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El discurso de Pablo Iglesias

Permítanme, queridos oyentes, que les lea unas cuantas frases extraídas de un discurso electoral. Y les voy a pedir, mientras las escuchan, que traten de adivinar de quién es el discurso: de Pablo Iglesias, de Ramón Espinar o de Juan Carlos Monedero.

Les leo:

“La casta política, y las corporaciones financieras y mediáticas que la apoyan, existen solo por una razón: para protegerse y enriquecerse a sí mismas”

“Los tratados de libre comercio que quieren aprobar representan muchos billones, controlados por algunas naciones, corporaciones y lobbies; por todos aquellos que manejan los resortes del poder político, junto con sus intereses globales”

“Es nuestra corrupta casta política quien está detrás de los esfuerzos de globalización radical y de destrucción de los derechos de los trabajadores”.

“Nuestra candidatura representa una auténtica amenaza para ellos, como nunca antes [la habían sentido]”.

“Para ellos, esto es una guerra en la que todo está permitido”.

“La casta y sus medios afines controlan este país de formas que son de sobra conocidas”.

“No hay nada que la casta política no sea capaz de hacer, ninguna mentira que no sea capaz de contar, para mantener su poder y su prestigio a vuestras expensas”.

“Si osas desafiar su poder, te insultarán, te atacarán, te difamarán, buscarán destruir tu carrera, tu familia y tu reputación. Harán lo que sea necesario, porque son delincuentes”.

“Sus recursos financieros son prácticamente ilimitados. Su poder político es prácticamente ilimitado. Su poder mediático es prácticamente ilimitado. Pero lo más importante es que su inmoralidad es total y absolutamente ilimitada”.

“Esto no es una elección más. Estamos ante una verdadera encrucijada, que determinará si nosotros, la gente, podremos tomar el control de nuestro gobierno”.

“Estas elecciones determinarán si somos un país libre o si nuestra democracia es solo una apariencia de democracia, controlada por un pequeño número de partidarios de la globalización y de grupos de interés que manipulan nuestro sistema”.

"Nosotros queremos sustituir una casta corrupta y fracasada por un nuevo gobierno controlado por el pueblo".

¿Han adivinado de quién es el discurso? ¿Quién pronunció estas palabras: Iglesias, Espinar o Monedero?

Pues en realidad, ninguno de los tres. Las frases anteriores están extraídas de un discurso pronunciado por Donald Trump durante la campaña electoral americana. Pero las podrían perfectamente haber firmado Monedero, Espinar o Iglesias.

La campaña por la presidencia de los Estados Unidos está tocando a su fin. Y en esta recta final de campaña, la incertidumbre por los resultados es máxima, porque ambos candidatos llegan a las urnas prácticamente empatados. A pesar de las evidentes carencias de Trump (que no pierde ocasión de soltar alguna barbaridad), a pesar del abrumador apoyo mediático que Clinton recibe (200 periódicos han expresado su apoyo a la candidata demócrata, frente a solo 6 que se han atrevido a apoyar a Trump) y a pesar de la desproporción en recursos económicos (Clinton lleva gastados 435 M$, frente a 235 M$ de Trump)… a pesar de todo eso, más o menos la mitad de los americanos votará el próximo martes por Donald Trump.

Y la razón hay que buscarla, precisamente, en su discurso. Porque Trump ha sabido movilizar el voto de la rabia, ese voto que también Pablo Iglesias y Podemos movilizaban al principio, hasta que todos descubrimos que son tan casta como la casta de siempre.

¿Se acuerdan Vds. de cuando Pablo Iglesias usaba aquello de “somos los de abajo y vamos contra los de arriba”? Pues ese, exactamente, es el discurso que Trump ha utilizado, aunque complementándolo con un ataque frontal a todos los dogmas de la corrección política.

Es por eso que el próximo martes estará tan reñida la elección. Porque a Trump no le van a votar los demócratas progres, desde luego. Ni tampoco los republicanos liberales, que ven con horror su proteccionismo económico. Pero sí le va a dar su respaldo mucho votante republicano conservador, completamente harto de la corrección política y del establishment de Washington. Y también mucho votante demócrata de clase obrera, cuya situación económica ha empeorado como consecuencia de la globalización y que también abominan del establishment de Washington. Y también muchos de los votantes demócratas que respaldaron a Sanders, atraídos por la oposición de Trump a los tratados de libre comercio, y que no solo quieren destruir el establishment de Washington, sino que fueron los que animaron en su momento el “Occupy Wall Street”, ese remedo americano del “Ocupa las plazas” que Podemos puso en marcha aquí. Lo curioso del fenómeno Trump es precisamente eso, la transversalidad de sus apoyos, todos los cuales están unidos por un mismo objetivo: acabar con el establishment de Washington. Con la casta de allí, para entendernos.

¿Quién ganará? Pues lo sabremos el martes. Pero hay que reconocer que la campaña está siendo más fascinante que nunca. Y mucho más reñida de lo que nadie hubiera sospechado.

Y bastante sorprendente: ¿quién nos iba a decir que íbamos a escuchar una parte del discurso de Pablo Iglesias en boca de un candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos?

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