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Análisis de situación (I): El colapso del bipartidismo

Para entender los últimos movimientos en la escena política, y los que vendrán, comencemos por el principio: fíjense ustedes en este sondeo de Metroscopia que publicaba El País el pasado agosto.

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Observen ustedes un detalle de extraordinaria importancia: se proporcionan las estimaciones de voto para dos supuestos distintos de participación, el 52% y el 65%. Lo que las encuestas internas de los partidos están reflejando es que, en estos momentos, la abstención sería del 45% del electorado o incluso superior. Por tanto, de las dos estimaciones de voto que daba Metroscopia el pasado agosto, la correcta es la primera. El otro supuesto, el del 65%, no es más que wishful thinking, un ejercicio teórico que consiste en responder a la pregunta: "¿Qué pasaría si, contra todo pronóstico, consiguiéramos movilizar más electores?".

Si comparamos los dos supuestos de participación, vemos que a quien está castigando esa abstención prevista cercana al 50% es, fundamentalmente, al PSOE, pero sobre todo al PP. Esas son las dos grandes bolsas de votos desencantados. Tanto un partido como el otro quedarían, en caso de celebrarse mañana elecciones generales, por debajo del 25% de voto. El PSOE sigue a la baja con respecto a las elecciones de 2011 (pasaría del 29% conseguido entonces a un 23%). Pero el caso del PP es aún más dramático: pasaría del 45% de voto conseguido en 2011, a otro 23%.

En términos absolutos, la debacle se percibe todavía más claramente. Con esos porcentajes de participación (52%) y esas estimaciones de voto (23% para cada uno de los dos grandes partidos), estamos hablando de que el PSOE pasaría de los 7 millones de votos obtenidos en 2011 a solo 4 millones. Pero es que el PP caería de 10,8 millones a solo 4 millones. Entre los dos partidos podrían llegar a perder... ¡más de 9 millones de votos!

¿Entienden ustedes ahora el nerviosismo y las prisas de nuestra clase política? Básicamente, su problema es que el tiempo se les acaba.

¿Y qué sucede con esa inmensa bolsa de voto perdido por PP y PSOE? Pues que parte de él ha ido a Izquierda Unida (que ganaría algo más de 1 millón de votos) y otra parte ha ido a UPyD (que gana aproximadamente otro millón). Los otros 7 millones de votos perdidos por PP y PSOE estarían, en estos momentos, refugiados en la abstención, a la espera de que alguien los coseche.

¿Qué puede pasar con esa inmensísima bolsa de abstencionistas desencantados? Pues podría pasar (wishful thinking) que PP y PSOE se las arreglaran para recuperar a esos electores, vendiendo tímidas buenas noticias económicas, impulsando a nuevos líderes o apelando al voto del miedo. En el mejor de los casos (que se correspondería con el supuesto del 65% de participación que daba esa encuesta de Metroscopia), basta echar las cuentas correspondientes para ver que, como máximo, PP y PSOE recuperarían 5 de esos 7 millones de votos. Lo que quiere decir dos cosas: 1) que PP y PSOE perderían , como mínimo, 4 millones de votos entre los dos con respecto a las elecciones de 2011y 2) que aún habría otros 2 millones de electores "sin dueño", que alguien podría tratar de movilizar.

La segunda cosa que podría pasar con esa bolsa de desencantados es que nadie fuera capaz de movilizarlos, en cuyo caso estaríamos en el escenario catastrófico para el bipartidismo que antes comentábamos: PP y PSOE perderían, entre los dos, 9 millones de votos y quedarían por debajo del 25% de voto.

Y la tercera cosa que podría suceder es aún peor para PP y PSOE: que esos 7 millones de votos fueran movilizados a última hora por las fuerzas ya existentes (IU, UPyD) o por nuevas fuerzas que aparecieran. En este último caso, PP y PSOE podrían terminar cosechando... ¡menos del 20% de voto en las próximas elecciones generales! La razón es fácil de entender: al aumentar los votantes a otras formaciones, baja el porcentaje sobre voto total de los dos grandes partidos.

¿Les parece un panorama suficientemente preocupante para el bipartidismo? Pues eso no es nada, porque, en realidad, las cosas están aún peor. Fíjense en un detalle fundamental: todos estos cálculos los hemos hecho con los datos de la encuesta de Metroscopia del mes de agosto. Pero es que, en noviembre, la situación en las encuestas ha empeorado, como les explicaré en el siguiente artículo de esta serie.

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