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Algunas predicciones para empezar el año

Puesto que este es el primer programa del año, y aún a riesgo de equivocarme, permítanme que saque la bola de cristal y haga algunas predicciones.

Comencemos por los datos conocidos: en mayo se celebrarán unas elecciones municipales y autonómicas que van a ser clave, puesto que permitirán certificar si el bipartidismo resiste la embestida de las nuevas fuerzas, y en especial de Podemos. Un mal resultado del PSOE podría provocar la caída de Pedro Sánchez e incluso la descomposición del partido. Y una pérdida significativa de poder por parte del PP podría tener consecuencias similares en el actual partido gobernante.

Más datos: a lo largo del año, iremos viendo cómo llegan a juicio varios de los casos de corrupción más sonados que se han estado investigando judicialmente. De modo que la corrupción sistémica continuará siendo noticia, incluso suponiendo que no se destaparan casos nuevo, lo cual es mucho suponer.

Más datos: encaramos el año con una tendencia levemente ascendente en el terreno económico, y el descenso de los precios del petróleo aporta una nota de optimismo, dado que nuestro país es importador neto. Pero la recuperación tardará mucho aún en notarse en la calle, con lo que el impacto electoral de la misma será escaso en las elecciones de mayo. Además, el no haber hecho reformas de calado hace que nuestra aún escasa recuperación esté cogida con pinzas, de tal manera que cualquier complicación económica internacional podría ralentizarla, retrasarla o incluso cancelarla.

Más datos: a finales de enero tendrán lugar en Grecia unas elecciones cruciales, para las que parte como favorito el partido Syriza, que es el equivalente griego de Podemos.

Más datos: todas las encuestas publicadas hasta la fecha apuntan a que los electores españoles están actualmente divididos, aproximadamente, en cuatro cuartos: un cuarto para el PP, uno para el PSOE, otro para Podemos y el cuatro restante a repartir entro todos los demás partidos.

Con este panorama, tratemos de ver qué sucederá aquí, en España.

Comencemos por los resultados de Grecia, que conoceremos a fines de enero. Hay dos escenarios posibles:

1) Una victoria por la mínima del actual partido en el gobierno o de Syriza. En ese caso, Grecia entraría en una fase de inestabilidad política que podría tenerla sin gobierno varios meses, lo que se vería reflejado en el terreno económico. Aquí, en España, Podemos se beneficiará de la victoria, o al menos del ascenso, de Syriza, su homólogo griego.

2) Si Syriza logra formar gobierno, se iniciarán de inmediato negociaciones con la Unión Europea para anular la política de recortes impuesta desde Bruselas. La Unión Europea, y en particular Merkel, podrían aceptar o no el órdago planteado desde Grecia, pero resulta difícil que la baraja se rompa antes de las elecciones de mayo, dado lo laboriosas que suelen ser ese tipo de negociaciones. Por tanto, Podemos se beneficiaría de la victoria electoral de Syriza y, además, de la imagen que transmitirían las fotografías de los líderes de Syriza negociando con Merkel a cara de perro.

A la vista de todo esto (casos de corrupción, ausencia de recuperación económica en la calle, elecciones en Grecia ...) cabe intuir, a fecha de hoy, que las elecciones autonómicas de mayo certificarán la tendencia ascendente de Podemos y la tendencia a la baja de PP y de PSOE.

En el PSOE, verse sobrepasados por Podemos servirá de constatación de que el partido camina hacia la irrelevancia, lo que provocará la caída de Pedro Sánchez y, muy probablemente, el inicio de un proceso tumultuoso de redefinición interna, que terminará desembocando en un rompimiento y una refundación del partido.

En el PP, todavía existe margen para que la derrota se quede en mera derrota, y no adquiera tintes de catástrofe. Pero una pérdida significativa de poder territorial sería interpretada como preludio de un desastre en las generales de fin de año, pudiendo eso desatar la larvada crisis interna.

En resumen: que en estos momentos existe una probabilidad nada desdeñable de que la legislatura muera, a efectos prácticos, en mayo. Lo cual quiere decir que la época de la política se acaba a finales de marzo, que es cuando las municipales y autonómicas serán convocadas. A partir de entonces, entraremos en época electoral, y la acción política será sustituida por la mera propaganda.

Así que permítanme un consejo: relájense y disfruten de la tranquilidad de estos tres primeros meses del año, porque después nos espera un tramo final de legislatura verdaderamente histérico.

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