Virginia Occidental y los votantes racistas
Una semana después de las primarias Demócratas en Indiana y Carolina del Norte, a partir de las cuales la prensa internacional declaró a Obama virtual ganador de la nominación, Hillary Clinton volvió a la carga en Virginia Occidental, derrotando contundentemente a Barack Obama por el mayor margen hasta ahora visto en las primarias Demócratas del corriente año: Clinton: 67%, Obama: 26%.
Virginia Occidental no es un estado promedio. Constituido por los antiguos condados no esclavistas del Estado de Virginia, West Virginia es el único estado que se formó por la secesión de parte de otro estado y uno de los dos que se constituyeron durante la Guerra Civil. Es también el único que se encuentra completamente dentro de la cordillera de los Apalaches, región que se caracteriza por su población rural y empobrecida, altamente suceptible a los vaivenes de la economía nacional.
En Virginia Occidental no había plantaciones y, por ende, casi no había esclavos. Como consecuencia de esto, los negros hasta el día de hoy constituyen una parte ínfima de la población. Sin el voto automático de un gran contingente negro, en un estado poco progre, Obama no la tenía tan fácil como en otras partes.
Virginia Occidental es mayoritariamente Demócrata y esto se refleja en la orientación política de sus senadores y diputados y en su gobernador. Pero en las elecciones presidenciales, está considerado como uno de los tan mentados “estados veleta”: esos que van para donde sopla el viento electoral y determinan el ganador de las elecciones presidenciales. En todas las elecciones desde el año 1916 a la fecha, ningún Demócrata ha alcanzado la presidencia sin ganar en Virginia Occidental. Bill Clinton lo ganó dos veces. Al Gore y John Kerry lo perdieron. Y allí es adonde se complican las cosas para Obama, ya que la mitad de los votantes en la primaria dijo que no confía en él y solo alrededor de la mitad de los que votaron por Hillary Clinton dijo que votaría por Obama de ser él el nominado.
Algunos periodistas norteamericanos han decidido utilizar el resultado electoral de este estado 95% blanco para exclamar racismo y así justificar la derrota estrepitosa de Obama. A mí me parece más adecuado plantear una pregunta diferente: ¿cuáles son las posibilidades verdaderas de Obama en estados en los que no cuenta con un contingente importante de votantes negros que le vota simplemente por su color de piel? De los doce estados casi totalmente blancos en los que compitió, Obama ganó en cinco, lo que no está nada mal y no indica mucho racismo que digamos. Pero esas primarias tuvieron lugar casi todas antes de las revelaciones acerca de su pastor racista y de su entorno de extremistas.
En los estados en los que la composición racial claramente sí influyó en el resultado, Obama ganó. Su amplio margen de victoria en Carolina del Norte, por ejemplo, se debió a que un 40% de los Demócratas en el estado son negros y casi todos ellos le votaron sin pensarlo dos veces. Algo similar sucedió en Carolina del Sur, Virginia y Georgia. ¿Racismo? Puede ser. ¿Pero el racismo blanco del que habla la prensa?
A medida que pasa el tiempo y se sabe más acerca de Obama, las dudas entre una parte importante del electorado se multiplican y muchas de estas tienen que ver con cuestiones raciales. Lo que sucede es que lejos de ser un candidato post-racial, Obama y su equipo han explotado su color para ganar elecciones y para amedrentar a sus críticos, tildándolos de racistas. Pero los verdaderos racistas parecen estar en el campo de Obama e incluyen a muchos de los cientos de miles que le votan simplemente por compartir su color de piel, a su guía espiritual durante dos décadas, el escandaloso Reverendo Wright, y, según algunos documentos que se empiezan a dar a conocer, a su propia mujer Michelle Obama.
Virginia Occidental no es un estado promedio. Constituido por los antiguos condados no esclavistas del Estado de Virginia, West Virginia es el único estado que se formó por la secesión de parte de otro estado y uno de los dos que se constituyeron durante la Guerra Civil. Es también el único que se encuentra completamente dentro de la cordillera de los Apalaches, región que se caracteriza por su población rural y empobrecida, altamente suceptible a los vaivenes de la economía nacional.
En Virginia Occidental no había plantaciones y, por ende, casi no había esclavos. Como consecuencia de esto, los negros hasta el día de hoy constituyen una parte ínfima de la población. Sin el voto automático de un gran contingente negro, en un estado poco progre, Obama no la tenía tan fácil como en otras partes.
Virginia Occidental es mayoritariamente Demócrata y esto se refleja en la orientación política de sus senadores y diputados y en su gobernador. Pero en las elecciones presidenciales, está considerado como uno de los tan mentados “estados veleta”: esos que van para donde sopla el viento electoral y determinan el ganador de las elecciones presidenciales. En todas las elecciones desde el año 1916 a la fecha, ningún Demócrata ha alcanzado la presidencia sin ganar en Virginia Occidental. Bill Clinton lo ganó dos veces. Al Gore y John Kerry lo perdieron. Y allí es adonde se complican las cosas para Obama, ya que la mitad de los votantes en la primaria dijo que no confía en él y solo alrededor de la mitad de los que votaron por Hillary Clinton dijo que votaría por Obama de ser él el nominado.
Algunos periodistas norteamericanos han decidido utilizar el resultado electoral de este estado 95% blanco para exclamar racismo y así justificar la derrota estrepitosa de Obama. A mí me parece más adecuado plantear una pregunta diferente: ¿cuáles son las posibilidades verdaderas de Obama en estados en los que no cuenta con un contingente importante de votantes negros que le vota simplemente por su color de piel? De los doce estados casi totalmente blancos en los que compitió, Obama ganó en cinco, lo que no está nada mal y no indica mucho racismo que digamos. Pero esas primarias tuvieron lugar casi todas antes de las revelaciones acerca de su pastor racista y de su entorno de extremistas.
En los estados en los que la composición racial claramente sí influyó en el resultado, Obama ganó. Su amplio margen de victoria en Carolina del Norte, por ejemplo, se debió a que un 40% de los Demócratas en el estado son negros y casi todos ellos le votaron sin pensarlo dos veces. Algo similar sucedió en Carolina del Sur, Virginia y Georgia. ¿Racismo? Puede ser. ¿Pero el racismo blanco del que habla la prensa?
A medida que pasa el tiempo y se sabe más acerca de Obama, las dudas entre una parte importante del electorado se multiplican y muchas de estas tienen que ver con cuestiones raciales. Lo que sucede es que lejos de ser un candidato post-racial, Obama y su equipo han explotado su color para ganar elecciones y para amedrentar a sus críticos, tildándolos de racistas. Pero los verdaderos racistas parecen estar en el campo de Obama e incluyen a muchos de los cientos de miles que le votan simplemente por compartir su color de piel, a su guía espiritual durante dos décadas, el escandaloso Reverendo Wright, y, según algunos documentos que se empiezan a dar a conocer, a su propia mujer Michelle Obama.
Lo que me parece más gracioso es que los medios que gritan "racismo" porque los blancos, supuestamente, no votan a Obama por ser negro, no se les ocurre hacer la misma acusación cuando los negros lo votan por ser negro. Se ve que, para ellos, no se puede ser negro y racista al tiempo, porque destruye su visión del mundo en que los negros son oprimidos por los blancos racistas y por eso no salen adelante y tal. Sobre la pesada carga que supone esa visión del mundo, recomiendo encarecidamente el artículo de Sowell que publicamos hoy.
Sinceramente yo pensaba que el tema racial en USA estaba prácticamente superado. Quizás mi percepción, desde una sociedad hasta hace pocos años tan racialmente homogénea como la española esté equivocada. El problema es que en los USA, con la variedad de razas y religiones que hay, siempre puede utilizarse el argumento de racísmo, pero la población de raza negra tiene "un plus de victimísmo" como es su historia de esclavitud que nadie discute. Pero votar o no a alguien sólo por el color de su piel, es un error que pagarán todos los ciudadanos USA. MacCain tiene que utilizar este argumento a su favor, y que los votantes cuando piensen en Bobama no se imaginen un pobre ser oprimido, sino lo que es un elitista de la izquierda caviar. No se si habeís visto la película Gattaca, allí los "seres elegidos de la sociedad" no lo eran por el color de la piel sino por la capacidad, intelectual. Y los que estaban en el "nivel genético" más alto, fueran blancos o negros, resultaban igual de repelentes por su superioridad. Otra forma de racismo. Un saludo.
El racismo de una sola dirección es consustancial a la progresía. Admitir que puede ejercerse desde la orilla negra significaría que otros presupuestos de la ideología progre se vengan inmediatamente abajo con estrépito. El argumentario de los medios progres –es decir, casi todos- ya está redactado: La derrota de Barack Hussein será una muestra de racismo y su hipotética victoria la consecuencia lógica de un mensaje de esperanza y cambio. El que sean tan repetitivos, aburre; pero, por otro lado, los hace muy previsibles. En cuanto al resultado en West Virginia, puede que numéricamente las cosas estén igual que estaban, pero la derrota empaña, y mucho, la marcha triunfal del negrito sabelotodo hacia la nominación. Los de la campaña de Barack Hussein se han apresurado a decir que ellos han conseguido tantos superdelegados durante la semana pasada como delgados ha cosechado Hillary Clinton en W. Virginia y que por tanto la victoria no cambia nada. El próximo martes, sin embargo, Hillary le volverá a mojar la oreja a Barack Hussein en Kentucky -un estado con el 90% de población blanca- a orillas del Mississippi. ¿A que no imaginan el argumento para explicar la próxima y segura derrota del nuevo Jesucristo superstar negro?