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La izquierda vegetariana se ha comido a Chávez

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Hace ahora un lustro, la primera edición de la Agenda de Libertad para América Latina planteó la necesidad de “elegir entre civilización o barbarie”. El auge del “socialismo del siglo XXI” no había encontrado aún una alternativa clara, por lo que su programa aún gozaba de una popularidad elevada en la región. Los gobiernos de países como Venezuela, Ecuador o Bolivia se apoyaron en los altos precios de las materias primas para implantar un modelo político compuesto de viejas ideas tomadas del indigenismo racista, el marxismo y el estatismo.

El “socialismo del siglo XXI” recuperó las viejas prácticas del populismo latinoamericano para arrasar las instituciones de la libertad democrática. Apoyándose en liderazgos personales y agresivas estrategias de propaganda, gobernantes como Hugo Chávez, Rafael Correa o Evo Morales persiguieron a sus opositores políticos, diluyeron la división de poderes y acosaron a los medios de comunicación que se negaron a celebrar sus excesos. Por un momento, este modelo caduco gozó de cierta popularidad, pese a que numerosos estudios han demostrado su ineficacia y su incapacidad para resolver los grandes problemas socioeconómicos de la región.

Lo que pocos analistas supieron anticipar es que la alternativa a este desafío saldría igualmente de la izquierda política latinoamericana. Hablamos de una propuesta política que ya no aspira a acabar con el capitalismo y la democracia liberal, acatando en gran medida las instituciones de la libertad. Este fenómeno está analizado en la segunda entrega de la Agenda de Libertad para América Latina que acaba de publicar la Fundación FAES.

Lo vemos en Brasil, donde Lula da Silva y Dilma Rouseff han alejado al Partido de los Trabajadores de sus más bajas pasiones marxistas, apostando por una línea razonablemente continuista que respeta gran parte de las reformas aplicadas por Fernando Henrique Cardoso. Lo vemos también en Uruguay, donde su presidente José Mujica, que formó parte de la guerrilla de los Tupamaros en sus años de juventud, ha renunciado a las políticas de ruptura y ha mantenido gran parte de las políticas implementadas por Tabaré Vázquez. Lo vemos, así mismo, en Perú, donde Alan García y Ollanta Humala han continuado, a grandes rasgos, la línea de apertura emprendida por Alejandro Toledo.

Esta “izquierda vegetariana” ha creado un contrapeso inesperado al “socialismo del siglo XXI”y, en la práctica, ha cambiado la balanza de poder en la región. No estamos hablando, por supuesto, de gobernantes liberales, pero sí de políticos que han adoptado una actitud bastante pragmática ante las instituciones de la libertad, dando de esta forma un portazo al populismo autoritario y anticapitalista que ha calado hondo en otros países de la región. Esa “izquierda vegetariana” se ha comido a Chávez y a su modelo.

Al margen de estos países, es justo y necesario reconocer que también soplan vientos de libertad en otros países de la región. De hecho, hay países latinoamericanos que llevan años mejorando poco a poco sus instituciones y mercados, ofreciendo lecciones de éxito al resto del mundo. Se trata, por ejemplo, de la espectacular transformación socioeconómica que han experimentado Chile, México y Colombia o del progresivo y firme avance de la libertad en países como Costa Rica.

Así, en una región tan dinámica, las diferencias entre países cercanos se hacen cada vez más notables. Mientras Argentina cierra sus mercados al mundo, Uruguay y Chile apuestan por integrarse más aún en la economía global. Mientras Venezuela y Ecuador persiguen a los emprendedores, Colombia y Perú se convierten en nuevos destinos de inversión. El “modelo cubano”, antes admirado por millones de latinoamericanos, es visto hoy con pena y lástima.

Hablamos, por lo tanto, de un continente que, lejos de dejarse seducir por el “socialismo del siglo XXI”, ha abrazado principios liberales como la disciplina presupuestaria, la reducción del intervencionismo estatal, la liberalización económica, la apertura comercial, la privatización de entes públicos o la protección de la propiedad privada. El famoso “consenso de Washington” que tanto han denostado los socialistas latinoamericanos ha acabado triunfando con el paso de los años.

Quedan encima de la mesa importantes retos. Uno de los más urgentes es la inseguridad derivada del tráfico de estupefacientes. Sobre este punto, merece la pena plantearse si la “guerra contra las drogas” debe ser continuada o si, por el contrario, es necesario un cambio de estrategia, tal y como han reivindicado líderes regionales como Juan Manuel Santos. También sería importante acabar con la informalidad laboral mediante la adopción de un nuevo marco legal que acabe con la sobrerregulación. De este modo, el Estado dejaría de ser un obstáculo para el empleo y permitiría que el sector privado funcione de forma más dinámica, abriendo así más oportunidades a la población.

Como ha advertido José Piñera, la región va a necesitar grandes reformas para seguir creciendo, y la inspiración de esos cambios debe salir de aquellos modelos que están demostrando su éxito año tras año. En cualquier caso, los grandes avances que está viviendo la región en términos de reducción de la pobreza y progreso socioeconómico invitan al optimismo. Cierto es que millones de latinoamericanos están sufriendo las nefastas consecuencias del “socialismo del siglo XXI”, pero no es menos cierto que el resto del continente está viviendo una época dorada marcada por el desarrollo y el crecimiento.

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comentarios
1 Anónimo, día

esperemos que tenga una buena digestión.

2 Diego Sánchez de la Cruz, día

¡Esperemos!

3 Samuel, día

Lamentablemente mi país, Venezuela, se encuntra bajo esa cosa llamada socialismo del siglo XXI y no formamos parte de ese crecimiento socioeconómico del que se habla, y vemos como nuestro país vecino, Colombia, se ha convertido en el destino de miles de venezolanos cuando décadas atrás, la situación era inversa.

4 Samuel, día

Por cierto muy buen artículo, se paso la felicitación en el comentario.

5 Diego Sánchez de la Cruz, día

Muchas gracias.

6 Diego Sánchez de la Cruz, día

Efectivamente, se van apreciando cada vez más diferencias entre los países que abren sus economías y aquellos que siguen enrocados en el "socialismo del siglo XXI" pierden, día tras día, las oportunidades de crecimiento que disfrutan sus vecinos. Un cordial saludo, mucha suerte a Vd. y a todo su país en un año muy importante para el futuro de Venezuela.

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