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El efecto mariposa

El efecto mariposa es uno de esos conceptos (un meme, que diríamos ahora) que se han popularizado últimamente, sobre todo entre los jóvenes. Viene a expresar que el mundo es un sistema complejo y caótico, en el que pequeños hechos pueden tener unas consecuencias de enorme impacto. Y el efecto se ilustra, por ejemplo, diciendo que el batir de las alas de una mariposa en Brasil podría terminar provocando un tornado en Texas.

Tan popular se ha vuelto el concepto que hay varias películas con ese título, hay bandas de rock con ese nombre y cualquier búsqueda del concepto en Internet devuelve millones de resultados.

Dicen que quien primero formuló el concepto de manera más o menos oficial fue el científico americano Edward Norton Lorenz en una reunión del MIT, en 1972. Pero ya anteriormente, un escritor de ciencia ficción, Ray Bradbury, había escrito en 1952 un cuento sobre los viajes en el tiempo, "El sonido de un trueno", en el que el protagonista pisa accidentalmente una mariposa y, como consecuencia, cambia todo el futuro del mundo. Y antes que eso, el filósofo Fichte ya había expresado una idea similar en 1800, aunque en ese caso utilizando la imagen de un grano de arena, en vez de las alas de una mariposa.

Sea cual sea el origen de la metáfora, el caso es que pocas personas tienen problemas a la hora de comprender la idea: en un sistema caótico y complejo, cualquier pequeña acción tiene consecuencias que se van agrandando con el tiempo y puede producir resultados impredecibles.

Pero resulta muy curioso que los seres humanos comprendamos el concepto tan fácilmente, porque muchas de esas mismas personas luego son refractarias a las relaciones causa-efecto tradicionales: coges a una persona, le explicas el efecto mariposa y verás cómo asiente entusiasmado; a continuación le planteas una relación causal clásica, como por ejemplo "si el delincuente ve que las penas son ridículamente bajas, se sentirá tentado de repetir el delito", y esa misma persona puede llegar a discutirte que la relación causa-efecto exista.

Los seres humanos comprendemos intuitivamente las relaciones causales inmediatas ("si pongo la mano en el fuego, me quemo"), pero somos sorprendentemente ciegos ante aquellas que no son inmediatas. Nos cuesta entender cuáles son las consecuencias a medio y largo plazo de las decisiones que tomamos. Y nuestras preferencias y nuestros sentimientos interfieren con nuestra capacidad para detectar las relaciones causales.

Peor aun: en el fondo, los seres humanos estamos íntimamente convencidos de que el mundo es inherentemente caótico y tendemos a pensar que nuestras acciones no tienen consecuencias. O mejor dicho: que al final las consecuencias de nuestras acciones se verán enmascaradas, anuladas, por otros sucesos, que pueden ser casuales e incluso nimios. ¡Qué más da, por ejemplo, que no cumplamos con nuestro deber, si luego los que nos gobiernan, o las autoridades europeas, o alguna catástrofe natural es lo que va a marcar nuestras vidas, independientemente de lo que hagamos!

Es decir, en el fondo, tomamos el efecto mariposa como una justificación para la inacción: da lo mismo lo que hagas, porque luego una mariposa batirá las alas en no se dónde y eso lo cambiará todo.

Pero se nos olvida, en ese razonamiento, que el efecto mariposa no anula las relaciones causales de carácter local y temporal. El hecho de que se vaya a producir un tornado en algún lugar lejano y en un futuro distante porque la mariposa bata sus alas, no autoriza a ignorar que si no te detienes a socorrer a un accidentado, esa persona puede morir aquí y ahora. Como tampoco autoriza a ignorar que las decisiones que tomas van a marcar tu vida a medio y largo plazo.

En el fondo, la actitud de los seres humanos ante el efecto mariposa es un caso particular de ceguera en el que somos capaces de entender que la mariposa cambie el futuro, pero nos cuesta aceptar el hecho de que nosotros también podemos cambiarlo. Y lo cambiamos.

La mariposa somos nosotros: si una mariposa puede cambiar el mundo sin querer, con solo batir sus alas, imaginen lo que es capaz de conseguir una persona que tenga un propósito y esté dispuesta a trabajar para alcanzarlo.


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