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Iceta se envuelve en la bandera española

Ayer, por primera vez en su historia, el Partido Socialista de Cataluña celebró una reunión de su órgano directivo con una bandera de España co-presidiendo el acto, junto con una bandera catalana, otra europea y otra roja. Las tres últimas habían adornado siempre las reuniones de los socialistas catalanes, pero nunca jamás habían añadido a esas tres la bandera española.

Todos somos conscientes de que a Iceta lo mismo le da ocho que ochenta, así que no creo que nadie piense que Iceta se ha convertido de repente al españolismo. Si de pronto saca la bandera es porque piensa que ese gesto simbólico puede ser positivo. Positivo para él y para su partido. Y ahí está, precisamente, la noticia: en el hecho de que el PSC considere, por primera vez, que la bandera de España puede darle votos. O evitarle perderlos, que viene a ser lo mismo.

No, Iceta no se ha hecho españolista. Pero ese paso significa que el PSC ha constatado (¡Houston, Houston!) que tiene un grave problema. Que sepa resolverlo es otra cosa. El problema se llama, por supuesto, España: el electorado catalán no percibe al PSC como un partido nacionalista, pero tampoco españolista. El PSC no aboga por la imposición inmediata de los objetivos separatistas a todos los catalanes, pero tampoco es capaz de defender, ni poco ni mucho, los derechos de los no nacionalistas catalanes. ¿Resultado? Pues que Ciudadanos le ha comido la tostada entre la juventud, en los barrios obreros y, en general, entre el electorado no nacionalista. El PSC se ha quedado en tierra de nadie. Y la bandera española de ayer no es sino el reconocimiento, por parte del PSC, de que saben que algo hay que hacer.

Pero una cosa es ser conscientes del problema y otra muy distinta, como decía antes, es resolverlo. Los gestos simbólicos son inútiles cuando no simbolizan nada, cuando no existe detrás una voluntad real de acompañar el gesto con un plan de acción. Y si no, que se lo pregunte Iceta a Pedro Sánchez, esa persona capaz de retratarse un día delante de una kilométrica bandera española, para al día siguiente lanzarse a tumba abierta por el camino de la defensa de la plurinacionalidad. ¿De qué le sirvió en su día a Pedro Sánchez ese gesto con la bandera? De nada, por supuesto. Una bandera no transmite más que lo que haya detrás de ella, y detrás de esa bandera de Pedro Sánchez no había nada.

¿Hay algo detrás de la bandera que el PSC desplegó ayer? Eso tendrá que demostrarlo Iceta con hechos concretos. Para empezar, ¿dejará el PSC de defender la inmersión lingüística, ese aberrante ejercicio de dictadura educativa que priva de sus derechos a más de la mitad de los catalanes, entre ellos la inmensa mayoría de los potenciales votantes del PSC? Permítanme dudarlo. Lejos de ello, no hace ni una semana que el secretario de Política Municipal del PSC, Jaume Collboni, anunciaba la próxima presentación en numerosos municipios catalanes de mociones en favor de la inmersión lingüística.

Si la bandera de ayer es un mero gesto destinado a atenuar el desgaste que esa defensa de la inmersión lingüística causa al PSC, le sugiero al señor Iceta que se ahorre los gestos. No le servirán de nada. Ni su política sobre la inmersión le permitirá recuperar un solo voto no nacionalista, ni los nacionalistas van a votar a quien enarbola la bandera de España, aunque sea de manera vergonzante.

Aclárese, señor Iceta: ¿qué quiere ser usted de mayor? Porque si a estas alturas no ha comprendido que la indefinición lleva al PSC, y al PSOE, al precipicio, sus compañeros harían bien buscándole un recambio lo antes posible.

¿Va a defender usted los derechos de los catalanes no nacionalistas, empezando por la libertad de educación? ¿O va usted a seguir apoyando las imposiciones de los separatistas? ¿Va usted a exigir del gobierno de Rajoy una defensa más activa de la legalidad, o va a acompañarle usted en su inacción, con vistas a la formación de otro gobierno separatista que continúe prolongando la crisis? ¿Va usted a pedir que se tomen medidas para que los medios públicos catalanes dejen de ser altavoces del golpismo? ¿O por el contrario va a seguir usted permitiendo que se utilice dinero público para insultar de la mañana a la noche a esa nación cuya bandera hizo ondear usted ayer?

¿Hay algo detrás de su bandera, señor Iceta? ¿O estamos de nuevo ante un gesto aislado, puramente estético, carente de significado y, por consiguiente, inútil?

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