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Olas y Mares Americanos

Regreso a Saint Louis tras una road trip  de cinco días pensando en aquellas palabras de Miguel de Unamuno: “las olas de la historia, con su rumor y su espuma que reverbera al sol, ruedan sobre un mar continuo y hondo, inmensamente más hondo que la capa que ondula sobre un mar silencioso y a cuyo último fondo nunca llega el sol. Todo lo que cuentan a diario los periódicos, la historia toda del “presente momento histórico” no es sino la superficie de ese mar, una superficie que se hiela y cristaliza en los libros y registros.” Don Miguel tenía en mente la meseta castellana y sus habitantes, pero me pregunto si su doble americano no podría haber dicho lo mismo pensando en el paisaje entre Saint Louis, Missouri, y Pigeon Forge, Tennessee.
Y es que ocho horas en coche (tanto a la ida como a la vuelta) a través de los estados de Missouri, Illinois, Kentucky y Tennessee dan para bastante reflexión sobre este país. Por ejemplo, sobre lo enorme que es: nuestro trayecto (lo puede comprobar cualquiera que no esté familiarizado con la geografía del sureste americano) parecía cortísimo visto en un mapa, y sin embargo… ¡ocho horas! Dos más que las que se tarda en ir desde Madrid a Santiago de Compostela, o a Barcelona, o a Gibraltar. Ocho horas de bosques todavía desnudos, de interminables campos de trigo, de prados donde de vez en cuando se ven pastando vacas o caballos. Y las señales de pueblos absolutamente increíbles: Cádiz, en el estado de Kentucky; Vienna, en el estado de Tennessee; Cairo, en el estado de Illinois. Luego uno decide parar para comer y sale a una de esas áreas de servicio en medio de la nada más absoluta y en que, sin embargo, se erigen miembros de todas las grandes franquicias de fast-food:  McDonalds, Burger King, Pizza Hut, Taco Bell, Subway, Arbee’s, Steak ´n Shake, Cracker Barrel, Shoney’s, Charley’s, Wendy’s… todas con carteles tan grandes y vistosos como si estuvieran en Nueva York. A medida que se avanza hacia Tennessee uno observa que las proporciones de blancos y negros trabajando en los Pizza Huts o Burger Kings de turno, tan desiguales en Saint Louis, se van revirtiendo; y uno puede contemplar, a través de la ventana de un McDonald’s en Kentucky, un coche negro con una pegatina enorme que lee: “SITH HAPPENS. BEHOLD THE SITHMOBILE” al lado de un dibujo de Darth Vader. Al final, cuando los amigos de uno le cuentan que por lo visto en Carolina del Sur hay una competición anual que consiste en correr dos millas, parar para engullir una docena exacta de donuts glaseados Krispy Kreme, y luego correr otras dos millas (estando absolutamente prohibido, por supuesto, vomitar), ya se ha quedado sin expresiones de asombro.
Por fin uno llega a su destino, un pequeño pueblo que vive del turismo; pero donde en España eso significaría una iglesia, unas cuantas estatuas, camisetas de “Spain is Different” o escuetos “Olé”s y locales con números de flamenco a las siete y a las diez, aquí (al menos en Pigeon Forge) significa algo así como la fantasía más alocada de un niño de doce años: una quincena de locales de mini-golf, varios recintos dedicados a la memoria de Elvis, grandes locales que sólo venden productos anunciados en los spots de madrugada de Teletienda, tiendas de antigüedades, veinte arcades distintos, circuitos de karts patrocinados por Nascar, anuncios de Dollywood, el parque temático en honor a Dolly Parton…
¿Y existe la política, existen esas olas unamunianas en este mar que nos resulta tan extraño y tan incomprensible a los españoles? ¿Existen Obama, Hillary y McCain a lo largo de este trayecto? Por lo pronto, el número de coches que lucen pegatinas de apoyo a tal o cual candidato en el cristal de atrás va disminuyendo a medida que nos adentramos en Kentucky y Tennessee. Y uno se pregunta qué tendrán que ver Eliot Spitzer o Geraldine Ferraro con estos campos y con estos pueblos. Pero luego uno se da cuenta de que Sevilla, Santiago o la misma meseta castellana que contemplaba Unamuno les resultan igualmente extraños a los Kentuckianos; y que eso del mar y las olas se aplica tanto a Estados Unidos como a España como a cualquier otro país; y que es tan probable que el gerente de un campo de mini-golf esté viendo una intervención de Obama por la tele cuando no tiene que atender a los clientes como que el propietario de una tienda de armas en Toledo esté leyendo El Mundo tras el mostrador.
Y no me refiero a Toledo, en el estado de Ohio.

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6
comentarios
1 jose32, día

"Toledo con Obama" Pobre Bono, ya ni siquiera Toledo.

2 Goblin77, día

No puede ser... Los artículos de la Teletienda, ¿los encuentras también en las tiendas? ¿No son de venta exclusiva por teléfono? ¡Qué desilusión! ;) Ahora en serio: me ha gustado mucho el estilo de este "road movie-blog".

3 anderhl, día

Es curioso como el reverso tenebroso de este blog (http://www.elmundo.es/elmundo/2008/03/12/cronicasdesdeeeuu/1205278073.html) trata el asunto del "putero". No mencionan ni una sola vez que el "putero" es demócrata. Eso sí, al final queda clara una cosa:"en el ranking de recientes escándalos sexuales, y pese a la caída del Emperador de Nueva York, los republicanos sigue llevando la iniciativa. En fin, "elMUNDO es el periódico de izquierda que lee la derecha"(Losantos dixit).

4 aah, día

Qué preciosa crónica, de verdad. Y qué envidia. A mediados de los noventa viví en Jackson, TN por un poco más de un año. Pork, grits, hashbrowns, las mejores de todo US, 200 iglesias en un pueblo de menos de 50,000 habitantes y, a pesar de las miles de cosas que pueden dejar al extranjero boquiabierto, todo el encanto del Sur en cada esquina. Es un estado maravilloso, no dejes de ir en otoño. Simplemente espectacular. Obama... acabo de verlo en Anderson Cooper diciendo que no sabía nada de las "tendencias" de Wright hasta anteayer. Qué jeta. Otro que se entera por los periódicos de las cosas. Hay que j---- para no caerse. Y qué bien para McCain... qué espectáculo el del Partido Demócrata, qué cosa. Y mientras anteanoche Bush le sacó a McCain más de 8 millones en una cena. Como las cosas sigan así hasta finales de agosto, esto va a ser un paseíllo.

5 anderhl, día

Los demócratas se están comiendo entre ellos, mientras los republicanos observan el espectáculo en silencio, esperando al vencedor. Que saldrá tan debilitado, que sólo tendrán que darle un golpecito para mandarlo a la lona. Ellos que se proclaman defensores de las minorías, están dando un espectáculo con la "negritud" de Obama bochornoso: que si le votan muchos negros, que si está ahí por ser negro, que si el cura que casó al matrimonio Obama alienta el odio racial.....

6 hervazar, día

Me ha gustado mucho el artículo. Yo vivo en Los Ángeles, pero tengo muchas ganas de visitar la costa Este. Este país es sorprendente, aunque a veces desde España se contempla con cierta condescendiente superioridad ("Estos americanos"). Y sin embargo se pueden aprender muchas cosas de la sociedad americana. En Los Ángeles solamente oigo hablar de Hillary o de Obama. Rara vez oigo hablar del candidato republicano. Particularmente, en mi entorno de trabajo, que es afro-americano en su mayoría, solo se oye hablar de Obama y se ven fotos y pegatinas de Obama. Es como si nadie contara con McCain.