Menú

El voto útil

¿Qué narices es un voto útil? En principio, es aquél que emitimos, no porque sea el que está más de acuerdo con nuestras convicciones ideológicas, sino porque consideramos que tiene más posibilidades de servir para algo.

Pero, si se fijan ustedes, la definición tampoco aclara mucho. ¿Qué significa "servir para algo"? Pues puede significar muchas cosas, dependiendo de cada votante. Por ejemplo, algún elector puede considerar útil votar a un partido con el que no se identifica tanto ideológicamente, pero que tiene más posibilidades de obtener representación. "De ese modo", piensa, "al menos conseguiré algo de lo que ideológicamente quiero, mientras que si voto al que más me gusta, no conseguiré nada". Un ejemplo típico sería un potencial votante de Vox entregando su voto a Ciudadanos o PP, ante el temor de que Vox no consiga representación parlamentaria.

Para otras personas, lo de que el voto "sirva para algo" puede significar entregárselo a alguien que evite que gobiernen otros que no nos gustan. Un ejemplo sería un potencial votante de Izquierda Unida en Madrid entregando su voto al PSOE para que no gobierne la derecha. A pesar de que sabe que Izquierda Unida obtendrá representación en Madrid, prefiere votar a alguien como Pedro Sánchez, que no le gusta tanto, para evitar que Rajoy quede por delante.

En otros casos, lo de "servir para algo" está más ligado al concepto abstracto de "cambio". Se vio perfectamente hace meses, cuando las encuestas daban un resultado espectacular a Podemos y detectaban, para sorpresa de muchos, que había cientos de miles de ex-votantes del PP dispuestos a votar a Pablo Iglesias. ¿Qué podía llevar a esos votantes, conservadores, a entregar su voto a una fuerza de izquierda radical como Podemos? Pues simplemente el deseo de cambio derivado del cabreo, es decir, la esperanza de "barrer con todo" y empezar de nuevo.

No hablamos, por tanto, de un concepto único. Lo de "voto útil" puede significar distintas cosas, dependiendo de cada momento y de cada elector concreto. Cada votante establece inconscientemente una escala de prioridades, realiza una estimación de cómo van a ser los resultados electorales, valora las consecuencias de cada una de las alternativas y decide al final a quién votar.

En realidad, no se trata de un proceso muy racional, por dos motivos.

En primer lugar, porque a la hora de intuir cuáles van a ser los resultados electorales, solemos fiarnos de lo que escuchamos a gente supuestamente enterada en los medios de comunicación y de lo que vemos en las encuestas. Lo cual convierte a las tertulias y a las encuestas en un arma de manipulación muy poderosa: si alguien transmite que Fulanito tiene muchas posibilidades, canalizará hacia él parte del "voto útil". Eso quiere decir que, cuando no voto aquello que más me convence, sino aquello que parece tener más posibilidades, se incrementa la posibilidad de que me manipulen.

La segunda razón por la que el "voto útil" no es racional es porque, si uno lo piensa objetivamente, las posibilidades de que nuestro voto individual cambie algo son muy pequeñas. Raras veces se decide un escaño por un solo voto, así que, ¿para qué dejar de votar al que más me gusta, si de todos modos un solo voto, el mío, no va a alterar el resultado final?

Sin embargo, aunque todos sabemos que el "voto útil" no tiene mucho sentido desde el punto de vista racional, no por ello deja de funcionar el mecanismo. Porque, a la hora de votar, todos confiamos en que haya un cierto número de personas que razonen igual que nosotros y opten por el mismo tipo de "voto útil".

De hecho, hay un teorema matemático, el teorema de Gibbard-Satterthwaite, que demuestra que en cualquier sistema de votación en el que haya más de dos candidatos, siempre estará presente el fenómeno del voto útil, porque permite al elector maximizar el "beneficio" obtenido de la votación. Lo cual tiene, a su vez, consecuencias en el sistema de partidos, porque tiende a perpetuar los partidos mayoritarios.

Lo interesante de la actual situación en España es que, de repente, las corrientes de utilidad del voto están variando rápidamente. Las encuestas que hemos conocido en las últimas fechas apuntan a que PP, PSOE y Ciudadanos están cada vez más cerca unos de otros, con lo cual ¿qué voto pasa a ser más útil?

Hace no muchas semanas, la pregunta que muchos se planteaban era "¿a quién apoyará Ciudadanos?", porque se daba por sentado que quedaría tercero. Pero ahora ya no se sabe quién va a quedar primero, ni segundo, ni tercero, con lo que la pregunta pasa a ser "¿quién tendrá que apoyar a quién?".

En esas circunstancias, empieza a no estar claro en favor de quién va a operar esta vez el voto útil.

Herramientas

0
comentarios