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Esos malditos perroflautas manipuladores

¡Qué bien me siento! Acabo de leer a Ignacio Camacho, y ya estoy mucho más tranquilo. He recuperado mi fe en el gobierno, en la clase política, en la economía y en el género humano.

Porque resulta que esa familia de Alcalá de Guadaira que copó las portadas de los medios de comunicación hace algunas semanas no murió por ingerir basura, sino solo por inhalarla. Y la cosa cambia, oiga.

Porque una cosa es que alguien recoja comida de la basura y se intoxique, y otra bien distinta (¡obviamente!) es que alguien recoja tapones de la basura (para revenderlos y comprar comida) y como resultado se intoxique. Todo el mundo, salvo los antisistemas descerebrados y los revolucionarios canallas y malintencionados, entienden la diferencia.

Déjenme que se la explique: si la familia de Alcalá de Guadaira hubiera cogido comida de la basura, se la hubiera comido y se hubiera intoxicado, eso sería indicio de que la familia estaba en la miseria, como tantas otras en este país. Sería indicio de que la clase media se está pauperizando. Y sería indicio de que alguien tiene que pagar la ruina en la que nos han sumido a todos.

Pero si la familia de Alcalá de Guadaira recogía tapones de la basura, para revenderlos y comprar comida, y si con lo que se intoxicó es con los restos químicos presentes en esos tapones, entonces todo es distinto: ni esa familia estaba en la miseria (¿qué es el recoger tapones de la basura, sino una digna actividad empresarial?), ni por tanto hay familias españolas en la miseria, ni la clase media se está pauperizando, ni nadie tiene que pagar la ruina en la que nos han sumido.

Así de sencillo. Nuestro orden establecido no corre, por tanto, peligro.

¡Mira que son canallas esos que denunciaban la pésima situación social, cuando en realidad la familia de Alcalá de Guadaira no comía de la basura, sino que comía con el dinero que lograba revendiendo aquello que encontraba en la basura! Es más, desde un cierto punto de vista, incluso cabría aducir que la familia tenía una posición acomodada. ¿Quién, sino alguien acomodado, alguien que no necesita trabajar, perdería el tiempo recogiendo taponcitos? Si se dedicaban a recoger tapones, en lugar de a trabajar, tan mal no estarían, ¿no?

Así que lo dicho, so canallas, so antisistemas, so alarmistas, so manipuladores, so perroflautas, so revolucionarios: no mintáis diciendo que la familia de Alcalá de Guadaira se intoxicó por comer basura, porque no es cierto. Sólo se intoxicó por inhalar la basura con la que luego compraban comida. Y eso es claramente distinto.

FIN DE LA IRONÍA: Si ese padre de familia no hubiera perdido su puesto de trabajo y no hubiera tenido que empezar a vivir de lo que podía recoger en cualquier basura o contenedor, ¿estaría muerta hoy esa familia? Esa es la pregunta, queridos biempensantes. Y la respuesta es que España se está empobreciendo a ojos vista, mientras una clase política ladrona, malvada e incompetente aprieta el cinturón cada día más a los ciudadanos, ajena al sufrimiento de tantos santos inocentes.

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