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Post-todo

Esto no es post metalingüístico, como se decía antes, aunque lo parece. Toca investigar las causas y las consecuencias de la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos. Una de las posibles interpretaciones de este hecho es la de que viene a cerrar, en términos históricos, una etapa de división. Así lo ha explicado el columnista David Brooks en el New York Times bajo el título “Política de cohesión”. Obama vendría a terminar dos grandes ciclos –no uno, como insinúa, sino dos- caracterizados por la división y el enfrentamiento, lo que en España se llama crispación.

El primer ciclo cerrado por Obama sería la gran ruptura iniciada por la crisis moral y cultural de los 60, cuando se derrumbaron buena parte de los consensos morales sobre los que hasta ahí parecían fundarse las sociedades occidentales. Obama concluiría en persona, por lo que representa y por lo que es, el cambio social abierto con las luchas por los derechos civiles, y terminaría con el terremoto que entonces sacudió todo Occidente. Llega a la Casa Blanca un negro, cristiano practicante y con una familia bastante tradicional. Con él se cierran las heridas de la disolución en la que hemos vivido durante cuarenta años. 

El otro ciclo cerrado por Obama sería el de las consecuencias políticas del anterior. En parte, la hegemonía republicana de los últimos treinta años (sin contar las presidencias de Nixon), es consecuencia de la ruptura anterior, o mejor dicho, de la voluntad por parte del liberal-conservadurismo norteamericano de articular una respuesta política, social y cultural- a lo que se vivía como una quiebra.

Obama se presentaría así como el gran unificador, o mejor dicho el gran restaurador de la unidad perdida en las luchas primero culturales y luego ideológicas y políticas que han desgarrado la sociedad norteamericana en los últimos cuarenta años.

Eso explicaría, por lo menos en buena parte, la ola de esperanza y la expectativa que Obama ha suscitado, y también –una cuestión aparentemente menor sobre la que habrá que volver- por qué Obama ha sido respaldado por votantes maduros, baby boomers algunos de los cuales han votado siempre demócrata mientras que otros respaldaron en su momento a Reagan e incluso a la “revolución conservadora” de Gingrich en los noventa. En el fondo, estos votantes reencontrarían en la figura de Obama la forma de reconciliarse con unos valores y una sociedad con la que rompieron, aunque sin tratar de restaurarla en todas sus características. Un Obama conservador, en suma, compatible con otro muy escorado hacia la izquierda, pacifista a veces y otras –ya no, como es natural cuando se es presidente de una sociedad que todavía conserva algún resto de sentido común- partidario del matrimonio entre personas del mismo sexo. Un Obama sintético, capaz de anular el principio de contradicción y post casi todo: post-ideológico, post-racial, post-partidista e incluso, por qué no, post-político.

El discurso pronunciado por Obama el día de su “inauguración” –utilizo la palabra por no perder en español el sentido festivo de un acto de solemnidad tan inusitada en Europa como el jolgorio que lo acompaña- contradice un poco esta hipótesis.

El tono bajo, a veces algo dramático, no encaja bien con una misión histórica de esta envergadura. Recuérdese el lirismo y el vuelo del discurso de Bush en su segunda investidura, con su compromiso, que entonces pareció característicamente americano, de respaldar la democracia y la libertad en cualquier parte del mundo. O tal vez es que tras la expectativa generada por un Obama que no ha expuesto ningún elemento programático claro y ha hecho de sí mismo la piedra de toque del cambio, ha llegado la hora de empezar a adaptar esa proyección sentimental e icónica a la realidad. Desde esta perspectiva, en su primer discurso Obama ha empezado ya a rebajar las expectativas. Es posible que la sociedad norteamericana haya tenido tiempo de descansar de los años de crispación y de división… unas cuantas horas. En su primer discurso, Obama habrá hecho saber que ha llegado a lo último en materia de post: lo post-(post-todo).

¿Será esto una forma de restaurar los valores de la modernidad, terminada la post-modernidad? ¿Dará la ocasión a los norteamericanos de intentar solucionar algunos de los grandes problemas que en estos años no han podido ser abordados, como la sanidad, la pobreza o las pensiones? (Se han tratado muchos otros, desde la enseñanza y el crimen hasta los impuestos y el terrorismo) ¿Será una simple forma de empezar a gestionar una expectativa que el nuevo presidente sabe imposible de cumplir? ¿O al revés, será una manera de descansar definitivamente de la misión que los Estados Unidos han llevado sobre sus hombros durante el siglo XX, derivada de su “excepcionalismo”, y que tantos esfuerzos y sacrificios ha requerido a los norteamericanos?

Muchas preguntas para los próximos meses.

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comentarios
1 Munzenbe, día

"El primer ciclo cerrado por Obama sería la gran ruptura iniciada por la crisis moral y cultural de los 60, cuando se derrumbaron buena parte de los consensos morales sobre los que hasta ahí parecían fundarse las sociedades occidentales". ¿Se cierra la Gran Ruptura porque se restablece lo que se rompió entonces (familia nuclear "tradicional", protección del no nacido, seguridad en las calles, "capital social", confianza en las instituciones, matrimonios duraderos ...) , o porque los americanos se resignan definitivamente a que todo eso se ha perdido para siempre? ¿Se cierran las "culture wars" porque se haya llegado a algún tipo de armisticio que satisfaga a ambos bandos, o porque el bando conservador se resigna a su derrota? Que yo sepa, en EEUU sigue siendo legal el aborto, sigue subiendo el porcentaje de divorcios y nacimientos fuera del matrimonio, etc. El ascenso abrupto de esos índices (junto al de delincuencia, el de drogadicción, etc.) a partir de mediados de los 60 marcó el comienzo de la "Gran Ruptura" diagnosticada por Fukuyama en la obra homónima. Me hace gracia la insistencia de Obama y los obamistas en "superar las divisiones", "cerrar las guerras culturales", etc. "Cerrar las guerras culturales" significa, para ellos, resignarse a que el aborto sea legal para siempre, a que casi un 40% de los niños nazcan fuera del matrimonio y crezcan sin padre y madre, etc. Cuando el movimiento pro-vida insiste en su lucha, los obamistas lo llaman "divisive", crispador, creador de tensiones ... La forma de reconciliar y "reunificar" a la sociedad consiste, al parecer, en que todos nos resignemos a la definitiva victoria cultural de los progres y no digamos más ni pío.

2 nens, día

El problema José Mª,es que el caballero Brooks ignora,o lo parece,que unas cámaras dominadas por el PD marcarán el acontecer político que "mesías" Obama no podrá controlar.Lo peligroso es que,de nuevo,pero en EEUU,se trata de homologar,equiparar,asimilar a la ciudadanía para que,como pasa en España,no haya alternativa sino alternancia.Se trata de marcar la pauta,y,que el pentagrama no se altere y mientras tanto N.Pelossi enredando.

3 TheFlash, día

mmm…no digo que no pero ¿no resulta extrañamente conveniente una evaluación retrospectiva de décadas que concede un tan alto grado de éxito a Obama con tan solo meter las llaves en la puerta de la Casa Blanca?... Yo me inclino por ‘es una simple forma de empezar a gestionar una expectativa que el nuevo presidente sabe imposible de cumplir’ En cuanto a la crispación, si existe o no es algo que ya sólo podemos medir en el ámbito del ‘neighborhood’ …los medios han decidido independientemente de cualquier otra consideración imponer cuándo se debe anunciar crispación y cuándo la crispación es políticamente incorrecta, y por tanto se limita a una reducida manifestación de indignas facciones censurables. La nominación de Obama vs Hillary demostró hasta qué punto la justa crispación de los delegados desvalorizados por decreto por los ‘notables’ del partido puede ser ignorada. Ignorada y enterrada. En todos estos síntomas no veo ningún motivo para celebrar el mejoramiento de la democracia, y sí veo una transferencia cada vez más grosera de los métodos de manipulación de masas ya descritos en el pasado a nuestras democracias.

4 TheFlash, día

En cuanto al renacimiento de la modernidad, ojalá, pero el papel de Obama parece más bien el resultado final de precisamente todo lo contrario. Incluso podría ser el paradigma de la posmodernidad, el grado mas avanzado de su evolución…su agente más ambicioso, el nihilismo más elegante y ladino que asume la liturgia de los valores y anhelos de la modernidad y su optimismo para desnaturalizarlos, pulverizando así los últimos reductos de ideología vitalista…una versión de parásito tan fina como esas a los que el huésped víctima invita por no distinguir su naturaleza perversa…tan perverso que ni él mismo entra en conflicto con su conciencia. …es el fulano que reza en público al costado de un reverendo radical en una congregación que excita los peores sentimientos raciales, o el líder que es capaz interpretar las poses combinándolas, entre el aplauso general, con las acciones legislativas más nocivas. Un arribista que no se recrea en su absoluta falta de principios, porque su carencia le resulta natural. En fin, que el tipo y sus cumbayás y demás febriles corifeos pueden tener mucho peligro.

5 TheFlash, día

O sea que sí…que puede ser el POST-TODO… ;-)))

6 tutu, día

Cualquier persona mejor que el inquilino de la moncloa, de todas formas demasiadas expectativas, recordemos que solo es un hombre, así pues dejemos pasar el reloj antes del repique de campanas. Sea como fuere, mis felicitaciones al pueblo Americano, por tanto respeto a su Nación

7 iuris, día

Lo primero bienvenido al blog. Creo que tienes razón y esto es el fin de una época. Quien no conoce la historia está obligado a repetirla y me parece que la llegada de Obama es el fin de un imperio, pero el fin querido por sus habitantes, se han cansado de llevarse todas las "tortas" y estar en todos los "fregaos" sin que los europeos les den nada a cambio, ni siquiera reconozcan que son la única fuente de contención ante las amenazas a la sociedad occidental. Será un proceso paulatino de años, pero esto es de un modo lento, como el fin del Imperio Romano. La cuestión es como nosotros, los europeos, vamos a reaccionar a esto ante un enemigo que se presenta formidable: el islam político y radical (no confundir con los pacíficos sentimientos religiosos de quien los tenga, claro). saludos