Menú

Alguien ha robado una caca

Hace tres días, el ayuntamiento de Torrelodones (Madrid) denunciaba que unos desaprensivos habían robado una caca gigante de 3 metros de altura, propiedad del ayuntamiento. Se trata de una caca hinchable de plástico que el ayuntamiento había instalado en una plaza de la localidad, para concienciar a los dueños de perros de que hay que recoger los excrementos de los animales.

La idea del ayuntamiento era instalar la gran caca durante una temporada en cada plaza del municipio, para que el civismo llegase a todos los rincones del pueblo. O sea, que se trataba de una caca itinerante.

Pero hete aquí que unos boicoteadores han puesto fin en la primera parada a esa solemne peregrinación de la caca y han optado por sustraerla. Es de suponer que antes de llevársela la desinflarían, porque nadie pasa desapercibido llevando a cuestas una caca de tres metros.

El asunto no deja de tener su simbolismo. Algún ciudadano cabreado podría decir, con razón, que el episodio demuestra que la casta nos mata a impuestos para solo darnos, al final, una caca. Algún otro votante, más crítico con sus conciudadanos, podría contestar que lo que el robo pone de manifiesto es que la gente ya no respeta ni las cacas gigantes, y que por mucho que los poderes públicos se esfuercen, siempre habrá algún amigo de lo ajeno que termine quedándose con lo que es propiedad de todos.

Todo esto suponiendo, claro está, que estemos ante un simple robo. Porque a lo mejor se trata de algún turbio asunto de rivalidad municipal. Todos hemos oído hablar de la famosa "caca de Aravaca". ¿Y si algún comando aravaqueño, celoso ante la posibilidad de que su municipio pierda la primacía escatológica en favor de Torrelodones, ha decidido que había que actuar sin tardanza, antes de que desapareciera Aravaca del imaginario popular?

En fin, sea como sea, el autor o autores de esta tropelía no van a conseguir su objetivo, porque el ayuntamiento ya ha anunciado que instalará una nueva caca en mitad de la plaza. Y no solo eso, sino que a los que se fotografíen con la enorme, descomunal y gigantesca caca, el consistorio les regalará una camiseta y un folleto con todos los sinónimos que la palabra 'caca' tiene en castellano. No es broma, así lo han anunciado. Cualquier oportunidad es buena para aumentar la cultura.

Felicidades, por tanto, a los torresanos, que pronto podrán disponer de nuevo de su caca.

Y no quiero acabar sin lanzar un mensaje muy claro a los ladrones de tan singular escultura: lo que han hecho ustedes no tiene perdón de Dios. Nos pasamos la vida quejándonos de que los políticos cobran sueldos de escándalo sin hacer una mierda. Y para una mierda que hacen, van ustedes y la roban. Eso, queridos amigos, es tener mala leche.

Herramientas

0
comentarios