas a convocar a las masas contra ti mismo?

Así que, desde el punto de vista de Bruselas y de los poderes financieros, la entrada de Podemos en el gobierno no solo no debería constituir una mala noticia, sino que es una noticia excelente, porque significa la domesticación del populismo de izquierda de cara a la crisis que viene.

Otra cosa es desde el punto de vista de los españoles de a pie. Por supuesto, seremos los de siempre los que tengamos que pagar la factura de la fiesta. Tengan Vds. por seguro que no se recortará el despilfarro público, ni el innecesario estado autonómico, ni la miríada de chiringuitos que jalonan el paisaje político de nuestro país. Salvo que...

Salvo que haya algún otro partido que decida hacer populismo en sentido inverso, constructivo. Porque la segunda derivada de la entrada de Podemos en el gobierno, con la consiguiente domesticación del populismo de izquierda, es que la contestación a los recortes quedará exclusivamente en manos del populismo de derecha. Es decir, de Vox.

Si la coalición entre PSOE y Podemos sale adelante, a Vox se le presenta una oportunidad de oro para hacer llegar su mensaje a los españoles, de todas las ideologías, afectados por los recortes. Porque, enfrentados a la pregunta, por ejemplo, de "¿Qué prefiere Vd., que le suban el IVA o meter la tijera al estado autonómico?", la mayoría de los españoles responderían que a quien hay que meter la tijera de una maldita vez es a los gastos inútiles de los políticos, estado autonómico incluido.

Así que no se pongan Vds. demasiado de los nervios con la perspectiva de un gobierno entre Sánchez e Iglesias.

Será un problema, sí, pero todo problema lleva aparejada, casi siempre, alguna oportunidad. Y lo que hacen las personas inteligentes, en vez de limitarse a lamentar los problemas, es aprovechar las oportunidades que se presentan como consecuencia de los mismos.

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