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Españoles, el separatismo está en peligro, acudid a salvarlo

Dije antes de las elecciones que no le tenía ningún miedo al 27-S catalán: que los separatistas iban a hacer el ridículo. No me equivoqué. Plantearon el 27-S como un plebiscito y lo han perdido, al haber quedado de manifiesto que el número de catalanes que no quiere la independencia supera al de los que sí la quieren. En el camino, CIU y ERC consiguen el menor número de escaños de los últimos 30 años. Por si fuera poco, los constitucionalistas baten por tercera vez consecutiva su récord histórico y suman ya 36 escaños. Y todo esto con los separatistas controlando la educación desde hace décadas; manejando (directa o indirectamente) la práctica totalidad de medios de comunicación catalanes y disponiendo de fondos económicos ilimitados para impulsar el "proceso". Imaginen cómo sería el panorama si el Estado no permitiera manipular la educación, si los medios de comunicación estuvieran libres de la tutela del poder político o si el gobierno de Rajoy no financiara con tanta generosidad a Artur Mas: el separatismo duraría lo que un caramelo a la puerta de un colegio. Si pervive es, únicamente, porque ser separatista se ha convertido en un buen negocio en Cataluña, mientras que significarte contra el separatismo te condena a la muerte civil.

Dije que no tenía miedo al 27-S catalán y acerté. Pero dije también que lo que me aterrorizaba era el 28-S madrileño, cuando desde Madrid salieran al rescate de un Artur Mas derrotado. Y tampoco me equivoqué. No han pasado ni tres días desde que se cerraran las urnas y ya tenemos montada una escenificación que obligará a Artur Mas a declarar como imputado por la celebración del ilegal referéndum del 9-N. Declaración como imputado que permitirá transformar a Artur I el Fracasado en Artur I el Mártir y le dejará envolverse un poco más en la bandera, para ver si así sale del hoyo en el que él mismo se ha metido. Que se tarde casi un año en imputar a Artur Mas y que se le impute precisamente ahora, no es que resulte sospechoso: es que apesta a enjuague. Por supuesto, la causa contra Artur Mas será archivada después de su declaración, pero el efecto mediático se habrá conseguido.

Pero, con todo, no es esa escenificación lo más peligroso, sino las voces que ya se están empezando a alzar, desde fuera de Cataluña, para conceder a los separatistas lo que los separatistas no han logrado conseguir en las urnas. Me refiero a esas voces (unas bienintencionadas; otras para nada ingenuas) que afirman que existe un problema catalán y que habría que resolverlo de una vez por todas, haciendo un referéndum "a la canadiense": promulgando una "Ley de claridad" que exija una mayoría cualificada (por ejemplo 2/3) y que ponga otra serie de condiciones a la secesión. Así (argumentan esas voces) nos cargaríamos de razones y los separatistas quedarían definitivamente neutralizados, porque tendrían su derecho a decidir, pero serían incapaces de ganar el referéndum de independencia.

Que haya gente que utilice con mala intención ese argumento para colarnos a los españoles una cesión más ante los nacionalistas, puedo entenderlo. Lo que me resulta más difícil de entender es que haya gente ingenua y bienintencionada que piense que esa nueva cesión solventaría realmente el problema. Porque no solo no solventaría nada, sino que significaría un nuevo triunfo (quizá el definitivo) para el separatismo. Veamos por qué.

Supongamos que los españoles nos volvemos locos y proponemos este acuerdo a los separatistas catalanes: "Venga, hagamos una Ley de Claridad como los canadienses y os dejamos celebrar un referéndum de secesión; si sacáis una mayoría de 2/3 y cumplís otra serie de condiciones, os independizáis". ¿Alguien piensa, de verdad, que los separatistas son tan estúpidos como para aceptar semejante acuerdo? Su respuesta sería: queremos un referéndum, pero no a la canadiense, sino a la escocesa, en el que una simple mayoría de votos sirva para declarar la secesión.

¿Qué contestaríais a eso, queridos e ingenuos amigos que proponéis "leyes de claridad"? Porque si contestáis que no, el separatista ya tiene la excusa para seguir con su matraca permanente. Pero ahora, con una ventaja más en su favor: al proponerle una "Ley de claridad" a la canadiense, estaríais reconociendo (ante los catalanes, ante los españoles y ante el mundo) que Cataluña tiene derecho a la autodeterminación. Con lo cual, no solo no se acabaría con el problema, sino que habríamos regalado a los separatistas un argumento más: "¡Nos reconocen el derecho de autodeterminación, pero quieren imponernos mayorías artificialmente elevadas, en vez de respetar la voluntad mayoritaria como en Escocia!".

Pensemos ahora en el "procedimiento" para aprobar esa "Ley de claridad" a la canadiense: habría que proceder a una reforma constitucional completa, con convocatoria de elecciones y referéndum entre todos los españoles. Esa reforma constitucional consagraría el derecho de autodeterminación (¿sólo de Cataluña?) e incluiría las condiciones que nos diera la gana imponer, al estilo de Canadá. ¿Qué pasaría con el referéndum de aprobación de esa reforma? Pues que a lo mejor podría ser aprobado en el conjunto de España, pero en lugares como Cataluña y el País Vasco el número de noes ganaría al de síes, porque ya se encargarían los separatistas de decir que las condiciones impuestas para la eventual secesión "no son democráticas".

¿Cuál sería el resultado final? Pues que ahora tenemos una Constitución que fue aprobada de forma abrumadoramente mayoritaria por todos los españoles (incluidos los catalanes, lo que permite contestar a muchos argumentos falaces de los separatistas), mientras que después de esa modificación constitucional pasaríamos a tener una Constitución que en Cataluña habría obtenido más votos negativos que positivos. Con lo cual, doble derrota: el derecho de autodeterminación habría quedado consagrado en la Constitución y, encima, los separatistas podrían invocar el rechazo cosechado por la Constitución en Cataluña para seguir reclamando nuevas modificaciones constitucionales que rebajaran las condiciones de una eventual secesión.

Lo dicho: entiendo que pueda haber gente malintencionada que salga al rescate de los separatistas intentando colarnos el derecho de autodeterminación por la puerta de atrás, con supuestas "Leyes de claridad". Lo que no entiendo es que haya gente tan ingenua que no vea de qué va la jugada.

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